30/3/21

A la caza de espíritus malignos

-Vendemos fideos y atrapamos espíritus malignos.
Jungjin viene a ser la Gotham de Corea. En vez de supervillanos y superhéroes hay espíritus malotes que dan poderes a los malos y espíritus buenos que dan poderes a los buenos. Unos cazafantasmas por así decir.
Por cada cosa buena hay una mala. Hay dos líneas: el aparato sobrenatural y la investigación policial. Mejor la intriga terrenal a grandes rasgos.
El argumento funciona. Muchísimos personajes a los que saben dotar de personalidad.
El montaje es un desastre. Por una parte esos choques de enfoque, tan coreanos, descolocan mucho. Una escena de sentimentalismo vergonzoso sigue a una salvajada de paliza violenta que sigue a una escena de comedia. Casi sin transición y a veces incluso mezclándolo. Lo del robo de los 5 mil millones es pura comedia absurda. Cuesta acostumbrarse. Por otra parte está descompensada. Los primeros capítulos inciden en el bullying de instituto. De repente se olvidan de ello y pasan a otra cosa. Y quizá 7 capítulos después se vuelven a acordar de que tenían esa trama por ahí.
Las reglas de esos espíritus y cazadores están aderezadas con secuencias visuales muy originales en ese Yung, ese Más Allá, que no deja de tener su buena dosis de comedia cada vez que aparece. Esos espíritus burócratas tienen chispa.
Hay un momento muy atrevido, al final del 1x11, suprimiendo a un personaje. Una de esas cosas que una serie americana jamás haría después de haberlo desarrollado tan minuciosamente. A los coreanos no les tiembla el pulso.
Más cosas. Las coreografías de peleas están muy trabajadas pero se exceden en su duración. Que haya una policía y una asesinada casi con idéntico nombre me resultó muy extraño. Lo de los chándales rojos (y cutres) como uniforme es brillante. Mi personaje favorito es la señora Chu. Tiene unas reacciones divertidísimas. Y qué bien sabe llevar un traje.
Pensaba ver un capítulo por día (16) pero me ha llevado dos meses.

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