Rosebud no explicaba al Ciudadano.
Sigue siendo solamente un Individuo.
Eso es lo bueno: es inagotable.
Como ocurre con todo el buen cine.
Como ocurre con la vida.
Crítica y opinión de cine y series.
10.
1x08 de Bruja Escarlata y Visión.
Ruptura de la cuarta pared y Elizabeth Olsen sale de su mundo irreal a
los focos y las butacas. Fabricamos mundos para conocer este mundo. 9.
La secuencia de la tormenta de polvo en Noticias
del gran mundo. 8.
Iba a mencionar el primer salto al vacío de Naomi Nagata por su
espectacularidad, pero me quedo con su segundo salto al vacío en el 5x10 de The Expanse por su sobriedad. Menudo
plano acongojante. 7.
Mebh aullando en la muralla en Wolfwalkers. 6.
Bertil, el ladrón, llorando al ver su retrato en La pintora y el ladrón. Qué bien construida está esa escena. 5.
Steve Martin dando tumbos en el 1x10 de Sólo asesinatos en el edificio. Divertidísimo. 4.
La muerte por asfixia de almohada en Una
joven prometedora. Una escena que deja politraumatismos. 3.
La escena del baile y los espejos de Última
noche en el Soho. 2.
La secuencia de apertura de Un lugar
tranquilo 2. Todo un ejercicio de sabiduría fílmica. 1.
El plano secuencia inicial de El amor
en su lugar: crea la atmósfera, presenta los personajes y marca el
ritmo de la historia. Algo más de diez minutos para engancharte sin remedio. Voy
a hacer algunas menciones especiales porque me ha costado dejarlas fuera.
Estarás de acuerdo en que hay que citar The
Nevers 1x03 y la alucinante pelea de Odium caminando sobre el agua y
Amalia bajo ella. También me llamó mucho la atención la discusión familiar del
2x03 de Para toda la humanidad.
Muy bien escrita, desarrollada e interpretada. Y una última, el 1x13 de Debris. La sorpresa me noqueó. Tuve
que repetir la escena para volver a verlo. Y luego otra vez para flipar con lo
que Otto había hecho. El actor, ese actor.
No
he visto, desde luego, toda la irregular filmografía de Paul Schrader,
pero de las cosas a las que he echado el ojo ésta me parece la mejor. Una
historia bien contada con estupendas interpretaciones. No
va de póquer. Digamos que el póquer es la profesión, a medias, del
protagonista. El que espere ver una peli sobre el juego, sobre jugadas
brillantes, sobre engaños y sorpresas se equivoca de película. William
Tell salió de la cárcel (ya averiguaremos por qué estaba allí) y se puso a
ganar dinero con discreción jugando a las cartas. En relación con el juego
conocerá a La Linda. En relación a su pasado conocerá al joven Cirk. Y
ahí William encontrará, tal vez, un hueco para redimirse, aunque sea sólo un
poquito. La película se convierte en una trama moral, con un poso ético muy
específico. Los tres personajes se desarrollan y evolucionan sorteando clichés.
Casi siempre. Una vez más no me gusta la parte romántica. Es
una historia de gente herida, de pasados traumáticos. Cirk será la mano de
cartas aleatoria: redención o condenación. De Tell depende cómo las juegue. Y,
en el fondo, tal vez ocurren ambas cosas y nos resulte imposible juzgar. Muy
buenas interpretaciones de Oscar Isaac,Tiffany Hadish y Tye Sheridan. Paul Schrader ha
tenido esta vez el sentido común de no trabajar con Nicolas Cage. Cuando
veas al personaje de William lo entenderás.
No
es tan ácida ni tan divertida ni, desde luego, tan incisiva como debería y
querría. No
esperaba gran cosa de Adam McKay pero el tema era lo bastante sugerente
como para facilitar las cosas a los guionistas. Esta película debió ser una
especie de Aterriza como puedas
y se queda en, no sé, una película de Adam McKay. Un
cometa impactará con la Tierra en medio año, día arriba, día abajo. Hay que
destruirlo. Pero a un geniecillo tecnológico (híbrido de Steve Jobs y Elon
Musk) se le ocurre que es mejor desfragmentarlo, aprovechar sus riquezas y
crear la paz en el mundo. El
director critica a los políticos, los gurús tecnológicos, los periodistas, el
sensacionalismo, los negacionismos, las redes sociales… Pero, en fin, tiene un
par de frases ácidas para cada uno de ellos y poco más. No es capaz de penetrar
en lo esencial de la superficialidad del mundo en que vivimos salvo mencionándolo
explícitamente. Hay un reparto de lujo que pocas veces logra ofrecer lo mejor
de cada uno de ellos. Veo
poco ingenio. Tira por el camino fácil en chistes y situaciones. Hay un par de
escenas más, al comienzo y al final de los créditos, que tratan de evitar la
decepción de un final ramplón pero que no dejan de ser otro par de
chistecillos.
Base
lunar Balhae. 117 personas murieron hace 5 años por una fuga radiactiva. O eso dicen.
