5/6/22

Interceptor

Dicen en la peli que en Estados Unidos sólo hay dos bases interceptoras de misiles nucleares. Una está en Alaska. La otra es una base en medio del Pacífico. Allí destinan a la capitana Collins. Y no está contenta. Por muchos motivos.
Cuando unos terroristas acceden a la base, Elsa Pataky se pone en modo Chris Hemsworth, en modo Bruce Willis, en modo Sylvester Stallone. Hace cosas que no haría Rambo.
La película es mala y se le pueden criticar muchísimas cosas. Pero para una peli de este género sólo una de las críticas es válida. Porque comete el error que cometen casi todas las imitadoras de La jungla de cristal: no apuestan por el humor. Y una peli así exige que haya mucho humor. Cuando se toma en serio a sí misma y busca el drama, el conflicto sobre el #MeToo, sobre la lealtad al país, sobre la moralidad, cuando se cree con derecho a ser profunda, se derrumba.
Ése es el verdadero problema. No tiene sentido criticarla por la falta de verosimilitud, los personajes estereotipados o cualquier otra cosa. Todo eso viene con el paquete.
Otro ejemplo: el vendedor de televisores de Los Ángeles. Ese personaje debería tener muchísimos más golpes de humor o no existir. Su presencia es un pegote, un capricho de Hemsworth muy tontorrón. La escena inter-créditos habría tenido gracia si le hubieran dado más cancha.
La parte de acción es entretenida. La capitana tiene imaginación para cargarse a los tipos. Hay un par de muertes muy simpáticas. La idea no era mala y es una pena que no hayan sabido aprovechar los puntos fuertes.

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