Se
desarrolla en la actualidad pero su tono tiene un aire muy setentero:
sucia, social, soez; violenta, personajes enloquecidos encadenando
malas decisiones… Un realismo con estupideces como abrir la puerta
del coche sin mirar. La consecuencia es, lógicamente, bestia,
impactante y… ¿cómica? La conductora juega bastante
bien en esa frontera: con los pies en el suelo y el absurdo que
acompaña a los criminales.
Edie,
Edith o Eenie Meanie como fue rebautizada por el mafiosete local Andy
Garcia,
ha tenido una vida muy chunga. A los 14 años conducía para
trasladar a sus padres borrachos y drogadictos. A partir de ahí fue
a peor. Ahora parece que está levantando cabeza pero qué va: se ve
implicada en el robo de 3 millones.
El
guionista Shawn
Simmons
dirige por primera vez. Se ve que los coches le interesan. Ya dio
prueba de ello en la escritura de la serie Wayne.
Aquí acentúa los elementos dramáticos y de sordidez. Tiene algunos
detalles de montaje interesantes y se ve que estuvo atento a cómo
traducían su escritura a imágenes en
The
Continental.
Está
bien escrita. Tengo algunas dificultades para encajar situaciones
como la clásica (más bien sobada) planificación del atraco y el
tono dramático. En esa búsqueda del realismo sucio no deberían
incluirse ciertas cosas. O, si las incluyes, apostar por un estilo
menos tosco. El humor, más que funcionar como contraste, chirría.
Otros
aspectos funcionan bien: la inclusión de un posible rival. En
general todo lo que guarda relación con el atraco en sí me parece
muy logrado. Desde luego la
persecución final tiene
un ritmo impecable. El drama de los protagonistas, más allá de que
da contexto y cierta profundidad, parece excederse, como si estuviera
mejor en una
película trágica.
Hay
momentos muy oscuros. No hay nadie con un ápice de bondad, todos son
egoístas.
Samara
Weaving
está
muy bien
en su papel.
Moraleja:
usa coches manuales, no inteligentes, cuando vayas a un atraco.
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