Ahora, una nueva misión, busca una muestra de algo que nadie sabe en qué
consiste. O eso dicen. Se dicen muchas cosas pero ninguna parece cierta. Tiene
un problema de ritmo preocupante. Y es una pena porque también hay cosas muy
buenas. Ese deambular sin propósito por pasillos y túneles, esas explicaciones
repetitivas, ese demorarse en situaciones innecesarias, lastran una serie que
tenía un magnífico potencial. Agua.
La Tierra se muere por falta de agua y, en la Luna, el agua juega un papel
determinante. La serie plantea bien la investigación científica, los problemas
de supervivencia y los misterios. Pero le sobra la mitad del metraje. Evade
bien los tópicos. Por ejemplo, cuando imita cierto aspecto de Alien 2, lo hace de un modo muy
perturbador y original. Pero en este caso, como en todos los otros, confunden
lo meticuloso con la parsimonia. Está bien cuidar detalles pero demorarse en
exceso en ellos llega a aburrir. La serie es una sucesión de estados
anestésicos alternando con sorprendentes eventos. El
final me encantó. Supongo que a mucha gente le parecerá excesivo pero me gustan
esas apuestas tan fuertes. Si es el cierre me parece genial. Si están pensando
en una segunda temporada deja unas posibilidades espectaculares.
-No
molestaré. Mataré a Barton, picaré algo y luego me iré. Me
gusta mucho la interpretación de Jeremy Renner. No me gusta que Vera
Farmiga sea tan inconsistente en su psicología, tan sin explicar en sus
reacciones. Me gusta cómo están rodadas algunas secuencias de acción (esa
persecución en el 1x03 con la cámara haciendo panorámicas desde el interior del
coche). No me gusta cómo están rodadas muchas otras. Me gusta la dinámica
divertida entre Jeremy Renner y Hailee Steinfeld porque suena
sincera. No me gusta su dinámica drama porque suena falsa. Lo
mejor, no obstante, está en el 1x05. Ese encuentro entre la aspirante a nueva
Ojo de Halcón y Florence Pugh, la nueva Viuda Negra. Esa conversación alrededor
de unos macarrones, calándose la una a la otra. Escena que tiene su epílogo en
el 1x06 en una pelea muy divertida. Las dos juntas son muy graciosas. La
gran ventaja de esta serie es que no se toma demasiado en serio a sí misma. Hay
muchas bromas y algunas bastante locas (la mafia del chándal y ese camión que
se encuentra con esa flecha en el último capítulo, por ejemplo). Eso
es lo que siempre he pedido a Marvel y pocas veces me da: dinámicas locas de la
gente con pijamas. La profundidad trascendental en torno al Capitán América, el puritanismo
heroico de Spider-man, la
innecesaria redención de Loki y otras cosas similares me agotan en el minuto
dos. En esta ocasión, pese a sus defectos, se dejó ver.
Hay
algo que Sorkin no sabe: que Lucille Ball era más inteligente e
ingeniosa que él. Lo que él tarda horas en hacer ella lo hacía en minutos. Sorkin
es un director que convierte a todos los personajes en extensiones de sí mismo.
Todos hablan, piensan y actúan como él. En realidad como la imagen que él tiene
de sí mismo. Quiero decir que ser más listo que los demás está muy bien hasta
que te topas con alguien más listo que tú. Entonces deja de estar tan bien. Hay
algo que Nicole Kidman no sabe: que Lucille Ball era divertida
hasta en su vida privada. Hasta cuando estaba cabreada. Era intrínseco a la
cinética de su movimiento. Una cómica nata. Nicole Kidman se ha esmerado
con la voz y bastante con la gestualidad pero no me la creo nunca como
divertida. Está siempre seria siendo Lucille Ball. En cuanto deja de ser Lucy
para ser Lucille no la veo. La
estructura no me parece muy acertada. Las partes documentales introducen los flashback. Me resulta extraño y hasta un
poco confuso en ocasiones. Aceptable,
nada más. Creo que sigue sin hacer justicia a I Love Lucy y a su intérprete, una de las figuras más importantes
de las series de televisión. ¿Dónde están sus mejores gags? ¿Dónde los
invitados especiales, desde los hermanos Marx a Orson Welles? ¿Dónde la
trascendencia de la invención de la sitcom?
Sí citan algunas cosas que ideó Desi para sacudir la producción. Pero se
dejan otras muchas. Estados Unidos se paralizaba durante su emisión. ¿Dónde
queda eso reflejado? Javier Bardem. Creo que es excesivo
pedirle a un actor español que hable inglés imitando acento cubano. Y desde
luego no se parece en nada a Desi. Pero hace un papel notable. También
están estupendos J.K. Simmons, Nina Arianda, Tony Hale (el
papel más serio que le he visto interpretar), Alia Shawkat como
guionista… 60
millones de espectadores cada semana. Todos al mismo tiempo. Hay algunas series
que cacarean mucho (Lost, Juego de Tronos) haberse acercado a
la mitad.
1.
