7/6/21

Sweet Tooth: El niño ciervo. Temporada 1

-Así empiezan casi todas las historias de miedo.
Esperaba una cursilada de diez y resulta que está bastante bien. No es excelente pero es funcional. Sabe contar bien lo que quiere contar.
Un virus diezma la población al mismo tiempo que empiezan a nacer niños híbridos, mezcla de humanos y animales. Gus es un niño ciervo.
La estructura es la de una aventura que avanza entre Spielberg y Tim Burton. A veces entre el Spielberg y el Tim Burton ligeramente oscuros. Gus en su viaje. Cada capítulo nos presenta nuevos personajes y, a la vez, va profundizando en el funcionamiento de ese mundo post-apocalíptico. Ambas cosas se entrelazan bien y se apoyan en un planificación atractiva.
La historia tiene algo de fondo. Hay dilemas bioéticos, éticos y morales que surgen de las nuevas reglas en un mundo decadente. El mundo de las leyes de Abbot y los Últimos Hombres. Ese mundo lo descubrimos al mismo tiempo que lo hace el niño ciervo de modo que todo nos resulta desconcertante pero coherente, verosímil en su desarrollo.
Aunque realmente sea un cuento con una metáfora muy obvia sobre la ecología, también tiene sus matices. Ese ejército de adolescentes idealistas es un buen ejemplo. Ofrece aristas en los personajes, complejidad en la psicología, momentos violentos y dramáticos, trata de no caer en simplificaciones y deja que muera gente con la que te ha hecho encariñarte.
Algunas cosas chirrían un poco, especialmente el diseño de algunos híbridos (Bobby es ir muy lejos) y algún que otro personaje. Pero el conjunto es intrigante, sorprendente y, como aventura, funciona perfectamente.
Hay numerosas referencias a Huckelberry Finn y Tom Sawyer. Lógico pues se trata de un relato de crecimiento, aprendizaje y esperanza.
Lo que está muy mal es cortarnos la temporada justo en ese momento. Pero, claro, de eso se trata. De que queramos la segunda para ayer.

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