Cuando
leí que Clint
Eastwood
haría una película de juicios, decidí no verla porque, ya sabes:
odio las pelis de juicios. Pero luego veo el reparto: Nicholas
Hoult,
Toni
Collette,
J.K.
Simmons,
Kiefer
Sutherland,
Chris
Mesina,
Zoey
Deutch…
El argumento me recordaba a Voto
decisivo
(1962), film francés con resabios de nouvelle
vague.
Justin
Kemp no está contento. Su mujer está a punto de dar a luz y a él
le nombran jurado nº 2. Aún está menos contento cuando el juicio
versa sobre cierta muerte, sabe que el acusado es inocente pero él
prefiere mantener el pico cerrado.
No
soy objetivo. Me pareció un rollo la selección de jurado,
sobrellevé como pude la exposición y testimonios, trate de buscar
valores puramente cinematográficos… Eastwood
rueda con precisión y eficacia asombrosa (incluso cuando es
tramposo), con un sentido del ritmo envidiable. Sólo que yo creo
estar viendo la enésima versión de 12
hombres sin piedad.
Y me aburro. Sólo quiero saber cómo resolverá el final, en qué
diferirá de otras.
Lo
que más me gustó fue una cuestión colateral: el reproche privado
que le hace el abogado a la fiscal porque ella se ha convertido en
una política. Y eso implica que ya no busca la verdad. Muy
interesante porque eso la empuja en cierta dirección.
Las
deliberaciones del jurado. ¿No te parecen las de siempre rodadas
casi del mismo modo de siempre? Ahí, por un momento, se escapó de los tópicos. J.K.
Simmons
se revela como un poli retirado y sorprende el hecho de que decida
investigar por su cuenta algunos detallitos. Quizá demasiados para
el gusto del jurado nº 2. Y de la juez. Bien: eso aportó un giro de
tensión inesperada.
Me
parece una más del montón, decentemente rodada. Pero estoy seguro
que a la mayoría le gustará bastante y, a unos cuantos, incluso
mucho.
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