7/6/23

Showing Up

¿Dónde ambientarías un universo de personajes excéntricos y situaciones excéntricas para que no pareciese excéntrico? Exacto: una escuela de Bellas Artes.
Toda la película está encerrada en ese microcosmos. La escuela, los barrios de los alrededores, profesores, alumnos. Por todas partes hay gente creativa haciendo cosas creativas.
Kelly Reichardt apuesta fuerte, como siempre. Obviamente esta película no tiene ninguna vocación comercial. Está dirigida a un público muy minoritario capaz de aceptar un producto extravagante.
Seguimos a Michelle Williams durante unos días. Su proyecto para una exposición, anécdotas con su madre, padre, hermano, profesores, alumnos, un gato, una paloma, una ducha sin agua caliente. Detalles nimios, intrascendentes, cotidianos.
Me resulta inquietante ver el solipsismo en que se mueven todos los personajes, encerrados en sí mismos. La creación procede, parece ser, de un autismo global. Es lo que menos me gusta de la película. Los personajes parecen clones, todos idénticos en su carácter, en su forma de actuar y relacionarse.
Como la película está compuesta de meras anécdotas pudo terminar en cualquier momento o durar mucho más. Creo que ahí está el mérito: en mostrarte un espacio en el que, si te encuentras a gusto, un sitio en el que no pasa nada, puedes dejar que transcurran minutos y minutos, asentarte en ese pequeño manicomio y mirar lo que hacen los otros locos. O seguir a tu rollo creativo.
Los que apreciaron las anteriores pelis de la directora, Meek’s Cutoff o First Cow, tal vez piensen que es su rollo. Pero no necesariamente.

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