18/5/24

Deep Sea. Viaje a las profundidades

Se estrenó la semana pasada pero ya no hay forma de seguir el ritmo semanal.
Shenxiu vive con su padre. Ahora tiene una nueva mamá y un nuevo hermano. Pero Shenxiu echa de menos a su verdadera madre. Durante un crucero, arrebatada por las olas, acabará en el extravagante restaurante del cocinero NanHe de Mar Profundo.
La historia recuerda en muchas ocasiones a El viaje de Chihiro. He llegado a entender bastante a Miyazaki, sus símbolos, sus temas, sus recurrentes obsesiones. Pero esto es una nueva mitología, de otro director, de otro país (China) y muchas cosas se me escapan. Es difícil adentrarse en la simbología de esos peces, esos monstruitos marinos, el Fantasma Rojo (la sudadera, el miedo, la inseguridad), el Mar Profundo.
Es complicada en sus interpretaciones y también cuesta seguir su ritmo porque, indudablemente, a cada secuencia le sobran varios minutos. Se exceden en metraje porque se exceden en virtuosismo. Técnica y visualmente es una película portentosa, un delirio de color, un dominio increíble de la animación, con secuencias complejísimas en las que se mueven decenas de elementos y que precisan ser animados con coherencia. No creo que ni Disney ni Pixar hayan llegado a realizar antes secuencias tan elaboradas, tan apabullantes. Pero sí: les sobran minutos en cada subtrama.
La historia tiene un tono de tristeza permanente. La pena de Shenxiu, la ausencia de la madre, impregna cada fotograma. No es muy para niños.
Visualmente fascinante pero el guion necesitaba algo más que dar vueltas sobre sí mismo. Pese a todo, insisto, las pegas que le puedo poner son principalmente culpa mía porque no he entendido gran parte de sus elementos alegóricos.

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