Viene
a ser como A Working Man pero en versión india. La
diferencia es que Sonu Sood (director, guionista y
protagonista) daría una paliza a Jason Statham con una mano
en la espalda y a la pata coja. O, al menos, lo hace la peli.
No
diré que Fateh es un dechado de virtudes. La escritura
del guion es poco mejor pero peca de moralina tontorrona y otros
delirios.
La
cosa es que la acción está rodada de modo decente, al modo
impecable en que ruedan en India. Ya sabes: cada plano tiene que ser
llamativo, espectacular, enorme. El prota se pone las gafas de sol
mientras la ciudad revienta por una explosión en cámara lenta; un
helicóptero se siluetea contra el sol; un zapato pisa un charco.
Todo tiene que ser una fantasmada.
Fateh
vive tranquilo trabajando en una granja lechera. Pero la hija de la
familia tiene ciertos amigos hackers, ciertos negocios y ciertas
tendencias bondadosas. Eso hace que la secuestren. Y Fateh mostrará
su verdadero rostro.
Que,
la verdad, es bastante sádico. Tiene momentos muy bestias. Lo
aceptas porque todo tiene ese tono de exageración del que hablaba
antes (un hombre contra 100) pero las animaladas que practica con
ambos lados de un martillo…
Si
te gustan las historias de vengador con abundante sangre es tu
película. No voy a pedir ningún premio para ella pero desde luego sí es mejor que los bodrios que filma últimamente David Ayer.
Dejan
el baile para los créditos finales. Un vídeo musical.