Gran
parte del impacto de esta película está en no saber de qué trata
realmente hasta la mitad de su metraje. Si te lo cuentan, ya habrá
perdido buena parte de su emoción.
Pero
no reside ahí su único logro. Es una buena película, bien
dirigida, montada y fotografiada con buenos personajes.
Comenzamos
in medio res, a saco, con una chica con la cara ensangrentada,
vagando por calles desiertas. Sabemos que huye, pero no sabemos de
qué. La primera conversación es en el minuto 6 y trata sobre lo
bien que combina el Albariño con las ostras. Y es Sonya Walger
la que participa en ello.
Así
que tenemos una mujer a la fuga y otra que la persigue. Lo que más
me ha gustado de la peli es que no te posiciones más a favor de una
que de la otra. Ambas hacen lo que tienen que hacer desde su punto de
vista. Pocas veces ocurre en el cine que ante un personaje y su
antagonista no sepas elegir, no juzgues.
Y
sorprende que, en ese empate, haya tensión. No resulta jamás
aburrida ni permaneces indiferente.
Aquí
hay un drama y hay otro género. Tratado mil veces. Pero nunca así.
Porque lo que le interesa al director es el drama, los personajes
bien escritos, el duelo entre Sonya Walger y Hayley Erin.
Ambas tienen su complejidad.
El
tráiler puede estropearte la experiencia completa.
85
minutos bastante impactantes.
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