Los niños no me dicen mucho. No sé qué les parecerá a los peques. Es posible que sí les guste ese toque de independencia, atiborrarse a chuches, hacer trastadas. La road movie creo que funciona mucho mejor. O funciona mejor por momentos. Es también muy simple pero tiene ocurrencias divertidas y uno se plantea qué tiene Santiago Segura en la cabeza, las cosas que va imaginando cuando va por ahí. Lo de la ambulancia, la guardia civil…
En cualquier caso es evidente que la idea funciona. En un cine español que se empeña en repetir la fórmula (cansina) del drama de medio pelo porque considera que eso es cine de autor, Segura ha vuelto al cine de siempre, al entretenimiento de masas. ¿Que la gente no ve cine español? Pues depende. Si le das lo que quiere, sí va. Y recauda.
La única pega que le pongo es que, como Segura sabe que funciona, no se esfuerza mucho. Un poco más de trabajo en el guión, alguna escena más icónica y espectacular, un giro más elaborado, no le vendrían mal. Pero este es el camino. Y hay que tener narices para terminar en plan Casablanca.
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