Denis Villeneuve es de los que, cuando pillan un carril, no hay quien
lo saque. Su próximo proyecto: Cita
con Rama. Más cerca de La
llegada que de Dune. 2.
Habrá Padre no hay más que uno 3.
Normal. Parece que es lo único que consigue dar dinero en España. 3.
El otro día decía Garci en Cowboys
de Medianoche que las dos mejores películas del año eran El amor en su lugar y Un lugar tranquilo 2. Aunque esta
última suene exagerada estoy bastante de acuerdo. Entiendo que se refiere a la
mejor dirección: planificación, estructura, montaje en paralelo, ritmo… Y así
va a empezar mi lista de momentos favoritos del año. 4.
Y me voy corriendo a ver Mar de la
tranquilidad. Esta sí es una serie coreana que se acerca a mis gustos.
Una expedición a la luna y gente muerta misteriosamente.
Ayer
dije que no le veía mucho sentido al remake
de West Side Story. Tampoco le
veo mucho sentido a esta secuela de Matrix
pero al menos comprendo que Lana Wachowski quiera hacer dinero después
de convertir en ruina todo lo que ha tocado en los últimos años. Terminator y Star Wars descubrieron que, cuando la habías pifiado a base de bien, una buena idea, al menos en lo comercial, era reiniciar la historia. Contar lo mismo pero de otra manera. Así que aquí vuelven a hacer lo mismo. Tiene
escenas espectaculares. Pero nada que ver con
el impacto que supuso Matrix
en 1999, nada tan nuevo y ni siquiera tan bien rodado. Aquella dio un vuelco al cine, rompió moldes, estableció unas nuevas
reglas. Tanto por técnica como por contenido. Era la profecía del siglo XXI, la
película de su tiempo. No
hay nada revolucionario en ésta. Es, eso sí, suficientemente entretenida, loca,
bastante meta (demasiado), muy referencial (también demasiado), hasta cierto punto juguetona con su mitología y
casi siempre con un buen ritmo. Hay humor que unas veces funciona mejor que otras. Me
gustó, sobre todo, el tiroteo en el tren y cómo fluye hacia la matriz. No
me gustó nada Neil Patrick Harris. No me lo creo en su papel. En ninguno
de sus dos papeles. La que está muy bien en su rol es Jessica Henwick. No
aporta nada nuevo, creo que abusa en la mímesis de alguna de sus escenas pero no aburre. Innecesaria, como las partes 2 y 3, pero mejor que ellas,
tratando de encontrar una nueva vía. Además,
aunque nada de todo ello te guste, al menos nos quedan las gabardinas de cuero
hasta los pies. Y eso siempre mola.
No
sé cómo evaluar esto porque no entiendo su finalidad. Hacer
algo novedoso carecería de sentido pues estropearía la película original. Pero,
¿tiene sentido repetir la original? Spielberg es respetuoso. O todo lo
contrario. ¿Qué me quiere contar? ¿Que él la habría hecho mejor en su momento?
Está muy bien, muy pulida, muy afinada. Porque tiene medios mejores y la
experiencia de lo que funcionaba mejor y peor. En
esta película el espectador busca una respuesta: ¿qué relevancia tiene hacer la
versión? Yo no la veo. Estoy sin respuesta. Y sospecho que eso sucede para la
mayor parte del mundo y que por ello la recaudación ha sido tan desastrosa. 100
millones ha costado (¿por qué?) y 10 recaudó en su primer fin de semana en
Estados Unidos y Canadá. Más
allá de esa maravillosa técnica de encuadres y planificación llega la segunda
pregunta. Si vuelvo a ver West Side
Story en el futuro, ¿cuál elegiré? ¿La original o la de Spielberg?
Sin duda la original. Veo
fascinado la película por esas texturas de la fotografía, esos cuidados
movimientos de cámara, esa iluminación. Y al mismo tiempo soy incapaz de entrar
en ella porque nunca encuentro una razón para su existencia. No
la entiendo ni entiendo qué sentido tiene para el director.
Imagino
que se terminó, que han cerrado con la tercera temporada, la mejor. Tiene un
ritmo mucho más conseguido. Los Robinson no quedan varados en un planeta toda
la temporada. Hay tres planetas, muchas situaciones diversas y la sensación de
peligro inminente, de persecución continua, está más conseguida. Todo
les pasa a los Robinson. Bueno, a los Robinson, Don y la doctora Smith. No
salen de un lío y ya se han metido en otro. Con la muerte siempre a un
milímetro. Will
Robinson alcanza el protagonismo principal. El niño que conocimos hace 3 años
se ha convertido en un bigardo casi irreconocible. Bromean bastante con ello y
lo mucho que ha crecido. Siempre que trabajas con niños te pasa eso. De pronto
dan el estirón. Veremos si logramos tragar con lo que nos echen en Stranger Things. En
cualquier caso creo que la mitología creada alrededor de los orígenes de los
robots es bastante sugerente. Podría haber dado para mucho más. Y es un punto
interesante para seguir en un futuro, si se quiere. Mis
sensaciones globales son diversas. Me parece que había muy buenas ideas no
siempre ejecutadas del modo correcto. Pero por otra parte el nivel de
producción es bastante bueno y los efectos especiales muy adecuados. Creo que
terminó pesándoles la lentitud de algunas tramas iniciales y la prisa por
cerrar en el final. En
cualquier caso es una serie familiar bastante digna y suficientemente
entretenida.
