Rosebud no explicaba al Ciudadano.
Sigue siendo solamente un Individuo.
Eso es lo bueno: es inagotable.
Como ocurre con todo el buen cine.
Como ocurre con la vida.
Crítica y opinión de cine y series.
Alguna
vez comenté que los humanos necesitamos que nos cuenten historias, que las
series de ahora son los trovadores de ayer. En el 1x04 hay un momento de humor
que me pareció muy inteligente. Un tipo critica la primera temporada de la
serie porque no descubrió hasta tarde que había varias líneas temporales.
Astutamente usan las canciones del bardo para lanzar esa andanada a tanto
crítico perezoso que quedó con la cintura rota. En
esta segunda temporada (he visto la serie con bastante retraso desde su estreno,
quería cierta distancia) logran un alto nivel. De hecho me parece de lo
mejorcito en series de fantasía hasta la fecha. Hay un buen equilibrio
narrativo, un ritmo adecuado, personajes construidos con mimo. Pienso
que elaboran bien la idea del monstruo que mata monstruos. La necesidad del
brujo a nivel social y los traumas que eso provoca en ellos. Poco a poco
descubrimos quién es Ciri, otra clase de monstruo diferente. El monstruo con
piel de princesa. Sí
me parece que existe cierto desequilibrio con la trama política. Pierde mucho
interés en cuanto el foco se desvía de Geralt, Ciri y Yennefer. En cualquier
caso el conjunto evoluciona adecuadamente, construyendo ese mundo que puede
traer interesantes ramificaciones.
Sofía
es ciega. Trabaja cuidando casas ajenas mientras sus dueños no están. Y también
robándoles un poco. Hay una aplicación llamada mira por mí en la que alguien te echa una mano, a distancia, usando
la cámara del móvil. Cuando unos ladrones entren a robar la casa que cuida,
Sofía va a necesitar de esa aplicación. Mucho. Aunque
la primera media hora se maneje bien mostrándonos las dificultadas a las que se
enfrenta la protagonista, lo cierto es que resulta algo superflua porque la
trama en sí, de lo que va la peli, no empieza hasta después. Pienso que es su
principal defecto. Acierta,
en cambio, al mostrarnos a alguien con minusvalía sin pretender que nos caiga
bien. Por decirlo suavemente la chica resulta un tanto desagradable por su
carácter y su tendencia al hurto. La relación con los ladrones resulta un tanto
ambigua. Vamos, que no es la angelical Audrey Hepburn en Sola en la oscuridad. En
su mayor parte convencional, pero con algún que otro giro de guión interesante
y bien rodada. Entretenida,
para pasar el rato pero no aporta gran cosa.
-En
Irlanda nacemos para emigrar. De lo contrario no habría tabernas en el mundo. Kenneth Branagh escribe, dirige y lo
da todo. Qué comienzo. Secuencia en color del Belfast contemporáneo, la cámara
se acerca a una tapia, se alza y pasamos a blanco y negro. Estamos en 1969. Los
niños juegan a matar dragones. Buddy tiene un escudo, la tapa de un cubo de
basura. Y estalla una revuelta. El fuego imaginado de los dragones se convierte
en fuego real y su escudo ya no resulta tan fiable. Lo
demás es una composición de pinceladas, anécdotas, minucioso detallismo, planos
muy pensados, que construyen la atmósfera cruda, hermosa, violenta y nostálgica
de las luchas entre católicos y protestantes. Barricadas en las calles, juegos,
bailes, miedo, tensión, el cuelgue por una niña, travesuras. El
cine nos ha servido muchas historias sobre el conflicto de Irlanda del Norte.
Pero ésta cala hasta los huesos, diferente a todas las demás, centrada en las
pequeñas cosas para hacerla universal. Todo observado desde el punto de vista
de un niño confundido que no quiere ir a Inglaterra para no tener que hablar
raro. Kenneth
Branagh
construye una potente semi-autobiografía. Emocional, bien medida, inteligente
en los recursos a emplear. Qué
bien dibujados los personajes con un par de trazos. Impagables los abuelos. Y
el cine que lo marcó siendo niño. Hace
un millón de años, Chitty
Chitty Bang Bang y las muy oportunas El hombre que mató a Liberty Valance y Sólo ante el peligro. La escena climática tiene mucho de duelo
de western. Curioso.
Las dos mejores películas en lo que va de año son en blanco y negro.
1.
La crítica especializada no está alabando precisamente La mujer de la casa de enfrente de la chica en la ventana. Casi
todos ellos la comparan con Solo
asesinatos en el edificio. Y sale perdiendo, claro. No es un buen modo
de hacer crítica pero creo que es inevitable. Llegas después y sufres las
consecuencias. Hoy se estrena. Veremos. 2.
