12/2/23

El piloto

Gerard Butler
pilota un avión con 14 pasajeros, entre ellos un preso (Mike Colter). Obligado a un aterrizaje de emergencia en una isla, descubrirán que han caído en una zona de guerrillas.
Me encanta que aún exista gente dispuesta a realizar películas de corte ochentero: aventuras, acción, peleas… Sin pretensiones, sin complicaciones. Sin pies ni cabeza. Quiero decir que si vas a ver una de Gerard Butler sabes a qué vas. Y él te lo da. ¿Que tiene cosas pocos creíbles? Claro. No hemos pagado para ver un documental. El guión va justito pero tampoco es necesario exigirle más: un poco de fondo, un poco de relieve en los personajes y a tirar para adelante.
Por ejemplo: la maniobra de distracción. Pues oye, a mí se me ocurre que reventar los botes o la gasolina es mejor opción.
Es una película para desengrasar, no hay que pretender analizarla en plan sesudo. Un entretenimiento ejecutado con solvencia. Bien rodada en todos sus aspectos, desde el aterrizaje forzoso a los enfrentamientos cuerpo a cuerpo.
Van a tener que defenderse de los señores de la guerra locales y por eso viene bien tener de protagonista a un tío perfecto. Resulta que el preso estuvo en la Legión Extranjera francesa y también reparte lo suyo.
Una de aventuras y tiros en la selva que no pasará a la historia pero que es muy consciente de lo que tiene que ofrecer.
Supongo que habrá continuación para ver qué pasa con Gaspar.

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