13/3/21

Minari. Historia de mi familia

Una familia de inmigrantes coreanos inicia una nueva vida en Arkansas en los años 80. Empiezan viviendo en un remolque en mitad de un prado.
Esta película se puede traducir en una palabra: equilibrio. Pudo ser fácilmente un dramón desmesurado. O una película sensiblera y dulzona. Pudo ser preciosista hasta el paroxismo. O descarnada en su crudeza. Pudo resaltar el maravilloso sueño americano o la profunda pesadilla americana.
Y no es nada eso. Es la historia de una familia. Las tareas de la casa, las labores del campo, los conflictos matrimoniales, la preocupación por la salud de los hijos, los problemas económicos, la búsqueda de nuevas amistades… Nada está exagerado ni idealizado. Es la vida misma, el día a día. Y como siempre que se logra capturar lo particular se vuelve universal. Porque más allá de las peculiaridades coreanas (el sentido de honor y trabajo del padre, la relación con la abuela, la educación del hijo por encima de la de la hija) sus conflictos son reconocibles por todos.
Sencilla, que no simple. Es una historia bien contada, más sobria de lo que, sospecho, gustaría al público americano. Huye de cualquier exceso y se centra en construir sólidamente a los personajes. La hija es tal vez la menos lograda.
En cualquier caso una buena peli que, sin llegar a grandes alturas, es muy competente en contar con precisión lo que quiere contar.

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