Rosebud no explicaba al Ciudadano.
Sigue siendo solamente un Individuo.
Eso es lo bueno: es inagotable.
Como ocurre con todo el buen cine.
Como ocurre con la vida.
Crítica y opinión de cine y series.
La
Ciénaga es un edificio cochambroso al que van a parar los agentes del MI5 que
la han pifiado a lo grande. Allí no molestan y quedan aparcados. Para siempre.
Los llaman los Caballos Lentos. Las
novelas me gustaron bastante por su trama pero terminé dejándolas porque los
chistes acerca de la inutilidad de los Caballos Lentos se repetían demasiado.
El escritor, Mick Herron, tenía una obsesión por hacer una réplica
despectiva a cada línea. Y terminó por cansarme. La
serie se desvía poquito de los libros y me produce el mismo efecto. Las
réplicas sobre la torpeza me parecen excesivas. Pero la historia es buena, se
agradece una perspectiva tan original como divertida y los personajes tienen
bastante gracia dentro de su patetismo. Lo mejor, sin duda, es ese despojar al
espionaje de cualquier glamur. El
jefe del tinglado es Gary Oldman que, como siempre, borda su personaje
de Jackson Lamb. También me gustó bastante Saskia Reeves como Standish,
que lo único que tiene de malo como espía es que es buena mujer. Y pese a estar
rodeada de pirañas sabe desenvolverse. Sí
me ha llamado la atención, para ser una producción británica, lo justita que va
en producción. Muchísimos interiores, muchas escenas nocturnas… La segunda
temporada está ya filmada, parece que sigue el orden de los libros y ahí sí van
a tener que abrir más los espacios. Espero que la puesta en escena luzca más.
1.
Olivia Wilde estrenará pronto Don’t
Worry Darling. La directora dice que se inspira en Matrix, Origen y El show de
Truman. Apuntar, apunta alto. Espero que no se estrelle. 2.
Disney dice que no cancela Caballero
Luna. Pero que no tendrá segunda temporada. Que es una miniserie de 6
capítulos. Lo entiendo. Yo no vería una segunda temporada ni loco. Ya hablaré de
ella en cuanto termine. 3.
Netflix cancela Bone. Y
despide a gran parte del departamento de animación. Se terminó el paraíso y vienen
los momentos duros. Tenían que llegar y ahora se trata de ver si Netflix sabe
manejarlo. 4.
Disney. 14 de mayo de 2021: 103 millones de suscriptores.14 de mayo de 2022: 130 millones de
suscriptores. 27 millones en un año. Algunos lo interpretan como un éxito,
otros como un fracaso. 5.
La Barbie de Greta Gerwig
se estrenará el 21 de julio de 2023. El mismo día que Oppenheimer de Nolan. Si sigo vivo para esa fecha Gerwig
es mi prioridad.
Esta
película ejemplifica muy bien por qué detesto el romanticismo de tantas
películas. Sabemos que ambos espías, Celia y Henry, fueron amantes 8 años
atrás. La película es repetitiva en los flashback
hacia esa relación y sólo uno de ellos aporta algo a la historia. Ya vimos que
fueron amantes, si no me añades nada ¿por qué repetirlo? Es la cosa del amor.
Se querían, pues ya está. A otra cosa. Desde
un punto de vista técnico la historia no está mal llevada. Me refiero a la
cuestión del montaje, de ofrecernos información, de ir descubriendo lo que pasó
esa noche y por qué todo salió mal. No está mal hasta ese final que no tiene
ningún sentido. Porque una vez que sabemos todo, el guión es absurdo. Por una
parte nos hacen creer en un topo previo, alguien que organiza y dirige, cuando
en realidad se trata de una cuestión diferente, algo de una obviedad que ni
siquiera puede considerarse traición. Por otra parte el resultado del secuestro
habría sido el mismo. Otro error gordo es lo de contratar a un asesino a
sueldo; es tomar por tonto al espectador. Y otra tomadura de pelo es lo de que
nadie tiene acceso al despacho. Pues bueno, si uno lo tuvo pudieron tenerlo
todos. Pero no hay que entrar en detalles. Visto el final es absurdo todo lo
anterior. Decente
envoltura pero la trama me parece de una memez superlativa. En fin, que está
feo mentir sistemáticamente al espectador y esperar que te perdone hasta los
engaños más burdos.