Puñales por la espalda 2 se
estrenará en otoño. Bueno es saberlo. 3.
Luca fue la película más vista
en plataformas en Estados Unidos. Muchos especulan con que, en la actualidad,
sólo Pixar consigue atraer suscripciones en la plataforma de Disney, de ahí que
no las estrenen en cines. Es otra teoría tan válida como otras, pero a mí me
parece bastante buena si se la une a otras. 4.
Misión Imposible retrasa su
estreno a 2023 debido a la pandemia. No sé yo. Creo que es hora de que las
distribuidoras se den cuenta de que han cambiado muchas cosas en los dos
últimos años. No es sólo la pandemia lo que frena la asistencia a cines.
Burnt
Ridge. Un pueblo a 5000 km. de ninguna parte. Un Fargo a la australiana. Un lugar en el que un hombre despierta amnésico
después de que un camión golpeara su coche en una de esas carreteras desérticas
e infinitas. El hombre lleva consigo un pasado y atrae la violencia. También
hay un tipo griego enterrado, vivo, por los alrededores. Mucho
mejor en sus primeros capítulos que en los finales, aunque estos no sean malos
del todo. Sus inicios están muy logrados. Hay un continuo suspense que mantiene
al espectador desconcertado, tan perdido como el propio protagonista. Vamos
averiguando, a su lado, quién es y por qué hay a su alrededor explosiones,
sicarios y muertes. A
medida que el misterio se desvela, la historia pierde pulso. No se puede
achacar a las revelaciones en sí, es que la historia abandona la absoluta
coherencia y la exacta atención a los detalles. En los últimos capítulos hay
cosas que chocan un poco, como la velocidad a la que Lachlan organiza su
estrategia mientras el protagonista permanece anclado en la carretera. O las
decisiones de la poli novata que, si en los primeros compases las podemos
achacar a sus complejos e inexperiencia, ahora se vuelven bastante arbitrarias. En
cualquier caso es una buena historia, con buen ritmo, suspense, buenos
personajes y un final duro y amargo si es que se queda así.
Por
culpa de un accidente (o gracias a él) Gary conoce a Mary. Gary es un viudo con
una hija de 11 años. Mary es una mujer con un secretillo. Seguro
que esta serie tiene un público objetivo al que se dirige. Pero incluso ese
público va a quedar con la cintura rota. Por diversas partes. Veamos.
Es romántica, desde luego, y sorprende que funcione la química entre Isla
Fisher y Josh Gad. Es drama y, de hecho, se mete en unos jardines
bastante serios tocando temas muy delicados. Es comedia, obviamente, porque
pasan cosas delirantes. Es terror, por supuesto, porque en el fondo, en el
fondo, de eso trata. Pero no es que sea unas veces, una cosa, y otras, otra. Es
que todo pasa a la vez. Esa conversación de la barbacoa, por ejemplo. Es una
conversación muy dramática porque para los personajes va en serio, pero es tan
loco para el espectador que quieres reírte y te planteas: ¿en serio estoy
escuchando esto? Lo
cierto es que te engancha. Quieres saber a dónde lleva esa mezcolanza de cosas.
Quieres saber por qué está funcionando, quieres ver el momento en que se
derrumbe o tenga éxito. Serie
australiana. 6 capítulos de 20-25 minutos. Se ve en un ratillo. Un ratillo que
te llevará en un carrusel. Tan pronto estarás interesado en la exposición
cruda, realista, de un problema gordo, como abrirás los ojos, perplejo,
alucinando, sonriendo. O, al llegar el último capítulo, lavándote la sangre de
las manos. El
guión es bastante bueno y la fotografía cálida de la ciudad de Adelaida la
hacen muy atractiva. Josh Gad suele hacer papeles de
tontolaba. Aquí
despliega muchos matices.
La
trama, el concepto general, la idea del crimen, son maravillosos. Lo tiene
todo. En primer lugar un asesinato en cuarto cerrado. En segundo lugar usar la
sospecha de un Asesinato en el Orient
Express para exponer los motivos de los sospechosos y mostrar los
clichés del género. En tercer lugar su toque meta. Y en cuarto lugar cierto
aire a Puñales por la espalda,
con un juego dentro de otro juego. Todo
esto significa que el argumento atrapa. Pero la ejecución es… Televisión
Española. Dirección plana, inane, sin ritmo, clónica… Lo ves cinco minutos y
sabes que es Televisión Española sólo por la puesta en escena. Es
el problema de la televisión pública. No es tanto que hagan cosas malas (que
las hacen), que desperdicien el dinero (que también). El problema es que tratan
a todos los productos por igual. Está claro que nadie percibió que el guión de Laura y el misterio del asesino inesperado
era una joyita, que pudo dar para mucho más. Que en lugar de las atrocidades
que ha financiado la tele pública este año pudieron invertir en algo bueno. Pero
en RTVE nadie se fija en esas cosas. Nadie piensa en la calidad. En
fin. Una historia buenísima que se arrastra por la sosería de la planificación.
