Las
sagas cargan con un mal endémico: mantenerse fieles al origen aun cuando ya
están agotadas. Esta película no lo logra ese fin. Aparte de una señorita
llamada Lisbeth Salander y de un caballero llamado Mikael Blomkvist no hay casi
nada del espíritu de Millennium.
Y Blomkvist está de adorno.
Lisbeth
se acerca a una Batwoman. Una Atómica, una Salt, una La extraña
que hay en ti estaría más cerca aún. Pudieron hacer una nueva peli,
desprendida de la saga, darle otro nombre y confiar en su nueva justiciera. Confianza en el producto es
lo que falta. El nombre de la saga vende, algo nuevo es un riesgo.
La
valoro mejor como peli aislada, sin referentes. Dentro de Millennium la examino peor. ¿Dónde
están los miedos, inseguridades y traumas de Lisbeth? Los menciona pero no se
muestran en ningún momento. Es una tía dura, imparable, llena de recursos.
Se
trata de una trama de espionaje relativamente bien llevada, ocasionalmente
incongruente. Me gustan las persecuciones, las peleas, cómo toma el pelo al
agente de la NSA, cómo toma el control remoto del coche del malo y, sobre todo,
la que lía en el aeropuerto.
Pero
tampoco hay mucho más. Una peli convencional de espías muy del montón.
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