La
ventaja de que no haya buenos productos entre las novedades de la semana es que
puedes actualizarte con los malos. Con Los tipos malos. Llevaba tiempo queriendo verlos y la primera escena ya me ganó. Una
escena muy de Tarantino. Un par de mafiosos hablando en una mesa
mientras comen, una de esas encantadoras conversaciones estúpidas que no llevan
a ninguna parte. Tras
la película se esconde ese espíritu subversivo de Dreamworks. Subversivo a
nivel infantil, claro, que estamos hablando de una peli para niños. Me parece
que quieren repetir el éxito de Shrek.
Allí pusieron patas arriba las pelis de princesas de Disney. Aquí, sin llegar a
la calidad de Shrek, le dan un
buen tortazo a todos esos mensajes moralizantes, a la cursilería del buen
rollo. Es
una peli de atracos en la línea de la saga Ocens’s. Pero más loca, claro, porque esto es animación y aquí
cabe todo. Todo significa que hay acción, humor, un toquecillo macarra, chistes
de pedos para los más peques y lo que a mí más me ha gustado: su enfoque
estético, tanto de diseño de personajes como del uso del color y la luz. Muy
entretenida aunque no vaya a convertirse en un hito.
Basada
en una novela de Agatha Christie. 3 capítulos escritos y dirigidos por Hugh
Laurie. Y están muy bien. Podría
ser una adaptación más de esos crímenes en el mundo rural british (Gales) y lo es, pero hay cosas en la dirección que elevan
bastante a la serie. Me
gustó mucho ese espíritu antiguo, como ocultar un beso con el paraguas o
inocentes picardías como el juego del intercambio de ropa entre Bobby y
Frances: hospital, coche, carretera, coche. Me parece una secuencia muy
ingeniosa, de humor sutil y muy bien construida; como si fuese lógico lo que
ocurre. Pero hay más juegos similares, como el fingido accidente de tráfico: un
ritmo perfecto, toques de humor suave, elegancia en la composición. Laurie
se deleita en los personajes, en elaborar situaciones para que se desarrolle la
comedia o la intriga, en hacer que avancen las relaciones de los personajes a
la par que la investigación policial. Porque,
sí, se me olvidaba, todo empieza con un asesinato. Frances, la rica aristócrata,
y Bobby, el plebeyo hijo del vicario, harán sus pinitos como detectives
aficionados. Son ellos y la gente que orbita a su alrededor los que nos acaban
interesando por encima de la resolución del misterio que, con sus
convencionalismo, tampoco está mal. Primer
capítulo liviano y divertido, el segundo más de investigación, el tercero con tensión
y un poquito de terror. Jim Broadbent y Emma Thompson
salen en una única escena maravillosa. Son los padres de Frances y un
matrimonio de aristócratas delirante. Hugh Laurie se reserva para sí
mismo un papel.
-Te
vengaré, padre. Te salvaré, madre. Te mataré, Fjölnir. Esa
es la letanía que repite el príncipe Amleth, hijo de Aurvandil. Y no todo se va
a cumplir ni será como él espera. Revisión
de Hamlet ambientada en
Islandia, en el siglo X, pasando por la batidora mental del director Robert
Eggers y el guionista Sjón, que nos vaciló a todos con Lamb. Muy
irregular. A veces potente, a veces provoca bostezos. No
confiaba mucho en que Eggers supiese abrirse camino en una película de
tono épico. Su cine previo era mucho más intimista. Pero esa atmósfera está
lograda. Los problemas no vienen por ahí. Buena parte de ellos está en su
desmedida duración, en escenas superfluas y en esos momentos impactantes pero
extravagantes que un mejor director lograría con más sutilidad. Desde
luego tiene fuerza en sus mejores momentos. Usa la cámara con habilidad para
amplificar unas grandes actuaciones. Y luego se pierde en escenas de tebeo que
rozan lo cursi o el capricho sangriento. Pienso lo mismo de la cuestión
mitológica. Está muy bien cómo reinventan una leyenda nórdica pero tropiezan
con el pastiche. Pienso
que sobran 30 minutos largos. Las profecías, por ejemplo. Con una basta y
sobra. Pero tiene a Björk y, claro, no va a desperdiciarla. El Hamlet shakesperiano se fundamentaba
en la duda. Aquí lo sustituyen por lo que podríamos llamar venganza a plazos. Sobra
mucho de esa historia y, desde luego, tarda en empezar. En
cualquier caso Eggers debe aprender a moderarse. No toda ocurrencia llamativa
es buena ni tiene que usarla obligatoriamente. Y menos hogueras, que ya cansan.