Un
equipo de soldados aterriza en una base. Deben coger a uno de los detenidos y
llevarlo a Estados Unidos. Justo entonces llega un grupo de mercenarios
islamistas. La
trama es lo más elemental del mundo. Un tiroteo tras otro alternando con
peleas, puñaladas, granadas y algún chaleco-bomba ocasional. No hay más
misterio. Ahora
bien. Hay que tener agallas para realizar la película en tiempo real y en una
sola toma, un travelling de hora y
media que nos lleva desde el helicóptero en vuelo (supuestamente) a las
estancias, exteriores, túneles de ventilación, almacenes… Una virguería técnica
que es el único aliciente de la película. Y
si bien la sigues por ver cómo juguetean con la cámara, lo cierto es que llega
a cansar el nulo desarrollo de la trama. Es sentarte a ver cómo disparan en
ambos bandos y cómo van muriendo también en los dos. Se ve que han pensado en todo porque hay mucho enmascarado y, aunque lo maten, puede seguir
haciendo de extra a la vuelta de la esquina para que lo maten las veces que
haga falta.
150
minutos son excesivos, muy excesivos, para contar lo que cuenta. Guillermo del
Toro fía todo a su
estética. Y es verdad que siempre rueda bonito. Filma con elegancia el feísmo
de su primera hora en el circo y filma con preciosismo el mundo del glamur
posterior. Pero eso no es suficiente para mantener el ritmo, la tensión. Seamos
claros: la primera hora es un mero capricho. Es un prólogo estirado exageradamente
para mostrarnos de donde le viene al protagonista su habilidad para mentir y
estafar. Y para conocer a la chica. Una película previa a la película posterior
de hora y media que realmente quiere contar. Se
me hizo más llevadera esta segunda parte, su trama de intriga, de cine negro de
aire clásico, con su mujer fatal (Cate Blanchett, inmensa, la mejor) pero incluso ahí se
nota el exceso. En
el cine de del Toro siempre hubo monstruos. Monstruos metafóricos,
alegóricos, simbólicos. Monstruos que eran monstruos y monstruos que emanaban
bondad. Siempre apariencia de otra cosa. Aquí
los monstruos son los humanos. Cosa lícita. Pero son monstruos sin nada detrás.
Humanos malvados. Sin más. Creo que ese es el principal problema a la hora de
leer la película. Sólo Rooney Mara tiene bondad. Así
que hay momentos buenos, escenas potentes, pero dificultad para ensamblar el
todo. A veces los minutos pesan mucho. No es mala película y sospecho que será
la peli más interesante de del Toro para aquellos a los que nunca gustó del
Toro. A mí no me ha llegado tanto como otras aunque la he disfrutado por su
estética. En el reparto: Bradley Cooper, Rooney
Mara, Cate Blanchett, Toni Collette, Willem Dafoe, Richard
Jenkins, Ron Perlman, David Strathairn y Tim Blake Nelson
de caramelo final. Así cualquiera.
-James
Bond siempre termina solo. Hay
una maquinita que hackea cualquier cosa y de modo inmediato. Con ella puedes
dominar el mundo fácilmente. A
veces parece una adaptación de Las
aventuras de Ladybug en imagen real. Ni el más mínimo esfuerzo por
imprimirle un giro sorprendente, un as en la manga. Cuatro mujeres espías. Jessica
Chastain (americana poco sutil), Diane Kruger (alemana nada sutil,
en plan Terminator), Lupita
Nyong’o (hacker inglesa), Penélope Cruz (psicóloga colombiana). Y Fan
Bingbing. Unas
actrices de aúpa que no tienen ni que molestarse en interpretar porque la cosa
no da para más. Funcional, rodada con oficio, con peleas bien coreografiadas,
nada memorable, resultón, mecánico, para salir del paso. Feminista, con el
mayor número posible de razas, políticamente correcta aunque no venga a cuento,
simplemente porque toca y así quedan bien. Sirve
como carta de presentación para iniciar una saga pero, por un lado, dudo mucho
que puedan volver a juntar a ese espectacular reparto y, por otro lado, es una
oportunidad desperdiciada para hacer algo grande. Quiero decir que en vez de
fijarse en cosas como Fast and Furious
(o en Ladybug) debieron
fijarse en Bourne. O en James Bond al menos. Incluso
con un material tan pobre se podría haber hecho mucho más, especialmente en el
modo de conocerse las protagonistas, la dinámica entre ellas. El humor habría
sido una buena idea. Quizá
sabían que la gente la vería por las actrices y que todo lo demás daba igual. Malilla.
