-¿Quién
habría dicho que el viejo tuviera tanta sangre?
Joel trabaja solo, esta vez, sin su hermano Ethan. Lógico. Es una película personalísima, diferente a cualquier otra cosa que hayan hecho anteriormente. Es un capricho extraño, una de esas cosas que uno tiene en mente durante años y que decide, finalmente, expresarla. Como si una bruja le hubiera dicho que era el momento.
Joel salta un siglo atrás y
se instala cómodamente en un estilo que tiene mucho del expresionismo alemán y
toques de Dreyer. Decorados falsos, escenografía sobria, contrastes de
luces y sombras, planos forzados o casi abstractos. Blanco y negro, desde
luego. Formato de 4:3.
Lo
interesante es que Joel Coen tiene realmente la capacidad de interpretar
la obra literaria. No la adapta literalmente como muchos, no hace rarezas como
otros pensando que son originales. El director elabora su propia versión, la
imagina a su modo manteniéndose fiel. Y la vuelca visualmente con una fuerza
enorme apoyado en una fotografía fascinante.
No es para grandes públicos. Pero tampoco es compleja. Tiene un tempo perfecto pues deja la obra teatral en 100 minutos, centrándose en lo que para él es importante: la conciencia implacable, el remordimiento por el mal causado. Denzel Washington y Frances McDormand, como siempre, impecables.
Éstas son la clase de cosas que entiendo por cine. No lo de Marvel. Que como entretenimiento está bien (a veces), pero oiga, un respeto: la diferencia es evidente. Aquí hay un autor con una visión.
Qué mal rollo da esa bruja contorsionista.
Joel trabaja solo, esta vez, sin su hermano Ethan. Lógico. Es una película personalísima, diferente a cualquier otra cosa que hayan hecho anteriormente. Es un capricho extraño, una de esas cosas que uno tiene en mente durante años y que decide, finalmente, expresarla. Como si una bruja le hubiera dicho que era el momento.
No es para grandes públicos. Pero tampoco es compleja. Tiene un tempo perfecto pues deja la obra teatral en 100 minutos, centrándose en lo que para él es importante: la conciencia implacable, el remordimiento por el mal causado. Denzel Washington y Frances McDormand, como siempre, impecables.
Éstas son la clase de cosas que entiendo por cine. No lo de Marvel. Que como entretenimiento está bien (a veces), pero oiga, un respeto: la diferencia es evidente. Aquí hay un autor con una visión.
Qué mal rollo da esa bruja contorsionista.
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