Un
supervillano muere un poco por culpa de sus tres secuaces. Ahora, sin
jefe, sin dinero y sin poderes, tratan de sobrevivir como pueden.
Beatrix sigue en su afán de dominar el mundo y se presenta a unas
pruebas para supervillanos.
No
es tan episódica como Go West,
no se apoya tanto en una sucesión de gags. Quiere
ser más película en el sentido de que busca
un guion más coherente, una historia con planteamiento
lógico. Y tal vez ése es su error.
Digamos
que todo el proceso por el que Beatrix llega a tener consideración
como villana, sufre altibajos. No voy a entrar en los aspectos buenos
y malos de este desarrollo porque me extendería demasiado. Digamos,
simplemente, que algunas cosas me hicieron bastante gracia y que hay
otras cuestiones que deberían pulirse en favor del ritmo.
Lo
que sí me interesó fue el momento de cómo funciona el marketing.
Ahí está la idea del guionista que le hizo parir todo lo demás. Y
tiene mucho de creíble, de realidad tras la alegoría estúpida, de
los bancos de inversión que controlan cualquier cosa y su contraria.
Me gustó también el Capitán Justicia, una parodia de los
superhéroes: desde Supermán
al Homelander de The
Boys.
Más estúpido pero, a la vez, más plausible.
Otra
comedia de los responsable de Go
West
con Mallory
Everton
a la cabeza. No me ha parecido tan lograda porque se alarga demasiado
en su metraje y hay demasiado cliché en la estructura, sin embargo
tiene su gracia y cierto ingenio.
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