Una pena.
1.
Vi los dos primeros capítulos de Cómo
conocí a vuestro padre. Sé que a las comedias hay que darles un tiempo
pero ésta difícilmente tiene arreglo. Pensar que hubo un tiempo en que Greta
Gerwig iba a encargarse de la adaptación… Y la aparcaron por ser demasiado
inteligente. Aunque no usaron esas palabras. 2.
Anota la fecha: 2/9/2022. Estreno de El
señor de los anillos: Los anillos del poder. 5 años han pasado desde
que anunciaron la serie. 3.
Un remake, en inglés, de Mujeres al borde de un ataque de nervios.
Ésta es una de esas cosas que me hacen pensar que yo sobro en este universo,
que no lo han hecho para mí, que los esquemas mentales de mis semejantes están a
una galaxia luz. O soy extraterrestre o lo son ellos. 4.
Bong Joon-ho dirigirá Mickey7.
Pues nada. Deseando verla, claro.
-La
cabeza. Hay que pegarles un tiro en la cabeza, si no siempre vuelven. Mi
Scream sigue siendo Scream 4. La más meta, la más
divertida, la más juguetona. Tal vez con los dos asesinos más pringados. Me
parece increíble que hayan pasado 11 años. Ésta
tiene sus cosas buenas. Comenté que Matrix
Revolutions hacía lo mismo que Terminator
y Star Wars. En la peli las
mencionan, junto con otras, y además bautizan al fenómeno: una recuela. Un remake que es una secuela. ¿Cómo no se me ocurrió a mí? Recuela. Me
gusta la reflexión final de los asesinos (ya sabes que siempre son dos) acerca
de los mecanismos de las pelis de terror. Me gusta la escena del sofá en la que
la espectadora alerta al personaje de la peli cuando en realidad es el
personaje de la peli el que está advirtiendo a la espectadora. Sí. Hay cosas
buenas. Pero
es demasiado sangrienta para mi gusto y demasiado dramática. Demasiado seria.
Y, si te pones meta, creo que debes contemplarlo desde el humor. Es un poco
contradictorio querer ser paródico y profundo. Desde
un punto de vista técnico me gusta el tratamiento que hacen del color. Muy
luminosa, colorida y nítida, con filtro de noche americana para escenarios
rodados a oscuras. Courteney Cox y Neve Campbell,
25 años después, siguen en la saga. Su aplomo para enfrentarse a Ghostface
tiene gracia pues ya lo han convertido en el pan de cada día. Regla
a tener en cuenta: -Nunca
te metas con la hija de un asesino en serie.
-Viajamos
por una razón. Para regresar. Una
pandemia. La civilización cae. Veinte años más tarde la Sinfonía Viajera
recorre caminos llevando música y teatro a los restos de humanidad. Un cómic
llamado Estación Once influye a un
niño y una niña de modos muy diversos. Serían
necesarias muchas páginas para hablar de esta serie como se merece. Personajes,
tramas, conexiones. Traumas. Redención. Aunque no aparece mucho, pienso que la
protagonista es Miranda, la autora de la novela gráfica. Ella dispara las
decisiones de dos personas que tardarán bastante tiempo en descubrir cómo están
conectadas. Miranda
es la primera esposa de un actor que muere sobre las tablas en el inicio de la
pandemia. A partir de ahí fructifica un relato de historias cruzadas bien
dibujadas, personajes bien construidos, tramas bien entrelazadas. Un universo
con nuevas palabras, nuevas reglas, nuevas costumbres. Comunidades que salen
adelante mejor o peor según su entender. La que se rodea de minas, los que
asaltan los caminos, el Profeta con sus niños de Inframar, el hospital de
maternidad, los que se hacen fuertes en un aeropuerto y se convierten en el
Museo de la Civilización. Los que niegan un Antes, los que sólo conocen el
ahora. No
es fácil esquivar clichés en argumentos post-pandemia, post-apocalipsis. Estación Once logra huir de ellos.
Es muy original, con personajes extraños sin ser extravagantes. Suenan
naturales y creíbles. Las interpretaciones son frescas y su evolución
verosímil. Los actores tienen que interpretar diferentes versiones de sí mismos
a lo largo del tiempo. En ese sentido me llamó la atención Elizabeth. A veces,
pocas, se le va la mano en lo sentimental. También
está muy bien editada. Hay capítulos enteros que olvidan la historia principal
para centrarse en personajes colaterales. Son episodios acertados porque
clarifican muchas cosas sin suspenses innecesarios. Me
ha gustado mucho. La he disfrutado.
