1942.
Transporte marítimo de armas de Islandia a Murmansk. 12 días.
Tripulación civil. Los nazis atacan con submarinos y aviación. Los
aliados apoyan con barcos y desde el aire.
En
el séptimo día les retiran la escolta. Los británicos tienen otras
cosas que hacer. Los
35 barcos del
convoy se dispersan,
cada capitán va a su aire.
Una
película muy lograda en cualquiera de sus facetas.
Es
particularmente interesante la relación entre el capitán, el
primer oficial,
el maquinista
y la telegrafista. Los debates, los desacuerdos, lo que se debe
hacer. La toma de decisiones, choques. Las supersticiones marineras.
-Mi
tarea es tomar las decisiones desagradables. La suya no entrar en
campos minados, mantener el rumbo.
Tiene
algo de soledad sobrecogedora, de silencio épico. Citan a Hemingway
y tengo la sensación de que el director trata, de algún modo, de
reproducir en imágenes la prosa del escritor. Estilo seco, de
sustantivos, sin florituras ni adornos. La atmósfera que crea me
parece magistral. La muerte de un marinero, tratada de un modo tan
sobrio, tan asumido y, finalmente, tan solemne.
Sugerente
la limpieza de minas. Pocas veces se ve y en el último año nos lo
muestran aquí y en Godzilla: Minus One.
Aquí con mucha más tensión por la proximidad. Hay detalles
fascinantes como ese momento en que el capitán acude a atajar el
potencial motín. O los destrozos de una pasada de ametralladora de
un avión.
En
mi opinión se alarga un poquito más de la cuenta en el hielo pero
en general tiene un buen ritmo y es ágil.
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