La
primera temporada fue un drama con el telón de fondo de un misterio
de ciencia-ficción. Fue muy interesante ver a todos esos personajes,
descubrir sus personalidades, adentrarnos en el misterio de sus
deseos.
Eso,
claro, ya no está en la temporada 2. Y creo que pierde fuerza debido
a ello. Ya conocemos sus traumas, obsesiones y objetivos. Así que
ahora se trata, solamente de darles vueltas.
El
drama es menos drama y se desarrolla mucho más la ciencia-ficción,
el agujero en el prado, las paradojas temporales, los personajes que
están aquí, allí y aquí y allí al mismo tiempo.
Desde
luego la historia de Joy que atisbamos al terminar la primera
temporada (esos tipis) es mi preferida. Le sacan mucho partido y,
además, sirve para presentarnos a algún que otro nuevo personaje,
aunque sea por breve tiempo.
La
que menos me encaja es la trama de Perry/Ben. El hijo ha contado al padre
muchas cosas que le depara el futuro y parece que no se ha enterado
de nada o no hizo caso. Y te planteas que por qué no le contó otras
muchas. Además, en el rebote de vuelta, se cambia la historia. No es
una mera paradoja, es un cambio en la raíz de toda la trama.
Independientemente de que lo expliquen o no en la siguiente
temporada, el presente no tiene sentido.
Me
he sentido cómodo con las intrigas de Autum y he disfrutado mucho de
la exigente interpretación de Lili
Taylor
para su Cecilia.
En
definitiva: la he visto con agrado pero no con la adicción de la
primera. Ya no me interesan tanto los personajes. O no la mayoría de
ellos. Hay cosas demasiado confusas debido a las paradojas temporales
pero que a veces suenan más a improvisación sobre la marcha.
Y,
claro, hay un problemilla, que es que la última frase de la
temporada 2 es:
-Esto
es sólo el comienzo.
Dos
temporadas para plantearnos el comienzo.
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