26/9/20

Black Beach

Da gusto ver que en el cine español se empiezan a hacer cosas así.
Una petrolera descubre una gran cantidad de petróleo en un país africano. Para poder explotarlo necesitan que la ONU levante el embargo. Un terrorista ha secuestrado a un ingeniero. La petrolera envía a Carlos para que la sangre no llegue al río y la ONU no se eche para atrás. Obviamente, cuando Carlos llega, nada es lo que parece.
Hablan español, algo de francés, algo de inglés, hay buenas localizaciones, buena fotografía. Está bien planificada y el montaje acierta a la hora de llevar la intriga.
Pongamos por caso la persecución: calle, tejados, a pie, en coche, un helicóptero. Es un estilo americano que se ha demostrado eficaz y funciona estupendamente. Pero sin fantasmadas. De hecho es una persecución muy dramática: te deja ver los efectos, la sangría. Una auténtica carnicería. Mezclar el estilo americano y el fondo más europeo de drama, de crítica, expresa muy bien el intento y el logro de esta peli.
Carlos simplemente compra y vende empresas. Hasta que experimenta en primera persona las consecuencias brutales, devastadoras de sus actos. Lo que hace en Bruselas o Nueva York tiene un reflejo monstruoso en ciudadanos de África. Y esa crítica, sin ser doctrinaria o aleccionadora, es como se debe hacer cine.
Así que bien. Buena peli. No rompe moldes (en España sí, no recuerdo  nada semejante) pero está equilibrada. Raúl Arevalo lleva casi todo el peso y Candela Peña secunda con unos cuantos buenos momentos.

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