El
género romántico
está bien
lejos
de mis intereses. Suelo
huir de él.
Pero me puse a verla porque dirige Celine
Song
y Song
dirigió una de las mejores películas de 2023: Vidas pasadas.
Seguimos
a Lucy, que trabaja como casamentera en la empresa Adore.
Materialistas,
por su propio título, sonaba frívola, ligera. Pero la directora
tiene profundidad, da vueltas a las relaciones de pareja, a eso que
llamamos amor.
Lucy
es bastante realista, sabe evaluar, plantea las cosas a los clientes
de modo racional.
También
lo es en su vida privada, en sus relaciones.
Una agresión de un cliente a una cliente hace que ella se conmueva,
que vacile, que dude de lo que hace. Un acto realista le hace dudar
de su realismo y objetividad. Comienza a ver sólo lo negativo. Y eso
afecta a su vida personal, a la relación que tiene con Harry.
Empieza a ver la delgada línea que separa a
una casamentera de una celestina. Sophie lo dice con claridad:
proxeneta.
Estamos
en un mundo
en el que
queremos personalizar un esposo o una esposa, el ser perfecto con
atributos perfectos. El matrimonio como un trato comercial en el que
conviene que exista el amor. Todo
se reduce a dinero,
edad, estatura. Las cirugías como una inversión para recuperar un
valor corporal. Estatura de los varones, tan determinante.
Song
muestra una sociedad que no sabe amar, no quiere amar. No puede amar.
Me
gusta la secuencia
de la conversación con la jefa mientras detrás, otras empleadas,
brincan de alegría.
Me gusta el despertar de John en
un piso cutre con compañeros de piso cutres y
el
despertar de Lucy
en una casa de 12 millones.
El
apartado técnico. Celine
Song
está mucho más segura en el uso de la cámara. No es sólo que
tenga más dinero. No seamos materialistas. En Vidas
pasadas
movía la cámara sin ton ni son. Ahora la mueve cuando debe y
realiza con ella algún juego interesante en momentos oportunos. Ha
perdido algo de simbolismo y sugerencias sutiles. Es más directa.
Quizá la peli lo exige porque su protagonista es así: directa,
fría, calculadora.
Abre
con una secuencia en el Paleolítico. ¿Cursi? Sí. Pero también
muy elocuente. Una escena que llevaremos con nosotros durante un
metraje mayormente cínico, un ancla emocional de esperanza. Porque
desde la primera pareja cavernícola hasta esta tarde, todo el mundo
tiene un deseo, una pulsión, de envejecer al lado de quien ama. Para
siempre. Con sus arrugas, canas, cambiándose los pañales
mutuamente, enterrando al otro.
No
es tan brillante como Vidas contadas pero sigue siendo
bastante buena. Estaré atento a lo siguiente de Song.
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