Ahí hay algún trauma con fuegos de campamento. Si sigue así voy a terminar
llamándole el señor que filma hogueras.
1.
La crisis de Netflix tenía que llegar. Ha perdido 200.000 suscriptores. Culpan
a lo de compartir contraseñas. Si extraen esa conclusión de un cúmulo de
problemas es que tienen un problema gordo más. 2.
No sabemos aún si Doctor Strange en el
multiverso de la locura será buena o mala. Pero ya sabemos que será un
éxito de taquilla. La venta anticipada de entradas ha sido apabullante. 3.
David Lynch quiere remontar su Dune
de 1984. No fastidies, hombre. Me habría gustado ver su montaje de 8 horas en
1984, no ahora. También pensé que Lynch estaría por encima de esas
cosas. 4.
Primero arrestaron a Anthony Starr (The Boys) por agresión. Después arrestaron a Ezra Miller
(The Flash, Animales fantásticos) por acoso.
Puesto en libertad fue arrestado de nuevo por agresión en segundo grado (qué
fenómeno, es como Flash). Ahora
arrestan a Barry Keoghan (The
Eternals, The Batman)
por alteración de orden público. ¿Qué les pasa a los actores que interpretan
superhéroes? ¿Deberían interpretar villanos?
El
arranque es interesante, con aroma a China, a piratas, a monstruos surgidos de
las profundidades del mar. Como
en muchas de las tramas de Chibnall, el relato es embarullado y
caprichoso. Chibnall es muy de acumular cosas, muy de síndrome de
Diógenes. Muchos companions, muchos
personajes, muchas tramas. Pocas veces sabe qué hacer con todo eso. En esta
ocasión se interpolan un tesoro genérico, una piedra angular, unos seres
subacuáticos, una venganza familiar o dos… En 45 minutos. Casi nada de eso era
necesario. Las explicaciones son nulas, la Doctora resuelve porque sí y a otra
cosa. Ya sé. Es Doctor Who y
nadie espera explicaciones científicas. No lo pido, de verdad. Pero es que aquí
no sabes cómo se soluciona porque, en realidad, no llegas a saber cuál es el
problema. Todo se atropella. Para
tratarse de un especial, en el que se supone que han puesto medios y ganas,
creo que es uno de los peores capítulos de la saga. Farragoso, escasamente significativo,
muy poco trabajado. Horribles esas coreografías de peleas. Queda
otro especial más, supuestamente para otoño y, supuestamente también, nos
libraremos de Chibnall. Ojalá. Esta etapa ha sido muy dura.
No
he visto muchas series polacas pero siempre me sorprende su nivel de
producción. Con su estilo feísta, gris, azul, frío, pero se gastan el dinero
que se tienen que gastar. Se molestan en trabajar movimientos de cámara, en
buscar una cierta elegancia en la planificación, aunque lo que retraten sea
sórdido o brutal. Y hay buenos actores. En cuanto te los presentan ya vienen
con una carga del pasado y saben enriquecerlos. Una
inspectora con una hija. El marido, también poli, se ha suicidado
recientemente. El cadáver de una psiquiatra, en un bosque, donde dio a luz
antes de morir. La bebé ha desaparecido. El padre de la fallecida es fiscal. La
trama es, pues, encontrar al asesino pero también a la bebé. Viva o muerta. A
grandes rasgos está bien. Bien rodada, planificada y desarrollada en su
investigación. Algunas cosas me chirrían. El giro sobre la bebé es demasiado
rocambolesco y algunas cosas no quedan claras. Me
gustan y me irritan a partes iguales algunos recursos para prolongar la
tensión. Cosas como el puente levadizo. Ingenioso, innecesario. Hay unos
cuantos juegos de esos. Demasiado
oscura y agobiante para mi gusto pero la trama engancha. 6 capítulos.
