Chris
Hemsworth
me ha gustado más de lo que esperaba. Es un malvado con sus rarezas
(ese osito de peluche) pero no es histriónico y sí bastante lúcido.
Actúa con lógica malévola, sin estupideces.
Voy
a profundizar un poco porque la película pretende no ser sólo
acción, sino contar la historia y psicología de Furiosa. Está
dividida en capítulos, fases de la vida de Furiosa y ahí fracasa.
Opinión personal: la historia de Furiosa debió centrarse en su
vuelta a casa. Es el motor. Sin embargo, el centro dramático se
desplaza en cierto momento a su relación con Dementus: ella prefiere
la esclavitud con él antes que con los pirados de la Ciudadela. Y, pese a todo, Dementus la vende. El núcleo no está en el amor de Furiosa
por su madre, su tribu, su tierra. Está en un ajuste de cuentas. Y
eso es poco. Sabemos muy poco de ella y es bastante confuso. La
dinámica amor-odio funciona, sí, pero no hay más. Los capítulos,
como biografía, no tienen mucho sentido. De hecho conocemos mejor a
Dementus que a Furiosa.
Fin
de la profundización: esto es Mad
Max
y hemos venido a ver cómo muere gente bajo las ruedas de los
camiones. Y sigue siendo muy espectacular, muy bien rodado, un
ejercicio de violencia estética y fascinante.
Me
asombra cómo el jefe de Gastown pinta un mural de Hilas
y las ninfas
de Waterhouse.
Y me asombra que sea tan Prerrafaelista la venta de Furiosa y el
gineceo posterior. ¿Qué le pasa a George
Miller
con los Prerrafaelistas? ¿Le gustan tanto como a mí?
¿Cómo
perdió el brazo Furiosa? Pues es lo que íbamos a ver y es un
momentazo.
Esa
secuencia de 15 minutos asaltando el camión, marca de la casa, es
muy imaginativa, como siempre. Y no me ha parecido tan burra como
otras veces. No sé. Igual ya hice callo.
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