23/6/22

Reyka. Temporada 1

Cadáveres de mujeres en la plantación de caña.
Hay mucho contenido en esta serie. Sin una buena edición pudo ser un caos acumulativo. Pero no lo es. De tono realista y crudo, esta serie sudafricana se desenvuelve bien en muchos niveles.
Empecemos por Reyka. Secuestrada a los 12 años, logró fugarse a los 16, se hizo policía, trabajó en Scotland Yard, volvió a Sudáfrica. Rechaza el contacto de su hija, mantiene una peculiar dependencia con su secuestrador encarcelado, tiene una inteligencia avispada para captar la psicología de los criminales… Una mezcla emocional lograda.
La planificación trabaja también con habilidad las elipsis. Planos breves para determinadas secuencias que dejan intuir al espectador sin necesidad de explicar verbalmente. No obvia algunos momentos macabros dentro de ese tono de dureza realista ni algunas escenas de acción contundentes.
Además está la complejidad de Sudáfrica que abre la posible motivación del asesino: brujería, sicarios, asesino en serie… Y el telón de fondo: la devolución de tierras, el racismo persistente, la corrupción, los jefecillos territoriales, predicadores, la comunidad india, la mafia de los taxistas…
Tiene sus defectos. Creo que 6 capítulos, en lugar de 8, le habrían venido bien. No es muy redundante, pero algunas cosas sobran. Cae también en algún cliché en ocasiones, especialmente la secuencia final de la hija. Previsible, tópica y, sobre todo, absurda. ¿Qué creían que iba a pasar? Lo veíamos venir todos. Además dejan un fleco sin resolver: el asesinato de cierto hombre.
El conjunto me ha gustado. Tal vez porque es Sudáfrica y eso ofrece, ya de entrada, situaciones diferentes. No es muy original, pero el contexto ayuda bastante.
Iain Glen hace un papel muy perturbador en la línea de Hannibal Lecter pero más sutil.

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