28/1/23

Tár

 
Lydia Tár (Cate Blanchett) es directora de la Filarmónica de Berlín, casada con la primera violín (Nina Hoss). Ambas tienen una hija. Una vida de éxito. Hay un nombre, Krista Taylor, alguien a quien nunca conoceremos, alguien del pasado, que planea en la vida de Tár. Influirá en sus decisiones, le hará cometer errores, dinamitará su vida.
Tár es una disección de la psicología de un personaje, es una nueva pregunta sobre la diferencia entre la obra del artista y la vida del artista, sobre la cancelación, sobre la fabricación de robots por las redes sociales, sobre una sociedad manipulable. Sobre todo es una película muy buena.
Hay una secuencia importante: la clase con el alumno Max.  Está rodada en un único plano de 10 minutos que es una maravilla. Tiene mucho sentido porque más adelante veremos qué ocurre cuando el montaje fragmente ese relato. Pero además contiene dos elementos a modo de profecía: esa declaración de que es una lesbiana intensa (de ahí arrancarán serios problemas) y esa patada a los ofendiditos, los que desean ser ofendidos para justificarse a sí mismos moralmente. El estúpido que se limita intelectualmente porque Bach era un hombre blanco hetero.
La película empieza con los créditos finales. La primera escena es una especie de charla TED de 15 minutos, una entrevista en la que Tár habla sobre música. La trama nos muestra a la protagonista como alguien equilibrada, objetiva, justa, por encima de cualquier prejuicio. Y, poco a poco, esa fachada se irá desmoronando: favoritismos, acusaciones de abuso sexual, abuso de poder.
Lo fácil habría sido poner ahí a un hombre heterosexual. Y ahora mismo sería la principal candidata al Oscar. Pero el director se la juega al poner a una lesbiana, suprimiendo cualquier posible perspectiva de género, sacudiendo los clichés y los juicios. Ni siquiera él juzga. Simplemente nos muestra a Tár en su devenir. Que no sepamos qué pasó realmente con Krista es otro riesgo añadido a nuestros prejuicios.
Son 160 minutos de un drama minucioso. No es para todo el mundo. Pero es cine puro, arriesgado, muy medido en sus tiempos, en sus elipsis, en toda su concepción. Sólo he mencionado aspectos de la superficie porque hay mucho más para analizar.
Un apunte cómico: el momento del acordeón.
¿Es necesario decir que Blanchett está inmensa, magnífica, descomunal?

No hay comentarios: