Desde
que vi a Jennifer Carpenter en El
exorcismo de Emily Rose la sigo bastante. Si hiciera una serie
absurda, como por ejemplo enseñando a gente a ordenar cosas, yo la vería.
Aunque con Dexter no pude.
Es
una de esas paranoias americanas sin lógica. Tienes que creerte que una CIA y
un FBI todopoderosos tienen problemas para atrapar a un tipo. Te hace
preguntarte porque pagan a todos esos agentes cuando una sola persona hace más
trabajo que todos ellos juntos.
El
problema grave es que te dice que todo eso va en serio. Nada de humor. Como si
fuese un caso real. Y, claro, se cava su propia tumba porque las incongruencias
están por todas partes. Una celda con un colchón ¿y logra ocultar un teléfono
móvil? Hay decenas de bobadas así.
La
cosa es que Jennifer Carpenter, antes Directora de Operaciones de la
CIA, está en el trullo por traidora. Pero necesitan de su sabiduría. Y la tía
sabe, vaya que sí. Le ponen una bomba en una arteria para que no se escape… y
se escapa. Primer capítulo. Ella es un hacha.
Lo
demás se mueve en plan procedimental tipo Blindspot o The
Blacklist pero ya digo: los únicos que se creen lo que pasa ahí son los
responsables de la serie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario