2/4/22

Mass

Dos matrimonios se reúnen para hablar acerca de una tragedia que ocurrió años atrás. A un lado de la mesa
Martha Plimpton y Jason Isaacs, al otro lado Ann Dowd y Reed Birney.
Hace unos días hablaba de Golpe de suerte, una endeble propuesta fílmica de corte teatral. Mass tiene todo lo que un producto así debe tener. Es dificilísimo escribir un guión como éste. No pasarte, no quedarte corto, no caer en lo sentimental, no ser moralizante, evitar efectismos… Y Franz Kranz lo borda. Un guión potente, emocionalmente desgarrador, sobrio, contundente. Cuatro actores en una sala que se entregan al proceso de desgaste, a la destrucción emocional, a las sacudidas del drama. Cuando Martha Plimpton dice que está agotada, pensé: Normal, chica, lo estoy yo.
La película es, sobre todo, eso: una sala y cuatro actores. Hay algún espacio más y algún intérprete más. Pero el núcleo pesado está ahí. En los primeros y medios planos, en la concisión del estilo, en la fuerza del trauma. Hay leves salidas de ese espacio. En un momento demoledor un plano de serenidad, de oscuridad, de paz. Una pausa entre asaltos y vuelta a ese cuadrilátero de dolor verbal, de incomprensión, de indagación sobre el infierno de la soledad.
No es una película para entretenerse ni para ver cuando estás en horas bajas. Hay que verla con el ánimo alto. Ya se encarga ella de ponerte en tu sitio.
Un pequeño fallo en mi opinión: se prolonga demasiado el suspense acerca del detonante. Quizá el único punto de artificio. En cambio me pareció muy lograda toda la irritante parafernalia alrededor de las flores.
Muy buena película.

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