Un
dramón de los gordos. No sé si las fechas navideñas son las más adecuadas para
estrenar esta película en cine. Tal vez sí porque tiene una mirada especial. John
es limpiacristales. Tiene un hijo de 4 años. Su esposa les abandonó. Ahora él
tiene un cáncer terminal y busca una familia que adopte a su hijo. Una
de esas pelis sobre vidas complicadas. Hay muchas y raras veces aportan algo.
Aquí hay dos cosas que me interesan. Una en su mensaje y otra en su estructura. El
mensaje: el padre jamás se preocupa por sí mismo. Su cabeza gira únicamente
sobre el bienestar de su hijo. La
estructura: es lo que diferencia esta película de otras por el estilo. La
película es, en realidad, una serie de entrevistas con posibles padres adoptivos.
John sabe que entregar a su hijo en adopción es la decisión más importante de
su vida. Y en esas entrevistas vemos todo tipo de gentes: ricas, económicamente
modestas, interesadas, enormemente egoístas, posesivas, generosas… Y,
de ese modo, la trama gira más sobre cómo John percibe a la gente que sobre el
propio John, gira sobre temas importantes, sobre la muerte, la dignidad de un
padre (las feministas contra el heteropatriarcado tendrán un problema con esta
peli), lo definitivo para educar un hijo, las vidas complicadas de los demás… Nunca
sentimental y por ello muy efectiva desde el punto de vista dramático. Sin ser muy
innovadora es una película que destaca dentro de su género. Muy
buena interpretación de James Norton.
Otra
más. La misma de siempre. Con los errores habituales de Marvel. Creo
que el 90% de la película transcurre de noche o en salas oscuras. Así que
cuando me dicen que los efectos son buenos no me lo creo. Porque quedan
deslucidos, están tapando errores, escatiman en presupuesto. Lo
diré también otra vez: demasiados personajes. Demasiados Spideys, demasiados
villanos, demasiados secundarios. Y como no saben qué hacer con tantos es
preciso ocultar alguno durante un rato, con excusas tontas e inverosímiles. El
modo de aparcar a Doctor Extraño es de lo más estúpido. La
muerte, una vez más, no alcanza la fuerza dramática necesaria. Algo mejora respecto a pelis anteriores, pero no fuerzan la cosa demasiado. La
mecánica del guión idéntica a todas. Ni una sola sorpresa en su desarrollo. La
pelea final de 20 minutos se me hizo especialmente inaguantable. En algunos
momentos realmente no sabes qué está pasando. Y
sí. Hay golpes de humor divertidos que es lo único que la hace llevadera. No sé
si ésta es el inicio de un nuevo ciclo tras los prólogos de Viuda Negra y Venom y Eternals o si es otro prólogo o qué es. Tengo claro que es un
batiburrillo muy prescindible, con mucho dinero y parafernalia, pero con muy
poco cine detrás. Veré
seguro la de dibujos animados y seleccionaré mucho las demás. Pero el nuevo
ciclo de Marvel tiene muy poco de novedad. No puedo decir que sea mala pero, ¿cómo
se puede hacer algo tan mediocre con un reparto tan descomunal? Sólo para fans. Si alguien llega de nuevas no entenderá prácticamente nada.
1.
Cualquiera que vea El amor en su lugar
sabe que debería encabezar las nominaciones a los Goya y ser la candidata
española al Oscar. Cualquiera sabe que es la mejor película, la mejor dirección
y la mejor edición. Por lo menos. Como los Goya buscan otra cosa, no sé cuál,
pero no es el cine, no diré de ellos ni una palabra más en esta edición. Ya
está. Me he enfadado. 2.
Cowboy Bebop no tendrá segunda
temporada. Lo veo lógico. La cuestión es que estos errores garrafales deberían
verse antes, en el momento de la producción. Ahí debe descubrirse que un showrunner no es el adecuado, que se le
está yendo la pinza, que no es fiel al material. 3.
Ahora mismo lo que me interesa de Spider-Man:
No Way Home es su recaudación de taquilla. Se espera que sea el mejor
estreno de la pandemia. A ver si mañana puedo hablar de algo más interesante
que no sea el dinero. 4.
Paul Thomas Anderson va en contra de Scorsese y Ridley Scott
en lo que se refiere al cine de superhéroes. Dice que le gusta, que llena las
salas y que, por tanto es beneficioso económicamente.
