9/8/25

Weapons

Lo que menos me gusta es una trampa característica del perezoso que no sabe solucionar ciertas cosas. Es el viejo truco de cortar un plano, pasar a otra acción y, cuando volvemos a la primera, ya no está exactamente como la dejamos. Plano con la cabeza (¡y brazo!) de Justine atravesando la puerta, nos vamos a otra cosa, cuando volvemos ya es otro modo distinto de estrangulación hasta la inconsciencia, nos vamos, cuando volvemos Justine ya está sentada y espabilada… Hay mucho, demasiado, de esto. Esta clase de juegos tramposos me irritan y hacen que no pueda considerar a
Zach Cregger un gran director.
Otro error, aunque menor, es lo que ya hizo en Barbarian, la misma concesión al espectador palomitero. Tras un inicio potente, psicológico, un terror que se apoya en la tensión, da paso a la casquería simplemente porque un sector del público piensa que los pantanos de sangre son necesarios. Y, obviamente, es lo menos terrorífico de todo: por obvio, por poco sutil y porque, en mi opinión, no termina de funcionar bien el contraste. Igual son cosas mías. A mí me parece bajar un escalón. Pero no abusa. Sólo se pone particularmente bestia al final.
Dicho esto hay muchas cosas buenas.
Me gusta lo rápidamente que entra en materia, lo directo que va al grano, con imágenes, no con palabras. Muy buen arranque.
La película es muy inquietante, con momentos logradísimos. Es perturbadora, angustiosa, retorcida. Usa una mitología brujeril más o menos novedosa y le funciona.
Es positivo también la profundidad en la psicología de los protagonistas, los cambios en los puntos de vista. Las relaciones entre los personajes son consistentes y tienen un desarrollo bastante lógico.
Me parece que hay mucho del estilo de Shyamalan en los encuadres de cámara, en el modo de buscar ángulos y movimientos impactantes. La secuencia de la “rebelión” final, ese arrasar con todo y esa violencia visceral, desatada, brutal, es espeluznante y catárquica.
Los elogios hacia Weapons, al igual que los de Barbarian, me parecen exagerados. Creo que estamos ante un director prometedor, con buenos momentos, secuencias brillantes pero que aún tiene mucho que mejorar antes de que podamos hablar de obras maestras.
Weapons es mejor que Barbarian.

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