Lo
siento. Yo no le veo sentido a esta clase de cine. Imagino que Michael Bay
tiene algún propósito al hacer la película pero se me escapa por completo. Lo
que ocurre podría contarse en 10 minutos. Lo que ocurre es inverosímil. Lo que
ocurre me agota. Lo que ocurre me expulsa una y otra vez. Como si su objetivo
fuera echarme de la sala. Un
atraco mal llevado termina con dos de los atracadores huyendo en una ambulancia
junto con el chófer, la enfermera y un poli herido. Disparos, destrucción,
operaciones quirúrgicas mientras la ambulancia va dando tumbos (cuando ruedan dentro está estable, cuando ruedan fuera va dando bandazos), mucho ruido,
muchos gritos. Por alguna razón los malos (sin apenas desarrollo) tienen que
caernos bien. Porque sí. Porque son los protas. Porque uno de ellos es Jake
Gyllenhaaal. Tenemos que ponernos de su parte porque nos dicen que así ha
de ser. No
entro a ese juego ni a ninguno de los que Bay propone. El modo de
cargarse a los malos (malos de verdad, porque sí) es pura demencia. No
diré nada sobre diálogos, guión, fallos de raccord,
trucos baratos y estúpida moraleja. Hay
quienes la defienden. Cinética del movimiento, estética de no sé qué. Bien por ellos.
Una
coproducción belga-irlandesa que se suma al género de agentes de policía de
nacionalidades distintas. La
serie comienza presentándonos al equipo de delitos financieros irlandés. Andan
detrás de un traficante de droga que, incluso para alguien así, vive muy por
encima de sus posibilidades. En Bégica, en paralelo, tenemos a la unidad
antiterrorista investigando un atentado. Obviamente ambos casos se darán la
mano. No
hay grandes alardes cinematográficos pero sí una envidiable competencia en el
uso de la cámara y de la edición. Planos que dejan claro lo que está
sucediendo, buen uso de la elipsis, un ritmo que jamás decae y el propósito de
no desviarse de la trama de investigación. Nada de rollos familiares
superfluos, nada de subtramas románticas (qué maravilla, oye), nada de pérdidas
de tiempo con asuntos irrelevantes. Investigación pura y dura. La
droga y el terrorismo tienen derivaciones en diamantes, turbios negocios
empresariales, políticos corruptos… Lo que se espera de una producción de este
género pero relatado con mucha agilidad. Podría ponerle algunas pegas a ciertos
recursos efectistas, pero son leves y entran en lo que se espera del género. Me
hizo gracia la contable de delitos financieros. Se le iluminan los ojos a la
mujer cuando se entrega al galimatías del papeleo. Otra cosa buena: los actores
no son modelos de pasarela. Seis
capítulos resultones, entretenidos, eficaces.
1.
El próximo viernes se estrena El
hombre del norte, lo último de Robert Eggers. Una película del visionario director.
Alguien tiene que explicarme algún día dónde se obtiene el título de visionario, quién lo expide y por qué.
Imagino que decir el director rarito
tendría menos pegada. 2.
Mads Mikkelsen cree que lo de los actores de método es una sandez,
simplemente pretencioso. No sé por qué se sigue discutiendo esto. Hay
muchísimos grandes actores que no necesitan método. Y hay muchísimos malos
actores que usan el método. No voy a mencionar a Jared Leto, por
ejemplo. 3.
China censuró las escenas en que Dumbledore era gay. A Warner Bros le parece
bien porque, dicen, no altera el espíritu de la película. Un modo de decir que
prefieren el dinero a los principios y que la trama estaba metida con calzador.
No me parece bien lo de China pero Hollywood está llegando a unos niveles de
hipocresía inéditos.
Decir
que es mala sería quedarse corto. Su sentido de la aventura es nulo, el
ridículo máximo. Sandra Bullock vuelve a creer que tiene 20 años. En un
año en el que se hacen cosas como Piratas:
El último tesoro de la corona oUncharted, esto viene a ser un
ultraje. Las
escenas de acción, pocas, destacan por su falta de originalidad, el humor por
su carencia de inteligencia, los chistes por ser absolutamente bastos,
simplones. No
hay por dónde cogerla. Puedo entender que Daniel Radcliffe y Channing
Tatum, en horas bajas, se apunten a esto. Lo de Sandra Bullock es
incomprensible. Si esta película estuviese interpretada por gente menos
conocida ni se estrenaría en cines. Ni en plataformas. En
TikTok se desharían de ella. Como
uno siempre trata de rescatar algo bueno diré que están bien los 10 minutos en
los que sale Brad Pitt. Y la escena entre los créditos finales. Nada
más. Duele
hasta el último céntimo gastado en ella.
