Rosebud no explicaba al Ciudadano.
Sigue siendo solamente un Individuo.
Eso es lo bueno: es inagotable.
Como ocurre con todo el buen cine.
Como ocurre con la vida.
Crítica y opinión de cine y series.
Nelly
va con sus padres a la casa de la abuela, recientemente fallecida. Durante unos
días, mientras sus padres recogen la casa, Nelly conoce a otra niña de su edad:
su madre cuando era pequeña. Son
70 minutos cargados de magia y nostalgia, de pequeños gestos, pequeñas
anécdotas, juegos infantiles. Una película llena de encanto melancólico. Nelly
enseguida descubre lo que ocurre (ese frenazo ante la casa del otro lado del
camino). Cuando le confiesa la verdad a su amiga/madre Marion, harán el camino
inverso. La relación no desentraña grandes descubrimientos, pero sí un
conocimiento profundo de ambas. Una
película que parece pequeña en todos sus aspectos pero extraordinariamente
trabajada: la interpretación de las dos niñas, el guión medido, una magnífica
fotografía… Sin sensiblerías, sin melodramas. Lo que provoca en el espectador
lo hace con argumentos fílmicos, sin recurrir a trucos. La
ausencia temporal de la madre adulta propicia la aparición de la mamá niña. Y a
la inversa. Como si nos dijese que la presencia de la madre es permanente.
Nelly nunca estará separada de ella. Una
demostración de cómo se puede hacer cine puro, cine auténtico, con un
presupuesto escaso. Una delicia.
-Ahora
la pregunta más importante. Si quiere hacer negocios en Moscú necesito saberlo.
¿Qué tal aguanta el alcohol? Años
60. Guerra Fría. Señales de tiza y alfileres en la corbata. Qué más puedo
pedir. Ya he comentado que para las pelis de espías soy muy básico. Me gustan
más cuanto menos tecnología hay. Con la tecnología se puede hacer todo y, si no
se puede, te hacen creer que sí. El factor humano se escapa en demasiadas
ocasiones. Bien
es cierto que esta película tiene aspiraciones de John le Carré en su
escritura. Y ahí se queda muy lejos del objetivo. Toma una historia real y se
apega demasiado a la verdad. Aunque una historia así no necesite grandes
añadidos de ficción sí necesita otra energía, otra dinámica. No está mal.
Debería ser mejor. Creo
que uno piensa ineludiblemente en El
puente de los espías de Spielberg. Él gana, claro. En
planificación, en cine… El espía inglés gana en que resulta
más creíble. Sí. Benedict Cumberbatch con sus imperfecciones es más
verosímil que don perfecto Tom Hanks. Le
acompañan Rachel Brosnahan (espía de la CIA), Jessie Buckley (la
esposa sufrida) y un Merab Ninidze como traidor a la Revolución
Soviética muy interesante. Todos ellos debieron tener más fondo. En
cualquier caso, sin aportar nada nuevo al género, resulta bastante disfrutable.
1.
Cuando Ruby Rose abandonó Batwoman mantuvo la boca cerrada.
Pero ahora la ha abierto y se despacha muy a gusto. Sobre la asquerosa serie, Peter Roth, la
creadora Caroline Dries y Dougray Scott. Para mí es un misterio
que siga emitiéndose con récords mínimos de audiencia. ¿Quién paga una serie
tan ruinosa? ¿Por qué Warner se empeña en mantener algo con lo que pierde
dinero? 2.
A Dune sí le cuadran las
cuentas y confirman que habrá una segunda película. Villeneuve puede
respirar tranquilo. 3.
Mike Flanagan se ha convertido en uno de los principales directores de
terror. Dice que le gustaría hacer una película de terror en el universo de Star Wars. A ver, Flanagan,
todos te queremos mucho pero no te pases. 4.
Pues no hay forma de aclararse con Eternals.
Las primeras críticas son tan variopintas y contradictorias que no va a quedar
otro remedio que verla para formarse uno su propia opinión.