-Si
eres mal escritor, te haces periodista. El
tío Charlie tiene un bar, The Dickens. No fue a la universidad, no tuvo muchas
opciones, pero es inteligente, lee mucho y para JR es la figura paterna que
nunca tuvo. Estamos en 1973, JR tiene 11 años y su madre ha tenido que volver a
vivir con su abuelo, tíos y primos en una casa superpoblada. La
primera mitad cuenta la infancia, los recuerdos del escritor JR Moehringer,
idealizados, teñidos de nostalgia: su interés inicial por la lectura y la
escritura, las tardes en el bar, la bolera, los encuentros ocasionales con su
padre. De repente un salto abrupto a la universidad de Yale. Otra
de esa pelis raras que dirige George Clooney. Porque nada de lo que
cuenta tiene apenas interés. No hay profundidad en los personajes, no hay giros
importantes, no entendemos las relaciones entre ellos. No hay nada más allá de
la epidermis. Todo resulta frío, con una voluntad férrea por huir de cualquier
emoción. Flojita.
Esta
ópera prima de David Casademunt demuestra que va muy bien de técnica.
Fabulosa su planificación y fotografía. El páramo infinito de Teruel y una
cabaña de piedra. Con eso le sobra para ofrecernos unas imágenes maravillosas
que funcionan por sí mismas. Y
ese es el problema porque la trama, ay, es difícil de encontrar. The Relic hizo algo portentoso al
encontrar las equivalencias entre el terror y el Alzheimer. La metáfora de Casademunt
hacia la depresión se topa con un obstáculo: queda definida con una frase y ya
está. Le falta desarrollo, situaciones, evolución. Le falta guión. No es
suficiente con salir a pegar tiros al páramo o con un montaje onírico. La
película no es larga pero sí parece vacía en muchos momentos. Y uno sigue
viéndola, insisto, sólo por su puesta en escena. El
director debe agradecer el esforzado trabajo de Inma Cuesta. Es una peli
muy difícil de sostener si tu actriz principal no está entregada.
He
decidido ahora mismo otorgarle a The
Expanse el título de mejor serie de ciencia-ficción. Es asombroso cómo,
de la caótica y complicadísima primera temporada, ha evolucionado para
convertirse en una serie de una enorme ambición y una narrativa extraordinariamente
precisa. Política
planetaria, economía, operaciones bélicas, ciencia-ficción hard, dramas personales, un nivel de producción que para sí lo
hubiese querido Fundación,
personajes bien construidos que darían para debatir, misterios espaciales… Esta
temporada el peso del protagonismo, al menos en cuanto a relevancia de la
trama, se desplazó hacia Camina Drummer. Menudo personaje. Me quedé fascinado
con esa secuencia en que la mujer de hielo se derrumba, se rehace y nos lleva
al momento culminante con Avasarala, su enemiga. Ahí sabemos que toda la serie
existía para ese momento, ese encuentro. Y qué bien construido. La
Rocinante (¿ya he dicho que es un nombre precioso para una nave espacial
ocupada por idealistas o, como diría Avasarala “putos optimistas”?) sigue metiéndose en todos los berenjenales, la
guerra contra Inaros está en su punto álgido y al otro lado del anillo pasan
cosas extraordinarias. Se
acabó la serie, dicen. Es un cierre muy bueno. Pero también dice Holden en la
última escena que quedan cosas pendientes: la protomolécula robada, las
resurrecciones de Laconia, el destino de Filip Inaros y, desde luego, los
nuevos berenjenales políticos que se plantean con ese sorprendente giro final. Una
pena que esta temporada de cierre haya tenido sólo seis capítulos. Creo que da
para una secuela. Para seguir descubriendo vidas alucinantes en este sistema
solar y en los del otro lado de los Anillos.
1.
Luca y Soul se estrenaron en plataforma. Las pelis de Disney en cines.
Parecía que eso había cambiado pero Red,
de Pixar, tampoco se estrenará en cines y Disney la enviará a plataforma. Pixar
vendió su alma para asegurarse una buena distribución y mira tú. 2.
Espero que Jonathan Nolan y Lisa Joy hagan con Fallout algo bueno. Ya sabes: algo
mejor que Westworld. 3.
Ben Affleck dice que Liga de la
Justicia fue su peor experiencia. Pues claro. Suya y de todos los seres
humanos. 4.
Imagino que algún día sabremos hacer una serie thriller en España, con el
ritmo, planificación y contundencia de las americanas. ¿Será Reina Roja?
