27/2/23

The Three-Body Problem. Temporada 1

-Hasta 1979.
El 21 de octubre todo cambió.
Antecedentes: Liu Cixin ganó el premio Hugo por su novela de El problema de los tres cuerpos. Netflix compró los derechos e inició el proceso de producción. Y, mientras mareaban la perdiz, China soltó su propia versión el 15 de enero. Un capítulo cada día o cada dos días. Hasta 30 capítulos. Quise verlos al ritmo que salían, pero…
Es que con las dictaduras da gusto. Que Eisenstein quería tropecientos extras para una escena, el Partido se los facilitaba. Que Leni Riefenstahl necesitaba filmar algo apoteósico, el nazismo montaba desfiles megalómanos. Que China quiere anticiparse a Netflix, se adelanta. Que los Trisolarianos quieren invadir la Tierra, pues aunque les cueste 450 años.
Hay una ola de suicidios de grandes científicos mundiales. Dejan tras de sí una nota: La física no existe.
Ese es el arranque para un relato ambicioso: tan pronto estamos con interrogantes filosóficos y especulaciones científicas hard como viajamos a la Revolución Cultural china o nos sumergimos en una investigación policial poco antes de las Olimpiadas. Oiremos de un enemigo global desconocido, de una misteriosa organización llamada Fronteras de la Ciencia o haremos una inmersión en un juego virtual de extraordinario realismo. Incluso, por decirlo así, hay un complejo atraco de guante blanco.
Pero es, sobre todo, historias de gente. Posiblemente muchos espectadores la rechacen por ello. El centro no es la acción sino las historias. Un personaje secundario sin aparente importancia puede desembocar en una historia dramática. Política, ecología, espionaje…
El nivel de producción es impecable, incluso con escenas realmente espectaculares. Lo de la computadora con soldados y lámparas es alucinante. O la Operación Cítara. Qué bien rodado. Nanomateriales en acción.
El ritmo es otra cosa. Aunque las revelaciones importantes se demoran, no es obstáculo porque suceden cosas novedosas de continuo. El problema está en ciertas repeticiones de conversaciones, de escenas enteras o en capítulos como el de la cuenta atrás que se pudo resolver en 15 minutos. A ratos se estanca.
El conjunto es una trama de ciencia-ficción intrigante, con muchos escenarios (Costa Roja en la Revolución Cultural es mi favorito), muchos personajes. Pero está bien editada y se hace comprensible. Nunca había visto un primer contacto desarrollado de esta manera, anclado en lo que ocurre justo antes.
El capitán de policía Shi Qian, (aires de duro y una gran humanidad) y Wang Miao llegan a formar un dúo maravilloso. Bueno, y la agente “diez agentes”.
Ojo: sólo adapta el primer libro. Quedan otros dos. Y habrá que ver qué hace Netflix. Igual no me queda tiempo para ver nada más.
-Será un mundo sin pecado otra vez.

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