Los
Infinitos recuerdan todas sus vidas pasadas. Los Infinitos creyentes ayudan a
la humanidad, los Infinitos nihilistas quieren destruirla para no tener que
reencarnarse de nuevo. Mark Wahlberg está a punto de descubrir que es un
Infinito. Primera
torpeza: tardar una hora en explicar unas reglas bien sencillas. Segunda
torpeza: que las modifiquen arbitrariamente. Tercera y gigantesca torpeza: si
hay un chisme para evitar la reencarnación, ¿qué sentido tiene la misión de los
malos? Hay
más agujeros de guión pero menos importantes porque, a esas alturas, ¿a quién
le importan? Una
mezcla de Matrix/Origen/La Vieja Guardia/Los
Inmortales pero sin ningún fondo ni concepto a analizar seriamente. Es
simplemente una excusa para mostrar explosiones, persecuciones de coches,
peleas locas con pistolas, katanas, hachas y deleitarse con la destrucción
gratuita. Ojo a lo del acantilado más moto más ala de avión. Es
comprensible que su estreno en cines se retrasara una y otra vez hasta que,
finalmente, saltó directamente a una plataforma. En cualquier caso, si lo único
que buscas es acción, puede valer. Quiero decir que es tan mala como Zona 414, pero al menos no aburre. No deja ser una millonada de dinero mal
aprovechada.
El
título original danés es Kastanjemanden.
No sé danés pero parece que algo dice de castañas. El título inglés es The Chesnut Man. Más catañas. Aquí,
como somos más listos que nadie, la han titulado El caso Hartung, que no sugiere nada. Isla
de Mon. 1987. Las vacas de Orum se han escapado y él no contesta al teléfono. Hoy.
La ministra de Asuntos Sociales vuelve al trabajo después de un año, cuando
asesinaron a su hija. A la inspectora Naia, para investigar la muerte de una
mujer, le encasquetan a Hess, un tío de la Europol al que no saben si despedir. Es
una de esas series que siempre está en progresión continua. No hay rellenos, no
hay flashback innecesarios, no pierde
el tiempo con acontecimientos irrelevantes. De ese modo logra un suspense
notable. El misterio inicial es lo bastante fuerte como para sostener el viaje
y hacerlo evolucionar con habilidad. El final del capítulo 3 y el capítulo 4 son
algo rocambolescos, con cosas que cuesta aceptar (Jessie toma una decisión
bastante estúpida y hay un secuestro que tal vez sobraba). Pero si exceptuamos
eso queda una serie en la línea de los mejores nordic noir. Tiene
sus momentos algo macabros, pero tampoco se exceden ni se propasan con aspectos
sangrientos. Pudieron serlo mucho más. En lo que si se pasan un poco es en el
final, de infarto, pero demasiado alargado. 6 capítulos. Sigo pensando en por qué nos cuesta tanto hacer series de
este estilo. Sigo pensando en que los guiones españoles, con demasiada
frecuencia, son perezosos en elaboración y diálogos.
Bastante
decepcionante el último producto de Dany
Boon. Imagino
que al tratar un tema como el COVID decidió controlar los aspectos cómicos para
mezclarlo con el drama, el melodrama, lo sentimental. Pues es un error. Porque
la película tenía todos los mimbres para dispararse en una comedia loquísima y
es lo que debió suceder. Las
pretensiones de seriedad sólo logran convertirse en tópicos ya trillados, en
situaciones convencionales e, incluso forzadas. Hay
algo que Boon sigue haciendo bien: la creación de personajes. Hay una
docena de personajes con peso y el guión logra otorgarles personalidad y
carácter. Por eso precisamente se echa en falta que desarrollen esas
psicologías en encontronazos más anárquicos. Demasiado
liviana y no lo bastante divertida.
-¡Pero
qué burro eres! Vuelve
a los cines, con motivo del centenario de Fernando Fernán Gómez, esta atípica
película. Fue un fracaso de público en su momento (espero que le vaya bien
ahora) y un éxito de crítica. Con razón. Un
pueblo de provincias. De la capital viene los sábados un grupo de música, la
dueña de la discreta mercería echa en falta un corsé, el principal tema de
conversación es la pendón de Angelines, en el bar pasan lista de los que no
estuvieron en la iglesia y la vida es simple. Salvo en una casa. La de los
Vidal. Los timoratos Paquita y Venancio viven bajo el yugo de su tiránica hermana
Ignacia. Y
lo que empieza siendo la, aparentemente, típica película costumbrista
(españolada), deriva hacia la intriga y el crimen. El director articula una conspiración
magnífica en la que todos los personajes tienen su razón de ser, el suspense
está perfectamente medido y el montaje se organiza de modo que adquiera sentido
lo que era desconcertante, sin una fisura en el los tiempos. Luego
están esas psicologías. Muy elaboradas, muy definidas, muy retorcidas. Rodar
eso en 1964 tiene mucho mérito. Comedia,
drama, crimen, terror, costumbrismo, esperpento… Un cóctel con todas las
papeletas para salir mal pero que resultó redondo en manos de Fernán Gómez.