-Qué
sexi estás cuando soy yo la que tiene razón. Un
petardo de temporada. Me he aburrido muchísimo. Quién me iba a decir a mí que Killing Eve podía ser aburrida.
Manojos de tramas extravagantes, extravagantes hasta para Killing Eve, extravagantes sin
propósito, sin contexto, sin cohesión. Anécdotas que no llevan a ningún lado.
Una rareza por aquí, una ocurrencia tonta por allá, otra bobadita entre medias.
Sin sentido del ritmo. Lo
cierto es que de la temporada inicial a ésta la serie parece otra. Cosas muy
distintas. Creadoras distintas, estilos distintos, planteamientos distintos. Es
evidente que la mente de Phoebe Waller-Bridge se fue hace mucho, que
otras mentes construyeron otra cosa y que la mente de esta temporada (Laura Neal)
no sabía muy bien qué hacer con ella. El
cierre no me gusta, pero no por lo que piensa la mayoría. Quiero decir que hay
muchas formas de llegar a ese punto y estarían bien. Hay grandes series que
acaban así. Pero el modo en que ocurre deja claro que no saben cómo acabar. 40
minutos de cháchara vacía, 1 minuto para resolver el núcleo de la serie, otro
minuto de epílogo sin alma. No hay una sensación de epifanía, de revelación, de
redención, de dignidad, de épica, de nada. Acaba por derribo. Punto. Como ese
comentario al final de El show de
Truman: ¿Qué echan ahora? Dedican
cuatro temporadas a Killing Eve
para dejar a los espectadores con la sensación de cualquier peli de sobremesa
de televisión pública: ninguna. A otra cosa. Tampoco
tiene el humor que tenían temporadas anteriores.
Pienso
que el detonante fue Roma de Cuarón.
Por alguna razón los directores pensaron que tenían que contar su
infancia/juventud, su época idealizada. Y Tarantino hizo Érase una vez en Hollywood, Branagh
hizo Belfast, Anderson
hizo Licorice Pizza y, ahora, Linklater,
nos ofrece ésta. Curiosamente
lo hace como animación. Me parece una peli flojita. De las más flojitas del
director. No me gusta mucho el estilo de animación, pero eso es opinable. Por
otra parte me parece que el uso de la luz y el color están muy bien. Es la
atmósfera de Houston. Lo
que está mal es esa persistente voz en off,
la escasa penetración psicológica en los personajes y, sobre todo, que lo que
cuenta es muy genérico. No hay una sola anécdota personal, íntima. Lo que
cuenta es lo que podía contar cualquiera que vivió en esos años. Desde
luego tiene cierta gracia ese viaje a la Luna y algunas ocurrencias. Pero está
claro que no logra la fuerza nostálgica que pretendía, que sólo toca la
epidermis de la época.
-Eres
la primera persona que he tenido cerca sin desear que muriera. Ptolemy
comienza a tener demencia y su sobrino Reggie ya no podrá cuidarlo. Ptolemy
conocerá a Robyn (Dominique Fishback), una joven que se ha quedado
huérfana. Y como Robyn no tiene dónde ir… El
primer capítulo es deliberadamente pesado. Entra en esos difíciles bucles de
alguien con demencia. Y es ahí donde se ve la imponente interpretación de Samuel
L. Jackson. Probablemente la mejor de su carrera. Ptolemy
guarda en su fracturada memoria a Coydog, que le cuidó de niño, y a Sensia, su
esposa. Esos dos motores le mueven en sus decisiones. La aparición de un médico
(Walton Goggins) con una solución temporal activa el relato. Se
basa en una novela de Walter Mosley, hijo de afroamericano y judía rusa.
Con esos progenitores tan atípicos es evidente que no teme enfrentarse a
historias extrañas sin que se le vayan de las manos. El
relato nos muestra a un tiempo la biografía y la psicología de un hombre. Lo
que le forjó, lo que le convirtió en lo que es. Pero también la de otros muchos
personajes construidos minuciosamente, imperfectos, contradictorios. Es,
sobre todo, una trama cotidiana de gente normal con grandes tragedias. Sin
histrionismos. Y está interpretado de forma soberbia por un reparto perfecto.
