-Me
gustaría vivir en un pueblo. Cultivaría la tierra por la mañana. Siesta por la
tarde. Bajo un árbol.
Como
si no fuese india. Está hecha en India, con gente india y el ambiente de la
India. Pero conceptualmente es plenamente occidental. Sin bailes, sin las
estructuras típicas del cine indio. De hecho, en una de las escenas, Ritesh
Batra desguaza los tópicos del cine indio.
Y
eso que es romántica. O, más bien, anti-romántica. Está más cerca de Antes del amanecer y la trilogía de Linklater
(en su esencia, en calidad aún le queda un trecho) que de las típicas pelis
románticas indias.
Rafi
es fotógrafo callejero. Su abuela le presiona para que se case. Rafi pide a la
desconocida Miloni que se haga pasar por su novia. Y ya está. Pasean, hablan,
se cuentan su vida… Les conocemos y, a través de ellos, su vida familiar.
Me
gusta mucho la interpretación de Miloni, esa tristeza indefinible y desconocida
que nunca llegaremos a entender del todo. Sanya Malhotra la sostiene durante
toda la trama con diferentes enfoques.
Muy
curiosa (ese toque si es muy indio) esa conversación con el fantasma de Tiwari.
Y, claro, qué entrañable, cuánto corazoncito en ese refresco de cola.
Una
película sencilla, amable. Se desliza despacio, no te da ni una explicación y te
deja en la memoria el misterio de los personajes. Toda ella suave melancolía.
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