Y con un final trágico que, lógicamente, ahuyentó al público. Una
mención a Rafaela Aparicio que demostró, otra vez, que podía interpretar
cualquier cosa que le pusieran por delante. Y
muy buena la fotografía.
Viene
a confirmar lo que dije del matrimonio King sobre The Good Fight: cada vez están más
sueltos, cada vez hacen más lo que les da la gana, cada vez son más
cinematográficos. El tema en sí les importa un pimiento y elaboran una
narrativa audiovisual para entretenerse, para analizar la sociedad desde la
comedia, el surrealismo, la parodia. Es
una serie de Sun-9. Traducción: zombis. Decir zombis queda mal así que lo vamos
a llamar Sun-9. ¿Una variante del COVID? ¿Otra pandemia superpuesta? Da igual.
La cuestión es que mientras estábamos encerrados en casa, apareció el Sun-9 y
los King se encargaron de documentarlo. Y
así se burlan de todas las cosas estúpidas que tuvimos que tragar con el COVID:
leyes, burocracia, mentiras, medidas sin sentido, datos deliberadamente
confusos… Ay,
esa mano, ese gato, el Cono Sun, las canciones, el polígrafo… tantas cosas delirantes.
El hacha. Sobre todo el hacha. Aunque el heroico trabajo de los empleados de paquetería
tampoco está nada mal. Lo
mejor es que empieces y decidas si es lo tuyo o no. Basta con decir que está
más cerca de BrainDead que de The Good Fight. Y, lo mires como lo
mires, es un modo muy original de tratar el manoseado mundo de los zombis. Y el
de las series confinadas.
1.
No ha terminado la temporada y ya está decidido. Y: El último hombre no será renovada. No me extraña. Es una de
esas series aquejadas de complejo de potencial. De lo que pueden llegar a ser,
de lo que tenemos previsto hacer, de lo mucho que se puede contar. Pero no lo
cuentan. Creen que el público está dispuesto a aguantar una temporada prólogo.
Y no lo está. 2.
Disney retrasa todas las pelis de Marvel que se estrenan en 2022 y 2023. Y
retrasa un año Indiana Jones
(que se va a 2023). ¿La razón? Kevin Feige dice que como hay tantas fechas, se puede cambiar de fechas. Pues es verdad.
Por fechas va a ser. Otra cosa no, pero fechas… 3.
La serie The Continental, el
hotel de John Wick, será una precuela. Tres capítulos de 90 minutos cada
uno. Y el protagonista será, atento, que es lo mejor, Mel Gibson.
Being the Ricardos ya tiene fecha de
estreno: 10 de diciembre. Al menos en EEUU. Aaron Sorkin al mando, Javier
Bardem como Desi Arnaz y Nicole Kidman como Lucille Ball.
Nicole Kidman siempre ha fracasado en comedia, así que miedo me da cómo interpretará
a Lucy. Esto
me ha dado pie para buscar una película del año 2003 que contaba la vida del
matrimonio. Lucy comete todos
los errores habituales (y algunos más) de los biopics que abarcan toda una vida. En este caso pretenden contar 35
años (1925 a 1960), desde la ruina familiar al final de I Love Lucy. Y, claro, sale una cosa raquítica. Demasiado
episódica, parecen anécdotas desconectadas, no se comprende el porqué de muchas
cosas… Muchas historietillas a toda prisa sin profundizar en ninguna. Me quedo
con la sensación de que se han centrado más en la ruptura del matrimonio que en
la genialidad de ambos. Surgieron
cuando nacía la televisión, innovaron en rodaje, en producción, en montaje,
inventaron la sitcom, crearon reglas,
las destruyeron para crear otras… I
Love Lucy paralizaba el país entero, estableció récords que aún no se
han batido. Y ella era un portento de la comedia. Creo que ninguna otra mujer
ha sabido unir como ella la comedia inteligente y la física. Y en la peli no
dan a todo ello la suficiente relevancia. Hay
que reconocer que Rachel York se ha currado mucho la forma de hablar de Lucille
Ball, su gestualidad, sus ¡Oh my…!,
sus gritos. Pero no hay mucho más rescatable.