Exhiben todo tipo de registros y matices. El guión les permite lucirse. La
dinámica entre Ptolemy y Robyn es una maravilla. Samuel L.
Jackson
está en el polo opuesto de esos personajes de acción que suele interpretar. O
tal vez no. Porque antes de morir debe matar a un hombre. Una
buena historia. Bien contada, bien desarrollada. Me ha gustado mucho.
-Alabado
sea Kier. La
empresa Lumon logra la conciliación familiar y laboral de un modo peculiar:
disocia los recuerdos. Cuando estás en el trabajo (dentri) no recuerdas tu vida
exterior, cuando estás en el exterior (fueri) no recuerdas nada de tu trabajo. Una
serie muchísimo más perturbadora e incisiva de lo que esperaba. Creo que la más
original que he visto desde Legión.
Fascinante, fría, calmada, inquietante. Hasta los títulos de crédito dan mal
rollo. Y sus puntos de comedia son tan raritos como todo lo demás. Cuecen bien
el drama a fuego lento. Muy sorprendente el modo de dirigir de Ben Stiller. Tiene
cuestiones estéticas llamativas. Los asépticos y laberínticos pasillos (cuánto
partido sacan a las paredes blancas), las sorpresas que uno encuentra en los
departamentos incomunicados, el altarcillo pagano de la jefa, el exterior
nevado… Además
hay una mitología detrás: lugares ocultos, leyendas sobre una sangrienta guerra
en el pasado, el confuso culto al fundador… E
intriga, una intriga que crece en cada capítulo. El espectador conoce ambos
lados, pero para los protagonistas, encontrarse algo en el bolsillo es origen
de múltiples interrogantes. El capítulo 1x07 desata muchas cosas. Los cuatro
empleados de Refinamiento de Metadatos llegan al punto de no retorno por
diversas circunstancias y emprenden la rebelión. El 1x09 es espeluznante. Y
para que veamos la crueldad de la situación, se muestran crueles con el
espectador, dejándonos en el momento climático de tensión, torturados hasta la
siguiente temporada. Muy fuertes las revelaciones, especialmente las de Helly y
Casey. Adam Scott,
Patricia Arquette, Dichen Lachman, John Turturro, Christopher
Walken, Britt Lower… Magnífico reparto para una serie novedosa, fresca,
capaz de mezclar suspense, humor, horror, cuestiones éticas y que te deja
petrificado.
1.
Asghar Farhadi ha sido declarado culpable de plagio. Tal como son las
cosas en Irán podría acabar en la cárcel. Y plagiar en la vida real la película
Un héroe. La realidad imita a
la ficción. 2.
Dice Sam Raimi que aún es posible hacer Spider-Man 4 con Tobey Maguire y Kirsten Dunst.
Cuánto les cuesta a los niños desprenderse de sus juguetes. 3.
Almodóvar dijo que le gustaría dirigir Batgirl siempre que le dejaran hacerlo a su manera. Penélope
Cruz dijo que se apuntaría sin necesidad de leer el guión. Yo también. HBO,
de momento, prefiere algo menos revolucionario y estrenará su versión a finales
de este año. Batgirl de Almodóvar.
Voy a perder sueño dándole vueltas a eso. 4.
Me intriga muchísimo el proyecto de Robert Downey y su esposa Susan
Downey para seguir desarrollando al Sherlock
Holmes de Guy Ritchie. Pretenden hacerlo en dos series
diferentes. ¿Spin-off, precuela,
secuela, líneas temporales? Nadie sabe nada de momento. Bueno, quiero decir que
yo no lo sé.
