23/4/22

El hombre del norte

-Te vengaré, padre. Te salvaré, madre. Te mataré, Fjölnir.
Esa es la letanía que repite el príncipe Amleth, hijo de Aurvandil. Y no todo se va a cumplir ni será como él espera.
Revisión de Hamlet ambientada en Islandia, en el siglo X, pasando por la batidora mental del director Robert Eggers y el guionista Sjón, que nos vaciló a todos con Lamb.
Muy irregular. A veces potente, a veces provoca bostezos.
No confiaba mucho en que Eggers supiese abrirse camino en una película de tono épico. Su cine previo era mucho más intimista. Pero esa atmósfera está lograda. Los problemas no vienen por ahí. Buena parte de ellos está en su desmedida duración, en escenas superfluas y en esos momentos impactantes pero extravagantes que un mejor director lograría con más sutilidad.
Desde luego tiene fuerza en sus mejores momentos. Usa la cámara con habilidad para amplificar unas grandes actuaciones. Y luego se pierde en escenas de tebeo que rozan lo cursi o el capricho sangriento. Pienso lo mismo de la cuestión mitológica. Está muy bien cómo reinventan una leyenda nórdica pero tropiezan con el pastiche.
Pienso que sobran 30 minutos largos. Las profecías, por ejemplo. Con una basta y sobra. Pero tiene a Björk y, claro, no va a desperdiciarla. El Hamlet shakesperiano se fundamentaba en la duda. Aquí lo sustituyen por lo que podríamos llamar venganza a plazos. Sobra mucho de esa historia y, desde luego, tarda en empezar.
En cualquier caso Eggers debe aprender a moderarse. No toda ocurrencia llamativa es buena ni tiene que usarla obligatoriamente. Y menos hogueras, que ya cansan. Ahí hay algún trauma con fuegos de campamento. Si sigue así voy a terminar llamándole el señor que filma hogueras.

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