23/1/22

El callejón de las almas perdidas

150 minutos son excesivos, muy excesivos, para contar lo que cuenta.
Guillermo del Toro fía todo a su estética. Y es verdad que siempre rueda bonito. Filma con elegancia el feísmo de su primera hora en el circo y filma con preciosismo el mundo del glamur posterior. Pero eso no es suficiente para mantener el ritmo, la tensión.
Seamos claros: la primera hora es un mero capricho. Es un prólogo estirado exageradamente para mostrarnos de donde le viene al protagonista su habilidad para mentir y estafar. Y para conocer a la chica. Una película previa a la película posterior de hora y media que realmente quiere contar.
Se me hizo más llevadera esta segunda parte, su trama de intriga, de cine negro de aire clásico, con su mujer fatal (Cate Blanchett, inmensa, la mejor) pero incluso ahí se nota el exceso.
En el cine de del Toro siempre hubo monstruos. Monstruos metafóricos, alegóricos, simbólicos. Monstruos que eran monstruos y monstruos que emanaban bondad. Siempre apariencia de otra cosa.
Aquí los monstruos son los humanos. Cosa lícita. Pero son monstruos sin nada detrás. Humanos malvados. Sin más. Creo que ese es el principal problema a la hora de leer la película. Sólo Rooney Mara tiene bondad.
Así que hay momentos buenos, escenas potentes, pero dificultad para ensamblar el todo. A veces los minutos pesan mucho. No es mala película y sospecho que será la peli más interesante de del Toro para aquellos a los que nunca gustó del Toro. A mí no me ha llegado tanto como otras aunque la he disfrutado por su estética.
En el reparto: Bradley Cooper, Rooney Mara, Cate Blanchett, Toni Collette, Willem Dafoe, Richard Jenkins, Ron Perlman, David Strathairn y Tim Blake Nelson de caramelo final. Así cualquiera.

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