28/8/25

Atraco a las tres

-Estoy disponible, guapa…
-No me extraña nada, joven…
Que el arte es subjetivo, que a uno le gustan unas cosas y a otros otras, que para gustos los colores… Lo que quieras pero hay dogmas absolutos. Y uno de ellos es que si sale Gracita Morales hay que verla.
No. Es broma. Tiene cosas muy mamarrachas.
Pero le pasa como a Marilyn Monroe. Sólo que en vez de la belleza es la voz. La voz de Gracita era un punto a su favor pero no dejaba ver lo buena actriz que era. Vaya naturalidad, vaya desparpajo. Pocas actrices de comedia como ella. Tenía un control absoluto del timing, de la réplica, de la mueca, de la moderación o no. Daba a la cámara justo lo que ésta necesitaba. Y aquí estaba genial.
Los empleados de un banco, descontentos con el nuevo director, planean un atraco en su propia sucursal. Son un poco torpes en la preparación así que quizá no lleguen vivos al día previsto.
Esto era la España de los años 60 y era tan improbable que el atraco saliese bien como que Mr. Marshall pusiera un pie en Villar del Río. La película, como tantas españoladas, era una descripción de la situación de la época, puro costumbrismo. Lo mejor, en mi opinión, eran esos personajes tan bien escritos. Cada uno con sus anhelos, frustraciones y problemas.
Una de las mejores comedias españolas. El sueño de unos pícaros honrados.

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