-¿Quién
habría dicho que el viejo tuviera tanta sangre? Joel trabaja solo, esta
vez, sin su hermano Ethan. Lógico. Es una película personalísima,
diferente a cualquier otra cosa que hayan hecho anteriormente. Es un capricho
extraño, una de esas cosas que uno tiene en mente durante años y que decide, finalmente,
expresarla. Como si una bruja le hubiera dicho que era el momento. Joel salta un siglo atrás y
se instala cómodamente en un estilo que tiene mucho del expresionismo alemán y
toques de Dreyer. Decorados falsos, escenografía sobria, contrastes de
luces y sombras, planos forzados o casi abstractos. Blanco y negro, desde
luego. Formato de 4:3. Lo
interesante es que Joel Coen tiene realmente la capacidad de interpretar
la obra literaria. No la adapta literalmente como muchos, no hace rarezas como
otros pensando que son originales. El director elabora su propia versión, la
imagina a su modo manteniéndose fiel. Y la vuelca visualmente con una fuerza
enorme apoyado en una fotografía fascinante. No
es para grandes públicos. Pero tampoco es compleja. Tiene un tempo perfecto
pues deja la obra teatral en 100 minutos, centrándose en lo que para él es
importante: la conciencia implacable, el remordimiento por el mal causado. Denzel
Washington y Frances McDormand, como siempre, impecables. Éstas
son la clase de cosas que entiendo por cine. No lo de Marvel. Que como entretenimiento
está bien (a veces), pero oiga, un respeto: la diferencia es evidente. Aquí hay
un autor con una visión. Qué
mal rollo da esa bruja contorsionista.
1998.
Un instituto chungo en un barrio chungo de Miami. Negros e hispanos. Algunos
alumnos son deportados, otros asesinados. Un profesor les da clase de ajedrez,
les lee a Pablo Neruda y les pone ópera, tratando de seguir adelante.
Pero sobre todo intenta que piensen por sí mismos. Es
la típica película de superación basada en hechos reales. Pero está muy bien
dirigida y en ocasiones hasta logra evadirse de los clichés. John Leguizamo
dirige e interpreta. Me sorprende el ritmo que da a la película, la
planificación de esas calles y ambiente, la agilidad al explicar una partida de
ajedrez, el estilo desenvuelto. Explicar
una partida de ajedrez puede ser muy arduo y ahí se demuestra la buena
escritura del guionista Dito Montiel para construir algo comprensible,
divertido, enérgico. Está
muy bien contada la llegada del geniecillo cubano y esa simultánea a ciegas con
4 jugadores. También lo está su final, con el punto justo de tensión, sin
excesos épicos. No
será un clásico pero se agradece su ausencia de efectismos.
Me
gustó mucho que la guerra del hombre contra las máquinas empezara en el minuto
5, sin pérdidas de tiempo. Y ahí se acabaron las buenas noticias. La
película cuenta la historia de una parejita huyendo de los robots pero trata,
en realidad, de los sacrificios que hacemos por quienes amamos, lo que una
madre está dispuesta a hacer por su hijo. La película queda en esa tierra de
nadie que tanto mencionan en la peli y que tan mal explicada está. Porque
no nos creemos nunca ese universo ni lo entendemos. No está lograda la
atmósfera, no nos hacemos una idea de la peligrosidad real de las máquinas,
cuántas hay, por qué vemos tan pocas, por qué los protagonistas logran pasar
fácilmente por unos sitios, por qué por otros no, por qué hay cosas que suceden
por el arte de magia de la elipsis… Sam
y Georgia, embarazada, huyen del apocalipsis de las inteligencias artificiales.
Quieren llegar a Chicago y embarcarse hacia Asia, Corea preferiblemente. Lo que
ocurre es bastante tedioso, anodino repetitivo. No logra profundizar realmente
en ese sentido de entrega. Chlöe Grace
Moretz
no acierta últimamente con los guiones que escoge.
-En
general las tías buenas no son de fiar. No
me llevo muy bien con las series de Harlan Coben. Hay que admitir que
tiene una extraordinaria habilidad para sumergirte en sus rocambolescas tramas.
Las casualidades aparentemente imposibles tienen una lógica implacable tal y
como él las plantea. Es loquísimo que ese personaje aparezca ahí en ese
momento, pero entonces te lanza una conexión anterior y lo que parecía
inverosímil resulta una exacta relación de causa y efecto que responde a otra
causa y que generará otro lógico efecto. Y de ese modo va enlazando personajes
y tramas. El
problema que le veo a todo este suspense es que sacrifica a los personajes en
favor de la chiripa, de la sorpresa, el impacto. Los personajes están sometidos
a un guión determinista. Poco importan sus psicologías. O, mejor dicho, el
suspense es toda la psicología que se necesita, sus actos obedecen el dictado
que mejor cuadre para el embrollo del argumento. Creo
que hay ser buen director para evadirse de esa dictadura. O buen actor. James
Nesbitt es el único que logra dotar de cierto carácter libre la tiranía del
guión. Cush Jumbo, por estar en el centro de todo, es precisamente la
que parece más constreñida. La
parejita de psicópatas está demasiado pasada de vueltas. En
cualquier caso entiendo que estas series gusten. El espectador va de giro en
giro, de sorpresa en sorpresa, de boca abierta a quedar despeinado en el
asiento. Entretenida,
pero poco más.
