Comenté
en la reseña de Le llamaban Jeeg Robot
que había que seguir a Gabriele
Mainetti.
Pese a mis intenciones dejé escapar Freaks
Out
(2021) hasta que recientemente, alguien me la recomendó. Creo que sé
por qué no la vi en su momento: neorrealismo italiano.
Si
me sigues un poco, tal vez hayas percibido en alguna ocasión ciertas
pequeñas indirectas hacia el neorrealismo. Como que ya estoy harto,
por ejemplo.
Freaks
Out
nos sitúa en 1943, cuando Italia está aún del lado de los nazis. 3
hombres y una mujer trabajan en un circo. Son los raritos. Los
superhéroes, los X-Men.
Pero sí, insertados en ese neorrealismo, crudo, sucio, chabacano,
desagradable, que no encaja muchas veces con un humor chusco e idas
de la olla como lo del cañón.
Por
un lado me alegra que se evada de las directrices de Marvel y DC pero
es que mantiene el peor defecto de éstas: esa agotadora, ridícula,
insufrible pelea final de 20 minutos. El momento épico se estira
tanto que acabo bostezando de aburrimiento.
La
película quiere jugar a demasiadas cosas: ser neorrealista, ser de
superhéroes a lo (textual) Los
4 Fantásticos
y, al mismo tiempo, jugar a ser un poquito El mago de Oz.
Si te terminas los créditos finales verás un dibujo que muestra lo
que se pretendía, pero que no se logra incluso cuando lo citan
explícitamente en algún momento.
La
cuestión es que pienso que este tipo de historias, las de
superhéroes, deben inspirarse en este modo de hacer las cosas. Basta
ya de las repetitivas tontadas hollywoodenses. Pero tienen que saber
encontrar un equilibrio.
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