6/6/22

Borgen: Reino, poder y gloria. Temporada 4

Las chispas saltan en el minuto uno. Hay una nueva primera ministra en Dinamarca y Birgitte vuelve a ser ministra de exteriores en gobierno de coalición. En Groenlandia encuentran petróleo y los derechos de los groenlandeses chocan con las políticas ecologistas de Dinamarca.
Borgen nunca fue El ala oeste de la Casa Blanca porque nunca necesitó ser idealista. El país menos corrupto del mundo escarbaba en otros defectos de su política, particularmente en cualquier apunte que pudiese socavar la democracia. Pero esa ausencia de idealismo no significa que no exista el buen rollo. En el fondo se trata de publicitar su sistema político. Tan liberal que hasta los comunistas lo son de algún modo. Y eso es muy evidente en el final de esta cuarta parte realizada 9 años después de la tercera. O de resucitarla en una nueva historia, como se quiera ver.
La serie incide mucho en la soledad del poder. O en cómo el poder engendra soledad. O en que es un círculo vicioso. El poder destruye familia y relaciones. Cuando no tienes familia y relaciones, lo que te queda es el poder. Y te agarras a él. Porque es lo único que te queda. Birgitte hará su viaje más oscuro.
Obviamente la categoría moral que Birgitte Nyborg exhibe no la conocemos por aquí. Ni la conoceremos. Ni en ningún universo real. Eso no quita para que la trama sea muy interesante. Cómo el petróleo engendra conflictos con Estados Unidos, Rusia, China… Cómo toca a la economía, la ecología, la justicia…
Muy entretenida, bien escrita y bien editada. Hay intriga y todo resulta comprensible. También está muy bien su mirada a los conflictos laborales desde el periodismo. Qué bien actúa Sidse Babett Knudsen
Me encanta el personaje del embajador del Ártico en funciones.

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