6/11/22

La toma del poder

A los 16 años Mel
hackea la base de las Fuerzas Aéreas. 10 años después se gana la vida decentemente buscando errores de software para grandes empresas, pero le sigue gustando trastear y enfada a quien no debía.
Es una película de acción convencional sin grandes alardes. Pero está bien rodada y tiene lo que deberían tener todas las películas de este tipo y donde muchas veces fallan: hay un ritmo impecable. Como además no dura mucho, la fuga de Mel se sigue con facilidad. Para el final reservan alguna escena más espectacular, sin pasarse en exceso, cosa que ayuda a hacértela verosímil.
Me gustó la interpretación de Buddy. En versión original todos esos ruidos, jadeos, esfuerzos, palabras medio murmuradas, son de una naturalidad sorprendente. Y su dinámica con Mel es interesante. Me habría gustado saber más de su historia, aunque es posible que, de profundizar en ello, hubiese dado para otra película.
Es un producto holandés ejecutado por una directora (Annemarie van de Mond) que parece conocer al dedillo los funcionamientos del thriller al estilo Hollywood. Si quiere trabajar allí me parece una estupenda carta de presentación.
A partir de ahora te plantearás dos veces si debes subir a un autobús autónomo. Aunque, claro, en España no tendremos ese problema hasta dentro de mucho. Lo de poner tu carita para reconocimiento facial también es para pensárselo.

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