Últimamente
cada película de terror que se estrena es la película de terror del
año. Longlegs la vendieron bien y me engañaron. Es
simplemente una más. Mala no. Pero nada nuevo.
Años
90. Lee es una agente del FBI. Parece tener poderes psíquicos, así
que su jefe le encarga un caso desconcertante: familias enteras
asesinadas por el padre, que luego se suicida. Los casos están
unidos por un código satánico firmado por Longlegs.
Mezclar
la investigación policial con lo sobrenatural siempre es difícil.
Tienes que equilibrar muy bien las cosas para que resulte verosímil.
Y a mí se me cae desde el minuto 1. Que el FBI acepté lo de los
poderes psíquicos tan fácilmente, por ejemplo. Eso me chocó pero
pensé: es parte del juego, es la base de este universo. Pero luego
llegan las muñecas, las bolas, las reglas de funcionamiento, la
conexión entre el asesino y la madre de Lee y yo no puedo con ello.
Ahora
bien Oz Perkins (hijo de Anthony Perkins) dirige muy
bien. Es muy bueno en la creación de una atmósfera malsana, en
sugerir y mostrar escenas perturbadoras. Planifica con fuerza. Esos
planos con los personajes centrados y mucho espacio a ambos lados, el
uso del fuera de campo y otros juegos de planificación hacen que la
película provoque una sensación perturbadora.
Nicolas
Cage. No entiendo que hablen de su buen trabajo. Tan histriónico
como siempre, quizá más. Los de maquillaje se lo han currado pero,
por favor, que nadie vuelva a decir que es una buena interpretación.
Esos berridos en el coche no son actuación, son ridículos. No
puedes exhibir la maldad pura con esa falta de sutilidad. Además
lo presentan como una mente criminal magistral y el tío es puro caos
y descerebre.
La
película es un poco así: efectista, con un ambiente bien construido
pero con un guion que hace aguas por todas partes. El encuentro entre
lo racional (investigación policial) y lo esotérico (magia
sobrenatural) es una colisión que deja confuso. Y el final me parece
tontísimo.
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