-Claro.
Deberías esperar. Hay mucho tiempo. Ya sabes: los 70 son los nuevos 40. Un
director teatral retirado, un actor igualmente retirado y una joven que, no se
sabe cómo, tiene un apartamento en ese edificio de ricachones. Allí vive Sting,
por ejemplo. A los tres les une su pasión por los podcasts de crímenes reales. Y, entonces, alguien es asesinado en
el edificio. O, al menos, es lo que ellos piensan. Los
tres también tienen en común la soledad. Y
esa misma noche murió una gata. Selena Gómez, Steve Martin y
Martin Short. Y a partir del episodio 3 tenemos a Amy Ryan. Es
una actriz enorme. Muy infravalorada. Debería estar en más cosas y más grandes.
Y salen Tina Fey y Jimmy Fallon, Jane Lynch, Nathan Lane… Puede
que no sea lo que esperabas. Desde luego no es lo que yo esperaba. En realidad
no sé qué esperaba. Pero está bien escrita y bien dirigida, así que la he
seguido con mucho gusto. No es una comedia disparatada, no busca la carcajada a
toda costa. Ni siquiera la risa. Es divertida con moderación, con sus toques de
pequeños dramas, bastante inteligente a ratos. Además
miman la estética, los colores, la planificación. Hay ocurrencias visuales
interesantes. Hasta los créditos son bonitos. De modo que el Arconia, ese
fastuoso edificio, se convierte en un protagonista más. Hay
decisiones de dirección arriesgadas, atrevidas y originales. Ese capítulo 7,
mudo, es una maravilla. Y ese final con los juegos de los ascensores, el
momento más descerebrado, me encantó. Una
de las mejores series del año. Inesperada, diferente, cuidada en todos sus
aspectos. -Y
esto envía la investigación en una dirección completamente nueva.
Blade Runner para tontos. Un
despropósito hecho a propósito. Empezamos viendo una ciudad abigarrada, humo, y
la Tyrell Corporation que aquí se llama Veidt Corporation. A partir de ahí
sigue plagiando todo lo demás, pero embruteciéndolo. Como si dijéramos: ¿sueñan
las androides con pegarse un tiro en la boca? Todo está explicado verbalmente
una y otra vez. Y eso significa que el ritmo se destruye una y otra vez, que se
estanca, que no avanza. Y
haablaan een caamaaraa leentaaa. Y
las interpretaciones son de un histrionismo escandaloso. Bueno.
Sabía dónde me metía pues no había leído una crítica buena. Pero es que el
protagonista es Guy Pearce. Sólo él se salva hasta donde es posible.
-Aquello
que menos quería es lo que más me quiere a mí. Me
parece muy difícil evaluar esta película pero una cosa es indudable: la
directora tiene una voz personal, capacidad de riesgo y se ha parado a pensar
alguna vez. Hay
tormentas extrañas sobre la tierra, el COVID-28 acaba de manifestarse, tenemos
robots jubilados, Alexa se llama Dios 2.0, un astronauta queda varado en el
espacio, hay un acosador virtual, una familia de inmortales, una chica que
practica la prostitución intercambiando su mente. En
sus virtudes están sus defectos. Muchas vidas de mucha gente con muchos temas
interesantes. Muy sugerente en planteamientos, con perspectivas novedosas e
interrogantes serios. Pero personajes y temas apenas quedan apuntados. El final
de la película lo justifica en cierto modo. Cada
asunto que toca tiene calado, te deja dándole vueltas en la cabeza, pero
rápidamente pasamos a otro asunto, otra historia. Las
dos grandes cuestiones, claro, por encuentro u oposición, son la soledad y el
amor, cómo buscamos evitar la primera y obtener el segundo. Cada fragmento
podría ser un capítulo de Black Mirror.
