20/9/20

El diablo a todas horas

Una peli fundamentalmente desagradable. Vamos a suponer (y es mucho suponer) que pretende ser una crítica al lado tortuoso del fanatismo puritano. Digo que es mucho suponer porque en esta historia no hay matices ni equilibrio ni un mínimo de percepción hacia lo que es humano. El diablo está presente. Y nada más. Es decir es un infierno. No la vida real. No el mundo en que vivimos. La peli olvida que los humanos también tenemos un algo de bondad. Y eso no se ve por ninguna parte. Incluso las personas que podrían ser buenas, poseen una bondad estúpida o ingenua y se ven acorraladas implacablemente hacia el mal.
Pero ya digo que esto es suponer mucho. Es suponer que el director quiere contar algo profundo, algo serio. Y ni siquiera podemos llegar a ese punto. Está a años luz de un Paul Thomas Anderson, a galaxias enteras de un Michael Haneke. No hay aquí nada sutil ni simbólico ni sugerido. Todo es una exhibición de actos de maldad. Aquí es todo tan extremo que más bien parece que todo el mundo estuviera loco.
Le estoy sacando más punta de la que hay realmente. Y no lo merece porque su profundidad es cero. Pretende noquear con impactos y sólo te deja confuso porque no entiendes a qué vienen esas reacciones.
Un desastre de principio a fin. Lo de las dos horas y cuarto es un despropósito más en una película llena de excesos. Por salvar algo mencionaré la interpretación de Tom Holland.

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