Es
una miniserie holandesa de 4 capítulos que enfoca la cuestión del IRA desde una
perspectiva singular. La base (sólo la base) es real: los atentados del IRA a
británicos en el extranjero durante los años 80. Seguimos
a una inspectora holandesa que conoce bien el conflicto. Ha publicado un libro
sobre el tema al que nadie ha hecho mucho caso. Hasta ahora. De ahí que la
pongan al cargo de la investigación. Hay
bastantes cosas que se siguen con interés y otras que suenan a demasiado
manidas. Como en muchas producciones de este estilo a veces tiene más peso la
reconstrucción de época que la narrativa en sí. Está muy bien la puesta en
escena ochentera. Respecto
al desarrollo de la investigación hay altibajos. La serie sabe mostrarnos por
qué la mirada de la inspectora es importante, por qué difieren los atentados
del IRA de otro tipo de investigaciones. Era un problema nuevo al que no se
habían enfrentado en Holanda y ella sabe cómo procesarlo. Pero hay otras cosas
demasiado convencionales que ya hemos visto en exceso. En cualquier caso es una propuesta que se distancia lo suficiente de los arquetipos y se sigue con interés. El
final me gustó. Esa victoria/derrota. La victoria desde un punto de vista
policial, la derrota desde un punto de vista político. La película juega bien
esa baza y cierra adecuadamente.
Cuando
llevaba 10 minutos de película empecé a sospechar que pretendía provocar
carcajadas. No risas. Carcajadas. Y lo más que había logrado de mí era una
sonrisilla medida. A
los 20 minutos de película sospeché que aquello, muy probablemente, ya no iba a
llegar a parte alguna, que no habría trama ni desarrollo ni una dirección. Que
sería simplemente eso: una sucesión de gags con voluntad de ser graciosos sin
lograrlo casi nunca. El
verdadero problema de La burbuja
es que se cree El guateque. El
problema de Apatow es que se cree Blake Edwards. Y es muy difícil
luchar contra eso. Contra lo que uno piensa de sí mismo por muy equivocado que
esté. Yo le doy una pista a Apatow por si la quiere aprovechar: el guión
de El guateque era de hierro.
El suyo parece escrito en 10 minutos. Si es que hay guión, porque muchas cosas
parecen dejadas a la improvisación confiando en que el humor actúe por casualidad,
por ser Apatow quien es. Bueno.
Pues el mundo no funciona así. La
película se vuelve más y más inaguantable a cada minuto que pasa. Puedes
tolerar los 20 primeros porque no sabes lo que te viene encima, pero los 100
siguientes no tienen justificación alguna. Lástima
de reparto desaprovechado.
-Si
mi mejor amigo me enterrara vivo y yo consiguiera salir, no saldría muy
contento. Policiaca
británica. 2 capítulos nada más. Aunque de 90 minutos cada uno. 2 casos. Roy
Grace. Comisario. Personas desaparecidas. Su propia mujer desapareció. Sabe lo
que sienten las familias. La angustia, la desesperación. Lleva tanto en ese
trabajo, está tan implicado, que lo prueba todo. Incluso acudir a adivinos. Y
eso no queda bien en los juzgados. Me
gustó más el primer capítulo que el segundo. El segundo es excesivamente crudo,
sórdido. Además el primero maneja mucho mejor la intriga. Es desconcertante. No
sabes muy bien lo que ocurre y la cadena de acontecimientos te va descolocando. También
resulta interesante la psicología de Grace. Ya veterano, va a lo suyo, sin
importarle lo que opinen otros, si le ascienden o le degradan. Hace lo que
tiene que hacer para salvar a la persona, lo demás son cosas colaterales que
interesan a los jueces o políticos. Algunas
conversaciones apenas se entienden porque alguien pensó que subir la música era
buena idea.
En
fin. Que me dicen que diga algo más de los Oscar. Y pienso en razones por las
que deberían dejar de existir. 1.
Para estar nominado existe una normativa ideológica. No es infrecuente, pero
sólo pasa en las dictaduras. La representación/inclusión/corrección política es
más importante que la creación y el arte. Exactamente como en una tiranía. ¿Qué
pasó con aquello de que los artistas deben ir contra el sistema? 2.
Han dejado 8 categorías fuera para no alagar la retransmisión. Eso significa
que interesan más los ingresos publicitarios que el cine en sí. La edición queda
fuera, por ejemplo. Eso es demencial. 3.
Relacionado con lo anterior. ¿Han oído hablar de las plataformas? No tienen por
qué retransmitirlo por televisión. Pueden hablar con cualquier plataforma, con
Google, Youtube o quien sea. ¿En qué siglo viven? 4.
Otra derivación: siguen castigando a Netflix. Siguen cerrando los ojos al mundo
real. 5.