Cuatro
desconocidos se reúnen, a través de una aplicación, para viajar en coche de
Madrid a Cieza. Durante el trayecto el conductor parece actuar de forma rara. La
idea me parece buena. Le habría gustado a Hitchcock. El
guión necesitaba bastante más trabajo. Pese a la duración de 80 minutos se hace
larguísima. Habría necesitado construir mejor el suspense. Trabajar en las
miguitas de pan, en las pistas, los elementos de duda. El
problema más doloroso son los diálogos. La primera media hora (o algo así) es
un horror. Diálogos en los que nadie ha puesto esfuerzo, forzadísimos,
inverosímiles. Lastran la película de modo irreparable. Luego mejora algo,
cuando la trama se instala al fin. Pero incluso ahí, en el momento de clímax,
cuando van a llegar las explicaciones, se comprueba la dejadez en la escritura,
cuando a Ana la obligan a repetir una y otra vez lo mismo, sin añadir nada
nuevo. Pobres
actores. La paranoia nos parece exagerada por su artificio, porque nos lo dicen
toscamente, sin mostrarlo con una sugerencia sutil, un diálogo taimado, una
acumulación de comentarios de doble interpretación. Queda
eso: una buena idea y la dejadez para la escritura tan frecuente en España. Eso
no es problema de presupuesto. Es falta de confianza en el producto. Y resulta
que el producto era bueno. Espero que Martín Cuervo, dentro de unos
años, haga un remake de su propia película, pero esta vez usando más de 200
palabras diferentes. Eso está bien para los adolescentes pero no para una
película.
En
India sí que saben hacer labor policial. A la antigua. ¿Detienen a alguien? La
inspectora Kasturi Dogra le arrea unos bofetones. ¿Interrogatorio? Bofetones.
¿Una francesa pone una denuncia? Bofetones. Para que no se calle nada. Y
funciona. Si es que en occidente no nos enteramos. Me
costó un par de capítulos meterme en la trama. A sus códigos, situaciones, multitud
de personajes, montaje… Hay saltos culturales que no son fáciles de asimilar.
Aquí, por ejemplo, ves un hombre con corbata y determinado escenario y sabes
que es un político. Allí ves saris y gorros y tardas un capítulo en saber si es
magistrado, político, hombre de negocios… Para cualquier indio seguro que es
reconocible de inmediato. Eso sí: los adolescentes son igualmente estúpidos en
todos los países. Una
chica ha sido asesinada. La policía cree que hay intereses económicos y
políticos detrás. La gente piensa que ha sido el hombre-leopardo, como hace 19
años. El
esfuerzo por centrarse, por quedarse con nombres, con el ambiente, merece la
pena. La trama funciona bien tanto en la parte de investigación como en el
nivel personal. Va de menos a más y los conflictos dramáticos están bien
desarrollados. Ojo: no es Mare of Easttown, es una policiaca convencional,
modelo entretenimiento. Si hubiese sido americana habría sido una más del
montón. Los añadidos idiosincráticos indios le dan el punto de interés y,
aunque haya tópicos, esquiva algunos, como lo de secuestrar a la hija de la
poli. Muy bonito el tiroteo final bajo la nieve.
Isaac
LeMay engendró hijos a diestro y siniestro por las llanuras, hasta que un jefe
Cheyenne le maldijo: uno de sus hijos le mataría. Y LeMay rastreó a sus hijos
para matarlos, antes de que uno hiciera lo propio con él. Un
western sucio y violento, en la línea
de Peckinpah, con un punto de partida semejante al de La vida es sueño. Hay asesinatos a
tutiplén y la gente se pega tiros con ocasión o sin ella. Destino y fatalidad. La
causa produce la consecuencia que se quería evitar. ¿O la consecuencia produce
la causa? Hay un determinismo implacable en esta narración. LeMay está, a un
tiempo, protegido y condenado por el diablo. Y el diablo repercute en otras
vidas y el mal se extiende de formas inesperadas. Y con el diablo en todos ellos
se preguntan si Dios los ama. Me
ha gustado bastante. Tiene muchas cosas buenas y unas cuantas malas. Hay
personalidad en su planificación. Travellings, planos generales, medios planos,
los fuera de campo… La música discordante de guitarra eléctrica parece muy
apropiada. Resulta extraña esa atmósfera que fabrica, un espacio alegórico
donde la calma de la naturaleza se ve alterada por las explosiones de violencia
de los hombres. Un lugar mítico y legendario que cobra forma inesperada en el
Oeste. Me hizo pensar, sin llegar a su altura y salvando las distancias desde luego, en ese vagabundeo
sin sentido de Centauros del desierto. No
es para los amantes del western
clásico. Hay que saber amoldarse. Buen
final. Previsible pero potente y sobrio. -Hola,
padre.
