Otro
producto Netflix para quien no tiene tiempo de ver series.
Cuatro
episodios de cuatro directores coreanos. De entre 19 y 27 minutos. Sin relación
entre ellos salvo hablar de intensas emociones humanas: celos, amor, venganza,
aceptación de una muerte.
Los
que más me gustan son el primero y el último. En el primero (Love Set) están la fruta y las
pelotas de tenis como simbología opuesta. Y creo que se les puede sacar mucho
jugo. O mucho partido. El último capítulo (Walking at Night) es el más poético, romántico e intimista.
Sencillo pero sincero. Muy bonito con su fotografía de grises. El sueño
como herramienta hacia la realidad. Aceptar la muerte de quien amamos.
Collector traduce las metáforas en realidad. No suele
gustarme mucho este tipo de cosas. Puede resultar impactante (dame tu corazón) pero es muy obvio. El
final pudo prestarse a interpretaciones pero la literalidad del título, de
nuevo, lo convierte en obviedad.
Kiss Burn es el más flojito. Dos adolescentes,
insensatas, cabreadas contra no se sabe qué, quieren vengarse contra no se sabe
quién, se cansan de hacer lo que hacen. Se aburren más que otra cosa. Y pasa lo
que pasa.
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