Muy
entretenida. Inverosímil, con casualidades imposibles, coincidencias excesivas,
pero muy apropiada para la edad a la que se dirige. Esta temporada supera a la original.
Está cuidada, no atan al protagonista a una escuela, hay amplios escenarios y
un videojuego está en el centro de todo. Eso sí me pareció decepcionante al
final. La
primera gran coincidencia está en esas vacaciones de finde. La segunda en que
Jack sea contratada por ese bufete en concreto. Y luego hay muchas otras cosas
de la trama traídas por los pelos. Pero
pese a todo es una serie que tiene claro a quién se dirige y cómo hacerlo. Una
aventura de adolescentes espías que se toma en serio las cosas que hay que tomarse
en serio y a broma lo que hay que tomarse a broma. No es descabellada en las
escenas de acción y se mide a la hora de presentar las cosas que sí puede hacer
un adolescente. No lo convierten en un 007. Su amigo para todo y su amiga
hacker le cubren las espaldas. Mientras,
la guerra entre el MI6 y Scorpia continúa. Alex Rider se mueve en las sombras
de ambos y el final se cierra con un pasito más para descubrir quién es Rider,
quién era su tío y deja en marcha un montón de misterios para descubrir en la
siguiente temporada.
Quién
me iba a decir a mí que el rigor histórico en una película me parecería mal.
Porque está fuera de sitio. Los primeros 45 minutos son un petardo, una lección
de historia que no viene a cuento. Matthew Vaughn da por supuesto que el
público es ignorante (tal vez con razón, no sé) y suelta su ladrillo sobre la I
Guerra Mundial. Que tampoco es muy exacto porque está mostrada con el canuto
británico. Humor cero, espíritu macarra cero, espectacularidad cero. La esencia
de las pelis anteriores no aparece. Sí hay un conflicto paterno-filial que
agota por lo repetitivo. Superados
los 45 minutos (quien lo haya logrado) nos vamos al extremo opuesto: la ida de
la olla. Pero sigue sin ser divertida. Lo del plan para matar a Rasputín es
pura memez sin ninguna gracia. Estupidísimo. La
falta de ritmo y las disonancias en el tono sacan de la película continuamente:
lección de historia, drama familiar, supuesta comedia, una batalla bélica (que
sin venir mucho a cuento es la que mejor rodada me parece), una trama de
venganza, otra romántica de repente… Demasiadas cosas revueltas, forzadas,
caprichosas. Y
sí, la última media hora se pone en versión King’s Man. Demasiado tarde y
demasiado fuera de onda. Por
cierto. El malo debe haber afanado un teletransportador de Star Trek porque si no, no se
explica. Buen
trabajo de Ralph Fiennes.
1.
2021 estrenó 468 películas españolas. Recaudación negativa récord: 40 millones
de euros. Teniendo en cuenta que Santiago Segura se llevó 8 millones… No
entiendo quién asume esas pérdidas brutales. Una película cuesta, de media, 3,4
millones. De media recaudaron 68.000 euros. Demencial. ¿Por qué ese empeño en
hacer un cine que no conecta con el público español? ¿Por qué se sigue
subvencionando? 2.
Amazon quiere que La rueda del tiempo
adapte los 14 libros. A mí me parece mucho. Pero también me parecen muchas las
películas y series sobre Star Wars
y ahí están. 3.
Spider-Man: No Way Home quiere
estar entre las nominadas al Oscar como mejor película. Este tipo de majaderías
demuestra que los problemas del cine van más allá de los datos de taquilla o la
obsesión por la representación. Esa relativización de todo está en la base de las
contradicciones que tiene el cine actualmente.
Pues
menudo berenjenal en que se metieron. Para
expandir un poquito, sólo un poquito, el universo de la serie, organizaron un
jaleo descomunal. Lo hicieron y lo deshicieron rápidamente. El capítulo 6 es
una locura. Por una parte me alegro que desmontaran el tinglado tan rápido
porque yo no habría seguido en ese universo una temporada. Ni dos capítulos.
Pero atendiendo a la narrativa es un desastre introducirnos en semejante
espacio y salir de él de modo tan apresurado e ilógico. Había
demasiadas tramas y ramificaciones. En algún momento decidieron que no querían
ir por ahí, que les interesaba otra cosa. Debían deshacerse de personajes, introducir
otros nuevos, suprimir lo que no les interesaba, presentar las nuevas tramas
que sí les interesaban. Todo esto en seis capítulos en los que pasan cosas que debieron
exigir más calma y tiempo. Por
otra parte me ha parecido menos graciosa que la primera temporada. Tienen sus
puntos, claro, pero se enfangan con dramas que no acaban de cuadrarme. Me
gusta la idea del Proyecto 19 porque puede ser un firme anclaje para futuras
temporadas, sin los bandazos en los que nos han metido. Veremos.
