7/1/23

Hunt. Caza al espía

1983. Dictadura militar en Corea del Sur. Un intento de asesinar al presidente pone de manifiesto la existencia de un topo en la KCIA (el servicio de inteligencia). Los jefes de las divisiones Interior y Exterior empiezan a espiarse mutuamente en busca del traidor.
Está bastante bien. La única pega es que tenía potencial para ser mucho más. Uno de esos casos en que ser más sobrios les habría venido bien, potenciando la investigación y rebajando la acción.
Está muy bien planificada, con secuencias de acción logradas. Los especialistas se han ganado el sueldo, hay que reconocerlo. Ese momento en que cierto personaje de Corea del Norte quiere desertar, da lugar a una secuencia muy llamativa.
Hay bastantes giros que posicionan al espectador unas veces al lado de Kim y otras de Park. Vuelta y vuelta y vuelta. Al llegar el final las posiciones de ambos son comprensibles por muy locas que  parezcan. De ahí que, de haber profundizado más en los personajes, de haber indagado en el drama personal, se le habría podido sacar más partido a esa situación.
La reunificación de Corea, los desertores de un lado, los espías de otro, la injerencia de la CIA, las relaciones con Japón, aportan un contexto histórico interesante pero muchas veces se quedan a medio camino.
Tiene toda la pinta de ser carne de remake americano. La tomarán los yanquis, se la darán a un director conocido, harán algo peor y la nominarán a los Oscar. Y de paso pondrán a Trump como carne de cañón o algo así.
Entretenida, con un buen ritmo casi siempre, visualmente impecable. Una vez más Corea demuestra que puede hacer cine hollywoodiense mejor que el propio Hollywood.

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