Al
igual que en Beast, Michael
Pearce no nos informa verbalmente de lo que sienten los protagonistas, lo
que quieren, piensan. Sólo vemos lo que hacen. Como en el mundo real. Nos
suelta en medio de la trama y nos vemos obligados a interpretar. Logra
así una atmósfera muy particular. No sabemos si realmente hay una invasión de
microorganismos no terrestres o si se trata de un estado paranoico de ese
marine. La película mantiene esa dualidad hasta la mitad de su metraje, con
tono realista, cierta crítica social y una tensión continua. El
padre, siempre en misiones secretas, con documentación militar sobre insectos
que controlan la mente, lleva dos años fuera de casa. Su mujer se ha vuelto a
casar. Y el padre rapta a sus hijos para protegerlos de la amenaza global. Así
que tenemos algo que puede ser una road
movie, una película de ciencia-ficción o un drama familiar. Y entonces
llega esa llamada a Octavia Spencer y todo se echa a perder porque cuando
las cosas se decantan hacia un lado pierde fuelle e interés. Romper la duda
hace que lo que presenciamos sea, simplemente, una película más del género,
como muchas otras. Partiendo
de un presupuesto interesante se vuelve progresivamente convencional.
Decepciona pero se deja ver gracias a las buenas interpretaciones.
1.
No aguanté más que un capítulo de Falcón
y el Soldado de Invierno, dos de Loki,
uno de ¿Qué pasaría si..? y me
está costando Ojo de Halcón.
Me di, cuenta, de repente, de que cualquier serie de Netflix de superhéroes
Marvel (Daredevil, Jessica Jones, Luke Cage, Iron Fist, The
Defenders) fue mejor que las de Disney. Excepto Bruja Escarlata y Visión. Hablo sólo desde un punto de vista cinematográfico. Si hubiera sabido lo que venía, habría calificado mejor a las series de Netflix. 2.
Tiene buena pinta el tráiler de la serie Reacher.
Sin Tom Cruise. Con Alan Ritchson. 3.
Kansas City no tiene tanto interés por la presencia de Sylvester
Stallone como por la de su responsable, Taylor Sheridan. Pretende
contar paso a paso cómo se construye la mafia desde cero. Llegas a una nueva y
ciudad y… 4.
Taylor Sheridan también está detrás de 1883, precuela de Yellowstone
con un reparto interesantísimo para un western
con muy buena pinta.
-Ofrecemos
la mano de tres dedos para una alianza incómoda. Mejor
que las dos temporadas anteriores de Chibnall porque se olvida de la
moralina, de la corrección política y de dos companions. La
trama pretende ser una única historia de seis capítulos. Ahí fracasa con
frecuencia. Es buena esa ambición porque en ocasiones logra devolvernos al Doctor Who. Pero el guión se vuelve
cada vez más caótico, el montaje se embarulla y se vuelve ilógico en su afán
por meter todo: Sontaran, Dalek, Cybermen, ángeles llorones y las nuevas
incorporaciones propias. La
cuestión es que, por ejemplo, están muy bien algunas ideas visuales, los
ángeles llorones del 13x04 (verdaderamente aterradores), la aventura
arqueológica del 13x05, elementos sueltos de cada capítulo. Pero resulta
imposible otorgarles coherencia. Chibnall ha querido poner remedio en
seis capítulos al desastre de las dos temporadas anteriores y organiza un
batiburrillo que ni él mismo logra editar con consistencia. Jodie Whittaker se siente cómoda
cuando puede interpretar su propia versión de la Doctora, cuando permiten que
se desate en las partes divertidas y no la obligan a ponerse seria y
sentenciosa. Cosa que ocurre pocas veces. Cuánto le cuesta a Chibnall apretar
las teclas del humor. De verdad que echo muchísimo de menos a un Doctor
divertido, liviano. Recordemos
que la era Chibnall estaba destinada a la recuperación de los recuerdos
de la Doctora. Un marrón que él propone, no resuelve y deja en el aire para los
que vengan después. Imagino que los futuros responsables harán como que no ha
pasado nada. En
realidad aún quedan tres capítulos: un especial de año nuevo, otro un poco
después y otro, despedida de Chibnall y Whittaker a finales
(¡finales!) de 2022.
Temporada
de 6 capítulos para dar el cierre final. Se nota que está realizada con
desgana. No tiene el ritmo ni la acción ni la dinámica de personajes tan
sugerente que hubo en anteriores temporadas. Me
ha llamado especialmente la atención el esmero que pusieron en las coreografías
de peleas de las anteriores temporadas y la torpeza con que se ruedan las de la
presente. Aunque también resultan muy inverosímiles las misiones y reacciones
de los personajes. Las cosas ocurren porque sí, sin buscar un mínimo de
credibilidad. Al
menos está por ahí Mireille Enos. Arranca definitivamente el protagonismo
a Hanna e interesa la trama si ella está presente. Su veteranía despoja a las
jovenzuelas del papel primordial. El guión, desde luego, es tan raro con ella
como con los demás, pero la actriz se las apaña para sostenerlo con esa
frialdad externa y un montón de emociones internas que sabe exponer con
control. He
dicho que es un cierre. Pero sólo es una suposición. Las cosas están como
deberían estar y creo que así deberían terminar. Pero quién sabe. En cualquier caso
es el final para mí. No da para más. Salvo,
claro, que a alguien se le ocurra ese cruce anhelado en mi imaginación con Bourne.
