-Desde
ese día me he permitido ser una cobarde.
Isla
de Borneo. Frontera entre Indonesia y Malasia. Aparece una cabeza y
un cuerpo. Dos cadáveres diferentes. El planteamiento recuerda a
Bron/Broen
pero enseguida se distancia de la propuesta original.
Exige
esfuerzo. Es
difícil de seguir. La mayoría, sospecho, no tenemos los
conocimientos históricos y sociales suficientes sobre Borneo. Los
rebeldes comunistas de los 70 a los 90, la unión de los ejércitos
malayo e indonesio, la zona selvática, el tráfico de mujeres
(niñas),
la corrupción, los Dayak… Es evidente que muchas cosas se nos
escapan en esta trama.
Seguimos
a la inspectora Sanja, que estuvo en Yakarta pero ha sido relegado lo
más lejos posible. Su compañero es un policía Dayak, un aborigen
de Borneo, considerados inferiores en la escala social.
Si
a ratos cuesta entender el contexto en que nos movemos hay una
dificultad añadida que es la voluntaria intención de hacer un
relato pausado. Ahora bien, creo que
tiene cosas buenas. Está decentemente dirigida, hay lugares
maravillosos para fotografiar, como los manglares, y, sobre todo
que su último tercio, su tercer acto, tiene
un gran nivel.
Me sorprendió el pasado irredimible de la inspectora, el aliado
inesperado que se busca, la
propia iniciativa del poli Dayak y ese círculo vicioso en que se
encuenta la sociedad indonesia y a la que no ve salida. Círculo de
violencia, de corrupción.
Todo
el mundo está manchado, todo el mundo se puede chantajear y por
tanto así seguirá.
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