Waldo
(Chalie Hunnam) vive en una caravana, aislado del mundo. Es lo que él
entiende por ecologismo. En otro tiempo fue poli. Lorena (Morena Baccarin)
le pide que investigue la muerte de una mujer, presuntamente asesinada por su
marido (Mel Gibson). Waldo se niega, pero cuando unos desconocidos le
dan una paliza lo considera un incentivo. Una
película de detectives bastante convencional cuyo principal fuerte es la
construcción de situaciones. También está dentro de ese género en el que el
protagonista recibe todas las palizas en lugar de darlas él. Tiene
ciertos toques de comedia. En algún momento parece que los responsables no se
han dado cuenta de que debieron explotar más esa veta. Pese
a sus derroteros academicistas las interpretaciones son buenas y el guión fluye
hábilmente. No resulta nunca pesada, tiene buen ritmo y se deja ver con
facilidad. Deja buen sabor de boca por su ligereza pero también la sensación de
que pudo dar para bastante más.
-Estoy
tratando de averiguar qué es más improbable: bucle del tiempo con robots o tres
personas del ayuntamiento trabajando en Año Nuevo. Estos
capítulos especiales siempre habían sido especiales. Hasta que, aún en la era Chibnall,
lo especial fue hacer lo más socorrido: un Atrapado en el tiempo. Y aunque la citen expresamente no
contribuye a hacerla original. Por
suerte, en el segundo reinicio ya saben lo que está pasando. Todos. Eso fue un
alivio porque ya estaba pensando en saltar hasta la mitad del capítulo. En
cualquier caso se hace pesado. No sólo por las repeticiones en sí sino porque
el plan, si es que a lo que hace la Doctora se le puede llamar plan, es una
bobada confusa y sin sentido. Un
capítulo muy raro, poco significativo, no muy bien escrito. Chibnall dimisión.
Una
de las mejores animaciones de Netflix es Hilda,
así que no es extraño que surgiera la idea de hacer una película. Lo primero
que debo decir es que me ha gustado bastante. Lo segundo es que prefiero la
serie, los capítulos cortos, las aventurillas breves. Cada
cosa tiene su formato. Eso es algo que a los diversos medios les cuesta
entender porque piensan en términos monetarios. Es comprensible. Pero
perjudican al Arte. En la serie los personajes tienen su momento, sus capítulos,
su ambiente, su estética particular. Y eso ayuda al estilo que se quiere dar, a
la profundidad de determinados personajes, al guión enfocado. Aquí,
en la película, se preocupan demasiado por meter a un montón de personajes de
la serie. Parece que es obligado que estén todos. Y acaban por sobrar, por
resultar forzados. También la estética es más indefinida, menos brillante. A
pesar de todo es una película muy bonita, muy por encima de la media. Esos
buenos sentimientos y buen rollo tienen sus capas y los personajes cargan con
matices. No hay buenos o malos. En la serie dejamos a Hilda en, digámoslo así,
una situación delicada. La película sigue inmediatamente a ese momento y
nuestra heroína tendrá que revertir la situación, evitar una guerra y, de paso,
aprenderá muchas cosas sobre los trolls y ampliará la mitología de ese universo
mágico y fascinante. Ahora
a esperar la temporada 3. O eso espero.
-Errar
es humano… Si
quieres empezar bien el año, cargado de buenos sentimientos, con fe en la gente
que te rodea, no hay serie mejor. El
primer capítulo. Unas personas son secuestradas mientras visitan un piso en
venta. El secuestrador no exige nada, no pide nada, deja libres a los rehenes y
desaparece. La policía está desconcertada. Los interrogatorios apenas aportan
datos. El episodio tiene un fuerte aire de comedia. En
los capítulos siguientes conoceremos a los secuestrados al hilo de los
interrogatorios. Y descubriremos lo que pasó en ese piso. Y lo que ocurrió allí
está cargado de una extraña humanidad, de personajes llenos de bondad.
Equivocados, con errores, ansiosos por sus problemas pero en el fondo, personas
que necesitan dar y recibir amor, que precisan un poco de afecto y comprensión,
una segunda oportunidad. Sus
momentos sentimentales se disculpan porque están trabados como un cuento de
Navidad. Saben aderezarlos con toques cómicos, con liviandad, con drama. La
estructura del guión es magnífica, los personajes están elaboradísimos y cierra
todos los pequeños detalles con habilidad. Serie
sueca. 6 capítulos de media hora que se ven del tirón. Una intriga policiaca
que se lee como una novela de Dickens, una historia de suspense en la que no
hay más misterio que los entresijos de los sentimientos humanos. -…perdonar
es divino.