Con enfoques y preguntas más interesantes que los de Black Mirror.En 80
minutos hay demasiadas cosas. Aunque buenas. Me
encanta lo de Dios 2.0, que te aconseja espiritualmente, te sirve de consuelo,
lleva la cuenta de tus pecados, te cobra por ellos y que, tras una
actualización, se estropea. Dios ha muerto. Y si no te gusta lo que dice el
nuevo, lo tiras. -¿Qué
es esta cosa llamada amor? ¿Alguna vez di lo suficiente?
Me
ha gustado bastante. El arranque de la película realmente logró engancharme. El
director nos deja caer en medio de un par de situaciones caóticas a las que, en
principio no les vemos mucho sentido. Dos arrestos de dos tipos por cuestiones diferentes
y sin mucha lógica aparente. Después las cosas se empiezan a hilar. Joe Carnahan aprovecha
estupendamente el presupuesto que tiene para construir una película de tiros
con cierta personalidad y estilo. Esa oficina del sheriff, tan maravillosa en
su arquitectura, en medio de la nada, se convierte en un escenario perfecto
para desarrollar una trama simple pero bien ejecutada. Un
hombre, la agente que lo ha detenido, los asesinos a sueldo que van llegando,
el agente corrupto, los agentes federales… El montaje está muy logrado, sobre
todo, como digo, en sus compases iniciales. Pierde un poco de fuelle a ratos o,
más bien, no logra mantener siempre su nivel de anarquía. Pero la buena
planificación y la caracterización de unos personajes, a cuál más rarito, logra
que la ensalada de disparos y sangre alcance un nivel por encima de la media. Frank Grillo, Gerard Butler
y Alexis Louder encabezan el reparto. Entretenida, visceral, al grano.
La
peor peli de Aranoa es, desde luego, Política,
manual de instrucciones, ese panfleto de estilo franquista que, 5 años
después de hacerse, está envejecido. Sigo pensando que su mejor película y la más redonda es Un día perfecto.
Pero ésta no está nada mal. Todo
lo que se ha dicho de la interpretación de Bardem es cierto: descomunal.
Se come la película. Se apodera de ella y se la apropia. Gestualidad, dicción…
Enorme. Ahora bien: eso es un problema para el conjunto. El buen patrón está pensada para él,
para que se luzca, para que haga exactamente lo que ha hecho. Una
interpretación brutal. Pero
es que apenas hay una escena en que no salga él. La cámara se pega a Bardem,
orbita en su gravedad, queda hipnotizada y se nota que el resto de personajes
están ahí como meros comparsas. Ojo: no digo que lo hagan mal. Es que el guión
no es tan generoso con ellos. El guión aquí flojea al no abrir el panorama a
otras perspectivas y enfoques, al no profundizar en las motivaciones de los
otros, en sus miradas, en cómo ven ellos realmente al patrón. Eso no pasaba en Un día perfecto.Eran cuatro actores de calibre y cada uno
prestaba su definición. Aquí el guión es una única voz. Habría
estado bien ver la sátira, el sarcasmo, la ironía hiriente pesando sobre los
demás. Porque son tan mezquinos como su patrón. O quizá más. Como
sea, resulta entretenida, se ve con una sonrisa malévola en los labios (no
risa, ni carcajada) y cierra con un plano que a algunos no gusta pero que a mí
me resultó acongojante. Y
la báscula. Mira que le sacan partido a la báscula. -A
veces hay que trucar la báscula.
1.
Entiendo hasta cierto punto que los americanos hagan remakes de películas en
otros idiomas. No quieren entender a otras culturas, no quieren poner subtítulos, tienen pasta, así
que hacen toda la peli de nuevo en su lengua. Ahora bien, ¿tan distinto es su
inglés del inglés de los ingleses? ¿Por qué rehacer la serie Ghosts si personajes y chistes son
los mismos? 2.
Vi un capítulo de Mucho más que listos.
Entiendo lo que pretenden. Aunque los humanos seamos frívolos e incultos
tenemos nuestro corazoncito. Vale. El problema es que yo he llegado a ese punto
de la vida en que pienso lo contrario: que tengamos nuestro corazoncito humano no
justifica que seamos frívolos e incultos. Pura superficialidad. Y, lo realmente
malo: sin ninguna gracia. 3.
