4/2/24

La tierra prometida (The Bastard)

Los reyes de Dinamarca llevan siglos tratando de poblar Jutlandia. Pero la tierra no se deja cultivar. A mediados del siglo XVIII un capitán retirado se propone doblegar ese territorio rudo, áspero, hostil. Pero también son así las gentes del lugar: el terrateniente vecino, los salteadores de caminos, los gitanos, los posibles colonos que lleguen.
Tal vez abarca demasiado. Ludvig Kahlen tiene la misma obsesión de Scarlett O’Hara para su particular versión de Tara en Lo que el viento se llevó, la misma determinación del William Wallace de Braveheart por su libertad y honor, el mismo espíritu desquiciado de John Wayne en Centauros del desierto.
Pero aunque ambicione mucho hace bien. Es una película como Jutlandia: violenta, potente, salvaje. Implacable en su anecdotario de secuencias, en el retrato de personajes que no tienen nada de reduccionistas, en la escritura de un guión donde la supervivencia se impone a la moral. Hay sangre y llega casi a lo macabro. Pero lo entiendes. Entiendes qué mueve a los personajes.
Mads Mikkelsen es Ludvig Kahlen, un tipo que pasó de ser el Bastardo a convertirse en capitán. Pero quiere ir más lejos: quiere un título nobiliario para restregarlo por la cara de ciertas personas. Es un tipo que pierde todo en la búsqueda de su objetivo. Y, cuando logra el sueño, lo rechaza para tratar de recuperar lo esencial, la verdad sobre sí mismo. Es un western pero, a la vez, una tragedia shakesperiana, porque esto no es Hollywood y nadie ha dicho que las pelis danesas tengan que acabar bien. O no del todo bien. O no como esperas.
Hay personajes logradísimos (Amanda Collin como Barbara, el pirado de De Schinkel), pero creo que es justo resaltar a Anmai Mus, la niña gitana.
La buena labor de fotografía, los escenarios de brezales, esa atmósfera tensa y un eficaz montaje redondean una película que creo que crecerá con el tiempo.

No hay comentarios: