Años
70. El negocio de las ostras no va bien por la contaminación. Así
que 6 buceadoras aceptan pescar otras cosas: unas cajas que no saben
qué contienen.
Un
cóctel explosivo, como muchas otras películas coreanas. La
violencia es muy
bestia,
los planteamientos sociales serios, el drama potente y la comedia…
divertida.
No
sólo es una buena película sobre mafias sino que tiene una
capacidad inusitada para ofrecer un nuevo enfoque. No imita pero
recuerda unas veces a Uno
de los nuestros,
otras veces a Tarantino,
otras a Guy
Ritchie…
Es
buena la dirección y el montaje. Está muy bien el desarrollo de las
dos protagonistas: su relación de amistad, la distancia, el
reencuentro… Hay juegos de engaños, un
buen nivel de producción con
escenarios muy variados…
Pienso
que la película logra exponer muy bien esa idea que planea en
cualquier negocio criminal: la traición. En quién confías, en
quién no, qué sucede cuando te equivocas…
Ahí
está el triunfo de esta película: el modo en que maneja la traición
y los engaños. Gente que continuamente sospecha de sus aliados, con
razón, y que pese a todo tiene que engañar. Mutuamente. En varios
niveles. Las contrabandistas de Guncheon, los de Seúl, los polis
corruptos de aduanas, entre ellos… Y aprovechar todo eso en tu
favor.
Ese
final submarino me pareció original, sorprendente, muy bien rodado.
Una
película muy sólida.
Ryoo
Seung-wan
escribe y dirige con mucha personalidad.
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