14/3/21

Solo las bestias

Hace mucho que no tengo expectativas con el cine y no me preocupan cambios de género, locuras, rupturas. Siempre que la narrativa tenga su lógica interna. Aquí tenemos una película que empieza siendo policiaca y de pronto da un salto sobrenatural.
Eso, desde luego, es mucho pedir. Puedo trabajar con ello pero se comprende que algunos espectadores decidan bajarse ahí del carro. Por supuesto lo policiaco se derrumba y es la primera objeción que se le podría poner. Sin embargo el verdadero problema no es ése.
La película nos empieza hablando desde el punto de vista de Alice y luego desde el de Joseph. Media hora de película que, descubriremos, es totalmente prescindible. Esos dos personajes tienen poca o ninguna relevancia en los acontecimientos que están por venir. Comenzar el relato a la media hora lo haría igualmente comprensible y no cambiaría nada.
Así pues, se trata, más que nada, de cinco (o seis) historias de personajes sórdidos y amorales, ligados caprichosamente. Convierte la casualidad en causalidad. Ocurre algo en Costa de Marfil que produce coincidencias casi imposibles en Francia. Cosa que muchos críticos están elogiando pero que a mí me parece una memez. Digo: no entiendo por qué es un logro tapar un fallo de guión con un despropósito aún mayor.
Lo que cuenta es eso: los humanos somos verdaderas bestias. O peor: podemos comportarnos como bestias porque estamos en manos de un chamán al que desconocemos, de un brujo pirujo o de cualquier añagaza con la que uno quiera justificarse.
Decepcionante.

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