Un Oscar que sí se retransmitía era la mejor banda sonora. Hans Zimmer,
que sabe que los Oscar son una piltrafa, estaba de gira con su orquesta. Si a Zimmer
le importa el Oscar un bledo, ¿por qué habría de importar a alguien? Ahí, en bata, en algún lugar lejano. 6.
Porque dan el Oscar a cosas como Coda.
Un remake peor que el original, una
película mediocre. El productor americano ha usado las técnicas de los hermanos
Weinstein, a quienes conoció bien. ¿No han aprendido la lección? 7.
Porque dan el Oscar a Encanto
porque es de Disney. Es mejor Los
Mitchell contra las máquinas pero es que incluso, dentro de Disney, era
mejor Raya y el último dragón.
Lo populachero antes que el arte. 8.
Porque hay un Oscar del público como si eso significara algo. Lo gracioso es
que Spider-man lo promovió para
llevárselo de calle y así Disney, de nuevo, se promocionaría como la mejor
película, y resulta que se lo lleva Zack Snyder. Zack Snyder, por
todos los dioses del panteón de Dc y Marvel. Zack Snyder. La mejor
prueba de por qué los fans no deberían votar, la mejor prueba de lo poco que
saben de cine los fans de algo. 9.
Por todo el tinglado de la bofetada. Ahora hablan de retirar el Oscar a Will
Smith. ¿Qué más da? Que se lo quiten, que se lo quede, que le den 15 más. El
Oscar ahora mismo tiene el mismo valor que una gominola. Tal vez menos. 10.
No la puedo decir. Estamos en una dictadura, ¿recuerdas?
Dos
matrimonios se reúnen para hablar acerca de una tragedia que ocurrió años
atrás. A un lado de la mesa Martha Plimpton y Jason Isaacs, al
otro lado Ann Dowd y Reed Birney. Hace
unos días hablaba de Golpe de suerte,
una endeble propuesta fílmica de corte teatral. Mass tiene todo lo que un producto así debe tener. Es
dificilísimo escribir un guión como éste. No pasarte, no quedarte corto, no caer
en lo sentimental, no ser moralizante, evitar efectismos… Y Franz Kranz
lo borda. Un guión potente, emocionalmente desgarrador, sobrio, contundente. Cuatro
actores en una sala que se entregan al proceso de desgaste, a la destrucción
emocional, a las sacudidas del drama. Cuando Martha Plimpton dice que
está agotada, pensé: Normal, chica, lo
estoy yo. La
película es, sobre todo, eso: una sala y cuatro actores. Hay algún espacio más
y algún intérprete más. Pero el núcleo pesado está ahí. En los primeros y
medios planos, en la concisión del estilo, en la fuerza del trauma. Hay leves
salidas de ese espacio. En un momento demoledor un plano de serenidad, de
oscuridad, de paz. Una pausa entre asaltos y vuelta a ese cuadrilátero de dolor
verbal, de incomprensión, de indagación sobre el infierno de la soledad. No
es una película para entretenerse ni para ver cuando estás en horas bajas. Hay que
verla con el ánimo alto. Ya se encarga ella de ponerte en tu sitio. Un
pequeño fallo en mi opinión: se prolonga demasiado el suspense acerca del
detonante. Quizá el único punto de artificio. En cambio me pareció muy lograda
toda la irritante parafernalia alrededor de las flores. Muy
buena película.
1.
Pues gracias a Will Smith apenas se habló de los Oscar. Es irónico que
unos premios, más preocupados por el buen rollo que por el cine, destaquen por
un guantazo. 2.
El 28 de junio llega la temporada 2 de Solo
asesinatos en el edificio. La primera fue tan buena que probablemente
ésta me decepcione. 3.
Se dio la vuelta a la tortilla. Ezra Miller ha montado dos escándalos
consecutivos, así que, en la presentación de Animales fantásticos, la cancelada Rowling reapareció y Miller
fue el cancelado. Esta saga tiene demasiados problemas perimetrales. 4.
De Morbius puedo prescindir
bien a gusto. Me gusta lo que suele hacer Daniel Espinosa, pero no tanto
como para tragarme otra película clon de Marvel que, encima, tiene de
protagonista a Jared Leto, el peor Joker que se haya hecho jamás.