El juego del calamar. 111
millones de visualizaciones según Netflix. Qué barbaridad. Ahora tengo claro
que, si la veo, será después de que pase el vendaval. 4.
Leí acerca de Wonka, una
precuela de Charlie y la fábrica de
chocolate protagonizada por Timothée Chalamet y dije: no es no. Ni
de broma. Y luego sigo leyendo que está dirigida por Paul King y también
actúan Sally Kawkins, Rowan Atkinson y Olivia Colman. ¿Por
qué es tan difícil mantener los principios? Porque tenemos otros.
Pierre
murió sin lograr resolver el secuestro de una niña. 20 años después su hija
Sarah, también policía, se encuentra con un caso similar. Esta
serie policiaca francesa de seis capítulos no se apoya en descubrir quién lo
hizo. Pronto sabremos, más o menos, por dónde van los tiros, aunque también hay
alguna sorpresa. Su fuerza recae en el drama, en las repercusiones. Pienso que
lo hace bien. Hay
un lastre de sentimientos que se acarrean durante 20 años. Explora bien las
diferentes ramificaciones sobre los policías, sobre la desconfianza a reabrir
un caso, sobre el deseo de la hija de rehabilitar al padre, sobre la perdida de
la objetividad… Y muestran cómo todos esos elementos personales entorpecen la
investigación o sirven de motivación. A veces ambas cosas a un tiempo. Tenemos
al sospechoso principal como eje vertebrador de la historia. La cuestión está
en probar que es el culpable. La investigación se lleva a cabo con coherencia
y, a cada paso, vamos descubriendo nuevos aspectos del drama. La
narración alterna entre los hechos de hace 20 años y el presente. La estructura
es bastante sólida pero sobran algunos de los hechos del pasado. La relación
adolescente entre Sarah y Tony se vuelve repetitiva, al igual que el drama de
Pierre. Imagino
que nadie pensó en traducir como La
promesa el título original francés: La
promesse. Para alguien era más lógico usar el inglés The Promise.
-Usted
no habla español, ¿verdad? Espero
que no me juzgues con dureza pero, en ocasiones, por algún motivo que se me
escapa, necesito revisitar el surrealismo insolente de Jim Jarmusch. Películas
en las que no pasa nada. Sin argumento, sin propósito. Gente que habla, poco,
de cosas sin sentido. Aunque es cuestión de perspectiva. Es la película española de Jarmusch, rodada en
Madrid, Sevilla y pueblos perdidos. Buscando lo castizo. No
hay razones para lo que se cuenta. Las cosas ocurren porque sí, porque el
director usó la imaginación, como el protagonista infiltrándose en el refugio.
Porque lo necesitaba para lo que podríamos llamar trama. Sin explicaciones.
Porque la realidad es arbitraria. No
es de las mejores películas de Jarmusch. Tal vez sea su película con
menos argumento. Realmente pienso que fue simplemente una excusa para pagarse
un viaje por España y visitar, entre otras cosas, el Museo Reina Sofía. Pero
los que soportan a Jarmusch encontrarán esas conexiones sin lógica, un
mundo de mafiosos enfocados desde otra perspectiva, ese lugar donde puedes
ceder el control para centrarte en lo importante: una conversación idiota sobre
una película de cine, la historia de una guitarra o una alucinación. Por
ahí aparecen Óscar Jaenada, Luis Tosar, Paz de la Huerta, Tilda
Swinton, John Hurt, Gael García Bernal, Hiam Abbas, Bill
Murray… Aparecen, sueltan dos tonterías, desaparecen y seguimos paseando
por calles antiguas o circulando por carreteras. -Esa
es la verdad de la vida: un palmo de terreno.
Katrine
es una agente de los Servicios Secretos daneses. Su novio desaparece con
biocombustibles. La toman por traidora o tonta. En Inglaterra, Beatrice, del
MI5, está tras la pista de un posible atentado terrorista. El Primer Ministro
del Reino Unido ha anunciado un referéndum por la independencia de Escocia. He
leído críticas bastante negativas de esta serie y no entiendo el porqué. Es muy
entretenida. Una serie tipo 24
pero bien hecha. Sí: tiene giros locos, coincidencias, cosas inverosímiles…
Pero es que es un thriller de esos.
