Técnicamente
hay un par de detallitos majos, pero nada que no nos hayan enseñado últimamente
Alfonso Cuarón en Gravity,
Christopher Nolan en Interstellar
o incluso Duncan Jones en Moon
o Danny Boyle en Sunshine.
La
trama, aunque tiene cierto empaque al inicio, se enfrenta al obstáculo de
mantener la tensión. Y ese obstáculo lo amplía el propio director al mostrarnos
un Armstrong bastante muermo. Nos escamotea la verdad. La realidad es
que nos muestra un héroe pero ocultando el hecho de que era un tipo de trato
difícil por decirlo suavemente. Es decir: mienten en el objetivo de biografiar
a alguien. ¿Es un héroe, un tipo desagradable o ambas cosas? La película no
quiere arriesgar y va al camino fácil.
Como
biopic la película debería abordar esa cuestión en lugar de inclinarse por la
propaganda. No hay facetas en el personaje. Chazelle sí se atrevió con
eso en Whiplash, pero aquí se
somete al dinero caro y la publicidad barata.
Y
con todos los clichés sobre la vida americana.
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