21/9/19

Ad Astra


Psa.
Tengo mis problemas con James Gray. Un director un poquito pretencioso que cree que tras sus películas hay más de lo que realmente hay.
Me gustan muchas cosas, francamente. Su diseño de producción, escenas y giros inesperados e, incluso, esa perspectiva de una historia de ciencia-ficción en la que lo importante es el mundo interior de los personajes. Es decir: que no tengo nada en contra de las partes lentas que a muchos les cuestan. Al contrario.
Indudablemente hay una clara inspiración en El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, cambiando los trópicos africanos por el espacio. El fondo de la historia habla de cómo el afán de conocimiento puede llevar a la locura, cómo el no establecer prioridades nos descamina, cómo abandonar la ruta de las relaciones humanas nos deshumaniza.
No es poco, ciertamente. Pero eso no justifica muchas de las decisiones que se toman. La voz en off cuenta cosas que son obvias y no tendría por qué contar (Brad Pitt es un actor muy bueno y sabe cómo transmitirlo). En cambio otras cosas, otras reacciones, quedan un poco cojas.
En esa transmisión de la interioridad hay, con frecuencia, demasiado artificio. Y el final, tal y como lo plantea, deja un poco indiferente. Le falta fuerza.

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