Hay tres centros ideológicos. Por un lado está el racionalismo de Cora (Claire Danes), por otro lado las supercherías del pueblo y, finalmente, el equilibrio de fe y razón del pastor Will (Tom Hiddleston). La serpiente viene a servir de metáfora y detonante. El darwinismo de Cora le lleva a pensar que puede tratarse de un plesiosaurio extraviado ya que hay restos fósiles abundantes en la zona. Los lugareños piensan que es un castigo divino, tal vez un conjuro que hicieron las adolescentes, tal vez por culpa de la recién llegada. Y Will supone que debe ser un animal indeterminado, que no hay más, que la fe se usa para otras cosas.
Ese choque de mentalidades provoca los problemas, situaciones que empeoran progresivamente. ¿O es la maldición de la serpiente? Porque hasta el equilibrado Will siente la tentación, la inclinación por la culta londinense recién llegada. Y empieza a pasar más tiempo con ella que con su mujer. ¿Es el mal inexorable que trae la criatura demoníaca o es la debilidad humana que todos llevamos dentro?
Aparecen otros personajes con otros matices ideológicos. El médico cientifista, la amiga y sirvienta socialista…
La serie no logra ser todo lo profunda que quisiera. O eso me parece a mí. Algunas cosas se quedan en el aire, otras están demasiado explicadas. Aun así me ha parecido interesante. Se evade de fiestas y tacitas de té, de los clichés asociados a lo victoriano. Cuando presenta una fiesta es diferente a lo que estamos acostumbrados a ver. Lo rural y lo urbano tienen un aire diferente, el guión fluye sin atarse a manuales.
Original, sugerente en bastantes momentos. Otra producción británica cuidadísima esta vez de la mano de Apple TV+.
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