Conducido a todo ritmo, con un montón de crisis simultáneas que confluyen en un
único momento. Terroristas, infiltrados, dobles agentes, extracción de agentes,
rusos mafiosos… Están todos los clichés pero, en mi opinión, bien organizados.
No pretende ser lo que no es, pretende que no tengas un segundo de respiro.
Beatrice y Katrine no han salido de un lío y ya están en otro. Se llevan fatal,
jamás confían la una en la otra, jamás pueden permitirse el lujo de prescindir
de la adlátere. Y
esa es la ventaja sobre otras series del estilo: la dinámica de personajes. Que,
tirando también de tópicos, son dotados de cierta alma y momentos dramáticos.
Me da igual que el malo se escape una y otra vez, que el Primer Ministro sufra
dos atentados en 24 horas, que se saquen de la manga esa ¿hija? Además
el final aboca a una segunda temporada que ofrece un panorama político de
realidad paralela muy interesante. Esta
producción sueca, con actores británicos y daneses es una montaña rusa y con
esa mentalidad hay que ir. No puedes juzgarla con otros criterios. O igual sí
que es tan mala como dicen. Quizá me pasa como con Resident Evil, que es mala pero a mí me gusta. Yo me lo he
pasado pipa, cosa que no pude hacer con 24.
Una
película en la que no sale ni una mujer, un western
con tintes añejos, de corte clásico, muy sobrio. La
realidad es que no tiene mucho que contar. Un granjero y su hijo, la llegada de
un hombre herido con mucho dinero, los tipos que siguen al hombre desconocido. Y
el granjero, un Tim Blake Nelson que sabe muy bien lo que está haciendo,
guarda un secreto y quizá sea algo más que un granjero. Le
sienta muy bien su austeridad y el ritmo calmado con que se desarrolla en su
primera parte. El guión confía demasiado en sus diálogos, en que pueden
sostener largos minutos de cháchara. Y a veces no es así. No son tan buenos.
Stephen Dorff está presentado como un charlatán y su verborrea no siempre es
resultona. No
está mal. No es nada del otro mundo. No aporta gran cosa. Se ve con facilidad.
Judith,
tras desvanecerse en la fiesta de su 70 cumpleaños, decide irse a vivir a una
residencia de ancianos, una mansión muy bonita, un castillito encantador. Pero hay
una ente en la noche. Algunos también lo ven. Los encargados piensan que, en
fin, ya están mayores y se les va la cabeza. Es
una película bastante perturbadora acerca de la aceptación o no de las
debilidades de la vejez. Es sencilla pero eficaz y su metraje, breve, sin
estirar las cosas innecesariamente, ayuda a crear esa atmósfera de tensión e
impotencia. El terror se desarrolla con habilidad y en progresión adecuada. Su
final, en parte, me gusta por atreverse a dar ese cierre. La ejecución me gusta
mucho menos. Ese giro perverso, tan repentino, tan poco sutil, sin matices ni
emoción no está bien elaborado. No encaja con el carácter de los personajes,
demasiado abrupto. Creo
que habría podido dar para mucho más, incluso lograr cierta profundidad,
provocación y debate. Pero la explicitud de lo que cuenta destruye gran parte
del misterio. Ser tan obvia y directa le perjudica muchísimo. Confirma,
eso sí, que los humanos somos los peores monstruos.
1.
Almodóvar se ha cabreado porque su peli no va a los Oscar. Y es que no
debe ir. No puedes ir a los Oscar con una catequesis casposa y viejuna. Almodóvar
ha hecho un Clint Eastwood como el de Cry Macho. Y le ha salido igual de flojita. Ya están mayores. 2.
Me parece vergonzoso que nadie diga que Culpable
es una copia de The Guilty. Ni
Antoine Fuqua ni Jake Gyllenhaal ni nadie de la producción. Y más
vergonzoso que presenten el confinamiento como elemento fundamental, como si se
les hubiese ocurrido sobre la marcha. La peli danesa original ya era así en
2018. 3.
Cuando leí las primeras noticias sobre El
juego del calamar pensé en Battle
Royale, Los juegos del hambre
y otras por el estilo. Y no me apetecía nada verla. Y, cuanto más me hablan de
ella, menos original me parece y menos me apetece. Así de raro soy. 4.
