The Umbrella Academy. Temporada 3

Estoy dispuesto a conceder que el argumento, entendido como desarrollo de una trama, tal vez no sea su punto fuerte. Si lo miramos fríamente nos han contado la misma historia 3 veces con ciertas variaciones. Pero hay más imaginación visual, más ocurrencias narrativas de corto recorrido, más fuerza en sus secuencias aisladas que en docenas de series juntas. Veo los primeros 15 minutos de esta temporada y redescubro por qué me gusta el cine. Todo vale. No es necesario atarse a convencionalismos, a estructuras prefabricadas. Me gusta no saber qué ocurrirá en el segundo siguiente.
Y eso sucede porque estos chicos jamás, bajo ningún concepto, se ponen de acuerdo. Siempre discuten, van a su aire, no informan a los demás. Complican todo y, finalmente, el caos provocado, se soluciona no porque se unan sino porque cada uno sigue a lo suyo. Ayn Rand estaría muy satisfecha con estos descerebrados.
Pero es que cuando sabes que viene una pelea te sorprenden con un baile, cuando esperas una bronca hacen las paces, cuando toca hacer algo no hacen nada. Y ahí están los niñatos superhéroes traumatizados por su educación, tratando de dar lo mejor de sí mismos y provocando apocalipsis allá por donde van.
Dicen que es una serie que debería acabar en breve. Disiento. Porque aunque me cuenten otro apocalipsis, otra vez la misma historia, me lo contarán de una forma que nadie ha hecho.
Me siguen sorprendiendo, cuidan muchísimo la estética y tiene una banda sonora espectacular. A mí me vale.