El
club del crimen de los jueves
son cuatro septuagenarios que, en su residencia de ancianos, tratan
de resolver antiguos crímenes. Ahora están con uno de 1973: la dama
de blanco que cayó por la ventana. Pero un asesinato, más inmediato
y que les toca más de cerca, derivará su atención.
Coopers
Chase debe ser la residencia de ancianos más cara del mundo. Tan
buena como estar en Oxford, pero con mejor comida y menos pedantes.
El
reparto es alucinante. Sólo por eso ya merece la pena verla. Es un
disfrute. Además es ágil y divertida, con toques de comedia muy
entrañables. Tiene ese aire británico tan de Agatha Christie
pero con un plus de complejidad añadido en la construcción de
secuencias que a Chris Columbus se le da muy bien.
El
conjunto, pues, está envuelto en una atmósfera simpática y
juguetona.
Así
que no entiendo el final.
Digo.
Entiendo quiénes son los asesinos y la trama. Es sencillo. No
entiendo el cambio de tono. No entiendo ese regate al espectador. No
entiendo por qué una película decididamente optimista, aterriza
hacia el final en algo triste, desesperanzado. ¿De verdad era
necesario castigar así lo que estaba bien?
No
sé qué decirte. Desde el punto de vista emocional te lo pasas bien
durante todo el tiempo para dejarte con mal sabor de boca.
Como
película en sí, si no te importan los sentimientos, es una película
muy bien ejecutada.
A
mí me gustaría ver otra actuación del TMC (Thursday Murder Club)
pero con un poco de piedad para sus personajes.
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