Es
la temporada que menos me ha gustado. Supongo que la mezcla de robots y
dinosaurios provoca en la mente de un niño explosiones nucleares, supernovas, Big
Bangs completos. Pero no aquí. No así. La
temporada es un barullo en que va de A a B, a C, a B a A, a C, a B, a C, a A
Vueltas y vueltas y más vueltasen un
ciclo que acaba por resultar cargante, que pudo durar 3 capítulos o 33 más. El
eje es la malvada corporación MANTAH. Sospecho que se trataba de hacer un mero
puente antes de la verdadera temporada que sirva a su vez de puente para la
próxima película de Parque Jurásico.
Situaciones y comportamientos de personajes me han resultado muy forzados,
ilógicos, caprichosos. Una rutina que, pese a la velocidad, no avanza. Hasta
llegar, claro, a la última escena, que nos deja en un suspense que debió
ocurrir muchísimo antes. Es
el inconveniente de hacer 4 temporadas en poco más de un año: irregularidad.
Hay temporadas más pensadas, otras menos y otras, como ésta, forzadas por la
dinámica del mercado cinematográfico. O eso creo. Pero
aquí estoy. Esperando la quinta y confiando en que supriman a los robots. Qué
pesados.
La
asociación de ideas fue así. Por un lado se estrenaba un Resident Evil que no me interesaba
absolutamente nada pues no estaba Paul Anderson tras la cámara. Por otro
lado se estrenaba la cuarta temporada de Campamento Cretácico y, por
supuesto, siempre me acuerdo del momento en que Sam Neill ve por primera
vez un dinosaurio en Parque Jurásico. La suma es: Paul Anderson +
Sam Neill = Horizonte Final. Guardaba
un vago y aceptable recuerdo de ella y decidí revisitarla. Con sus torpezas y
excesos puntuales es una variante de Alien
interesante. Ciencia-ficción y terror. Aquí el terror era aún más indefinido
que en Alien. Un terror
invisible, intangible. De hecho nunca sabemos a qué se enfrentan los
personajes. Seguro que a su mente, miedos y visiones. Pero
estaba bien también el diseño de la nave, con habitáculos muy sugerentes, un
espacio con diversas estéticas pero muy apropiado para generar ese terror
psicológico, laberíntico, vacío, limpio, sucio, verde, frío e incluso de
castillo en alguna secuencia. No
será tan imperecedera como Alien
pero ciertamente es rescatable. Con Sam Neill, Laurence Fishburne
y Joely Richardson.
Sabes
que estoy harto de las pelis de nazis y judíos. Pues bien. Esta película de
nazis y judíos me parece la mejor película española del año y una de las
mejores a nivel mundial. Tal vez no sea premiada porque es para grandes
públicos. Quiero decir que no es gafapasta
ni se pliega a lo que se supone aquí que es cine de autor. Pero hay muchísimo
cine detrás. Escriben
por ahí que es una historia acerca del Arte como vía de escape. Creo que es
mucho más que eso. Es una historia acerca de cómo en medio del odio, las
mentiras y el horror, surgen, necesariamente, el amor, la verdad y la belleza.
No es escapismo: es la necesidad del ser humano por encontrar su humanidad. Es
el drama del gueto de Varsovia, pero hay hueco para el musical, para el teatro,
para el humor, para el romance… Hay sitio para jugar con la mezcla de realidad
y ficción, para la búsqueda de lo esencial, de la pureza de la sencillez. Me
sorprende cómo el director logra escapar de los clichés y me encanta cómo, esa
elegancia en la planificación de la que siempre ha hecho gala en todas sus
películas, alcanza aquí un nivel de virtuosismo. Y no me refiero sólo a ese
plano secuencia inicial. Hay cambios de estilo en cada acto, en el modo de
encuadrar y fotografiar diversos momentos, acotaciones, secuencias. Un poco
oscura la fotografía, para mi gusto. El
reparto, no muy conocido, está perfecto. Ni idea de lo que le habrá costado el casting. Pero hay daneses, ingleses,
americanos, italianos, españoles… Unas interpretaciones imponentes. La danesa Clara
Rugaard ya apuntaba maneras en I Am Mother. Aquí está enorme. Rodrigo Cortés dirige, escribe y
edita. Muy buena también la banda sonora, la puesta en escena… Podría alargarme
mucho más en cada aspecto técnico pero en realidad es sencillo: es la película
que tienes que ver este año.
Muchos
pensábamos que Los Cazafantasmas II
(1989) era mala. Hasta que llegó Cazafantasmas
(2016) y bajó más el nivel. Sobre todo porque tenían más interés en reivindicar
lo feminista que en hacer una peli de Cazafantasmas.
Y resulta que hay películas mejores tanto de Cazafantasmas como feministas. Cazafantasmas: Más allá viene a limpiar la
imagen. Y así sí. Sí me gustan estos Cazafantasmas.