No sé yo si tiene sentido el Cyrano
de Joe Wright.
Lo
que cuenta es interesante. Como siempre que se narra una estafa original basada
en un hecho real. El problema es que ya hay muchas pelis similares y lo
determinante es la capacidad de los directores para contarlo de un modo nuevo. En
esta ocasión no lo consiguen, así que, aunque atraiga la trama, la forma es
tópica y convencional. Desarrolla bien algunas partes pero los 110 minutos son
innecesarios. Dos
amas de casa con apuros económicos y emocionales intentan ahorrar a base de
cupones de descuento. Y entonces tienen una idea para utilizar esos cupones de
forma distinta. No sólo ahorrarán sino que pueden ganar algún dinerillo. Unos
40 millones de dólares. Está
bien la explicación de los hechos delictivos. Obtención del producto, página
web, identidades falsas, cuentas diversas, cómo blanquear… Conocen a otras
personas que se mueven en la zona oscura. Alucinante cómo llegan a los coches y
las armas. Y, al mismo tiempo, el tipo que comienza a investigar, un plasta, un
perro de presa, dar la paliza al FBI… Pretenden
darle un toque divertido para hacerlo más ameno pero no es suficiente. No es
ágil. Debieron mejorar el montaje, no demorarse cuando ya todo está definido,
suprimir lo innecesario. Resumiendo:
es un buen manual para quien desee delinquir en algo novedoso y que permanezca
fuera del radar de la policía. Pero flojea como cine. En
el reparto están Kristen Bell, Kirby Howell-Baptiste, Joel
McHale y Vince Vaughn.
Decía
una señora en el cine, a propósito de las declaraciones de Fukunaga, que
a ver por qué no puede ser James Bond machista, que ya sólo faltaba que le
quitaran del cine los tíos macizos machistas. Dice
mi hermana que eso de que James Bond salve el mundo también lo hace La patrulla canina. James
Bond vuelve a salvar el mundo, así es. La cosa es cómo lo cuentas. Y eso Fukunaga
lo hace bastante bien. Lo de dirigir, quiero decir. Aprovecha muy bien los escenarios
naturales para montar escenas de acción relativamente originales. Ese estrecho
puente italiano, por ejemplo. O la persecución con todoterrenos y motos en el
bosque. La película está bien planificada, es elegante. La
cuestión de genética más nanobots me pareció excesivamente alambicada pero
imagino que todo lo demás ya estaba cogido. Esperaba más protagonismo de Ana
de Armas, pero Bond queda satisfecho con ella así que quién soy yo. Christoph
Waltz reaparece en un par de escenas, así que contento también. Entretenida,
los 160 minutos no pesan, el ritmo es bueno. Echo en falta el humor. Cuando lo
buscan hay chistes muy malos. La parte dramática me pareció regular. Y, desde
luego, lo romántico, al igual que comenté el otro día con Vigil, me
sobra. Aquí es menos pegote y se imbrica perfectamente con la trama, pero aún
así su única razón de ser es forzar la emotividad para el desenlace final. Y eso
no va con James Bond.
1.
Enola Holmes recibió malas
críticas (no por mi parte ya que, de hecho, me gustó bastante) pero está entre
las 10 películas más vistas de Netflix. Así que tendremos una Enola Holmes 2. Repiten Millie
Bobby Brown, Henry Cavill y Helena Bonham Carter. 2.
Pues ya llegó Fundación. A mí
ya me da para hablar mucho de ella, pero esperaré al final. Sólo digamos que,
de momento, la única relación con Asimov es una cosa que se llama
psicohistoria. 3.
Los protegidos: El regreso. No
entiendo que en 2021 se pueda producir, dirigir y escribir algo así. Hace 10
años la serie original ya parecía vieja. La nueva, en lugar de demostrar que ha
aprendido de los errores, ahonda en ellos. El primer capítulo es un espanto. 4.
Se habla poco de la posible huelga de la IATSE y se debería hablar más de ella
porque podría paralizar Hollywood. Vestuario, peluquería, maquillaje,
animadores… Sería mucho más contundente que la de guionistas, llegaría en
momento mucho peor y las consecuencias son imprevisibles.