Con reparos, sin exagerar como han hecho los americanos (se están volviendo
locos con la peli), pero hay muchas cosas rescatables. Primer
acierto: la protagonista. Sin pretender ser feminista es mucho más feminista
que su precedente. Phoebe es una chica de 12 años (15 en el mundo real) con
carácter, superdotada, resolutiva. Y más madura que las 4 señoras juntas de Cazafantasmas (2016). Segundo
acierto: el respeto al espíritu ochentero. Tercer acierto: convertirlo en una
historia de aventuras con un ritmo bastante bueno y una estructura que, siendo
convencional, resulta acertada. Tiene
sus problemas. El respeto al espíritu original a veces es excesivo apego. Podíamos
prescindir de la secuencia de la pirámide y de muchas cosas que pasan ahí. La
banda sonora es flojísima y llama la atención que no recurran a la clásica.
También es raro que haya tan poco humor en una historia de adolescentes. El
conjunto es bueno porque creo que asienta bases para reiniciar o relanzar la
saga (si se quisiera, que tampoco hay por qué hacerlo). Y aunque Carrie Coon
se siente desaprovechada siempre es mejor tener a una actriz buena que a una
mala. Por
cierto. Finn Wolfhard dice tener 15 años. Y ya tiene 19 en el mundo
real. De verdad que Hollywood debería cuidar lo de las edades en la
adolescencia/juventud porque hay cosas que no cuelan.
1.
Se comenta mucho la censura turca. A ver, por favor, que Disney y HBO, los que
más presumen, son los líderes en censura. Véase, por ejemplo, lo último en Aves de presa. Y en España tenemos
todo un catálogo de cosas pre-censuradas que nadie puede tocar. 2.
Christina Ricci está entre mis actrices favoritas. Una todoterreno capaz
de interpretarlo todo. Después de un tiempo con pequeños papeles ahora tiene
varias cosas en marcha. La veremos en Matrix
Resurrections pero me interesa sobre todo The Dresden Sun. 3.
Estoy muy intrigado por Competencia
oficial, con Penélope Cruz y Antonio Banderas, dirigidos
por los argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat. Veremos qué sale
ahí. 4.
Awkwafina recibió buenas críticas por su papel protagonista en The Farewell. En ocasiones, como
secundaria, se la ha mencionado como lo más rescatable, lo único rescatable o
lo que salva la película (Shang-Chi,
ejem). Así que quiero saber qué hace con Renfield.
Aunque una historia en la que Nicolas Cage es el conde Drácula da
bastante miedo.
Serie
alemana de ocho capítulos de 20 minutos de duración cada uno. La
hija del primer ministro ha sido secuestrada en un museo. La policía acude al
lugar y llaman, por indicación del mandatario, a una especialista en análisis
de recuerdos. No
recriminaré a la película sus giros, coincidencias y sorpresas forzadas. Porque
es parte del juego. La propuesta es esa, son las reglas y el punto de partida.
Desde esa perspectiva la dinámica es correcta. La corta duración de los
capítulos, los interrogatorios y la evolución de la historia logran que el
ritmo sea el adecuado y la intriga y la tensión aumenten. Mis
objeciones van por otro lado. El final resulta bastante amargo. También pudo ser
peor, es verdad. Pero está claro que esa aspereza es más apta para un drama que
para una película de intriga. Y está claro que el núcleo, la exploración de la
escasa fiabilidad de los recuerdos, no es tan profundo como pretendían. Qué
recordamos, qué elegimos recordar, qué mal recordamos, qué decidimos olvidar, qué
tergiversamos deliberadamente… Son muchos factores que se apuntan pero que,
realmente no tienen profundidad. Así que la ligereza del suspense encaja mal
con un final tan dramático. O dicho de otra manera: el drama no tiene la
sustancia suficiente para justificarlo. En
cualquier caso resulta bastante entretenida y, ciertamente, sorprende en
algunos momentos.
Una
de las películas españolas más osadas del año. Perturbadora, extraña, terrible.
La arquitectura de la narrativa debería ser la de una comedia, pero lo que
sucede te deja mal cuerpo, un mazazo brutal, un drama sin concesiones. No
son buenos tiempos para José Manuel. Su sobrina fue secuestrada hace unos meses
y ahora ha fallecido el presidente de la asociación ufológica OVNI Levante a la
que él pertenecía. Y
mientras observo lo que ha dirigido Chema García Ibarra pienso en la
improbabilidad estadística de que un ilicitano filme de tal manera que unas
veces me haga pensar en Aki Kaurismäki y otras en Jean-Luc Godard. Su
estética, sin embargo, está por definirse. Hay veces que sabes exactamente lo
que quiere y cómo lo quiere. Pero de pronto rompe su estilo (o el estilo que
crees que impregna la película) y se arranca con planos caprichosos,
improvisados, caseros. Tal vez es falta de presupuesto pero ahí cabe mejora. Más
allá de fallos técnicos, probablemente indeseados, está claro que tiene una
mirada original, un enfoque muy particular. Nos mete en la piel del
protagonista, nos identifica con él y, de pronto, hace que cuestionemos muchas
cosas para más adelante dar el remate final. A
ratos grotesca, al borde del surrealismo, pero anclada firmemente en una
realidad angustiosa. La ignorancia se convierte en la mayor perversión.